𝙲𝚛𝚒𝚜𝚒𝚜

578 64 0
                                    




Víctor


Llevaba más de diez minutos mirándome en el espejo del baño, mis manos fuertemente sujetas del lavamanos, había lavado mi rostro con agua fría y las gotas aún bajaban por mi frente, pero este sentimiento de impotencia, el coraje, y el dolor seguían instalados en lo profundo de mi alma.

mi pecho aún subía y bajaba violentamente, porque sus palabras resonaban constantemente dentro de mi cabeza, una y otra vez, su mirada estaba congelada en el reflejo de mis pupilas.

me recordaba que tenía una misa que dar allá afuera y que ya iba tarde. Pero como podía salir sintiéndome así, saber lo del padre Eduard había cambiado algo en mi mente, ya no solo era el hecho de haber perdido a mi Dani, sino que me había dado cuenta de lo falso que resultaba todo esto, tendría que salir a dar una misa siendo el peor de los pecadores, me merecía este devastador sentimiento de angustia.

La crisis era también notoria físicamente, mis ojos estaban rojos y ardían demasiado porque había sido incapaz de dormir toda la noche, Gruñí y volví a echarme agua en el rostro, intentado con esto-fallidamente- borrar esas palabras que me taladraban la mente, el agua había sido para mi un símbolo purificador, por mucha agua en mi rostro no conseguía volver a la realidad, el agua no podía apartarme de la dura verdad.

Cuando Dani pronunció esas palabras, aunque habían salido de sus labios no pude creerlas, me negaba a creer que eso era cierto, ellos dos...¡No!

Él único pensamiento razonable que cruzó por mi mente era que él había obligado a Dani hacer algo, a cambio de algo, debió chantajearla, pero no...mi Dani  era más inteligente que eso...Pero definitivamente había algo detrás de todo esto, el debió obligarla, tuvo que robarle un beso,  algo...pero ¿porque ella no me dijo nada entoneces? Si él la estaba hostigando yo pude defenderla, como siempre lo hice, manteniéndolo a raya, lejos de ella.

La ira me invadió al sólo pensarlo, no me di cuenta hasta después que había estado presionando mis mandíbulas con fuerzas, sentía la sangre caliente fluir por mi cuerpo preparándome, mis músculos dolían y las uñas se me clavaban en mis palmas porque mis puños estaban tensados. Por primera vez en toda mi vida había querido lanzarme sobre alguien y matarlo a puños, solo de imaginar que él le hizo daño.

Mi corazón latía violentamente contra mi pecho y nuevamente sentía esa sensación de ira invadiendo mi cuerpo, me tomó todo mi esfuerzo volver en mi porque robert, El corista y profesor de música. Entro al baño y Toco la puerta para capturar mi atención.

—¿Víctor? Te estamos esperando allá fuera. ¿Todo está bien? —dijo, dudando un poco al verme en ese estado.

Asentí. Mis ojos fuertemente cerrados.

—Dame solo un momento más.

Limpie mi rostro con una toalla, tomándome todo mi tiempo.

Ninguno de los dos me miró a los ojos, mientras hablábamos con el director, no lo había creído jamás, sino hubiera sido porque todo el tiempo ellos compartieron miradas de complicidad, como si solo con un gesto pudieran entenderse entre ellos.

Notar esa extraña comunicación entre los dos fue jodidamente doloroso.

Porque yo creía tener ese vínculo con mi Dani y lo sentía especial.

No me di cuenta hasta ese momento en que me dirigía hacia la capilla que esta sería la última misa del año escolar, pronto se terminarían las clases y todo habría terminado. Yo había ideado toda una vida a su lado, y ahora mi futuro era incierto.

La misa comenzó con el canto inicial, pero esta mañana no estaba de humor para cantar, mi mirada era intensa y estaba fija en una y sola una persona, que había localizado en segundos entre la multitud.

Pero ella tenía su mirada fija en el suelo, distante y triste estaba demasiado ensimismada en sus pensamientos cómo para darse cuenta que yo la miraba por eso me permití quedarme un momento más observándola.

Mi Dani se veía tan triste, que me recordó la primera vez que la vi y el instinto de protegerla volvió a invadirme como aquella la primera vez, me había prometido que nada nublaría esos ojos, pero verla así algo dentro de mi se quebró. No importaba lo lastimado que me sintiera por lo que ella había hecho, dolía pero dolía más verla así. Solo quería acercarme a ella, arrodillarme para estar a la altura de sus ojos, acunar su rostro y decirle que todo estaría bien, que no tenía que estar triste. Pero como podría caer eso si ya le había fallado, con que rostro podría llegar donde ella si le había prometido tantas veces que no dejaría que nada la lastimara y no pude protegerla de él.

Cuando levantó su mirada y encontró la mía, clavada fijamente en ella y nadie más que ella, cuando nuestros ojos se unieron pudo darse cuenta de mi fue en breve instante me miró dolida, no pude hacer otra cosa que apartar mi mirada de ella. Aunque doliera. necesitaba saber qué había pasado en verdad, pero antes...Si quería estar para protegerla a ella. Primero necesitaba asegurarme de estar bien yo.




***

Yo Confieso...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora