𝙳𝚎𝚜𝚎𝚘𝚜

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Y vino Jesus al mundo
Para salvar a los pecadores
De los cuales yo soy el peor de todos.
—Timoteo 1:15







Recibir catecismo era una tortura, un castigo que estaba a la altura de mis actos, todo lo que el padre Eduard decía se basaba en prohibiciones, lo que la iglesia decidía que se podía se o no se  podía hacer para no arder  en el fuego eterno.

el aburrido parloteo del padre Eduardo me habia obligado a desviar mi completa atencion hacia la ventana con el proposito de mantenerme despierta, porque su sermon que se habia extendido durante una hora y media, me hacian sentir que mis parpados pesaban una tonelada. Su vocación para la enseñanza era tan inexistente como mi fe.

En cambio los sermones que el padre Víctor pronunciaba en las misas de los Domingos, eran mucho más animosos, me cautivaba por su forma de hablar, lo hacía con pasión y amor.
El genuino amor por lo que hablaba se notaba en el, Pero el padre Eduardo en sus clases hablaba de forma tan monótona y formal, con particular manierismo, que desconocía la mayoría de las palabras que decía.

Por alguna razón el padre Eduard siempre vestía de negro, enfundaba toda su esbelta figura en ropas oscuras, y unido a su melena tan negra como la noche, le daban un aspecto intimidante, no de mala manera porque en su  rostro había una belleza rara y pálida, pero su personalidad cuadrada y rígida le jugaban muy en su contra.

Observé el bello dia que hacia afuera, y fue sencillo perderme en mis pensamientos, me imaginaba afuera levantandole felizmente el dedo central al el enorme edificio medieval del internado y escapando lo mas rapido hacia la puerta, hacia la libertad, aunque tambien era cierto que no tenia donde ir, pero esto solo hacia la aventura mucho mas interesante, porque no habia nadie extrañandome en ningun lugar y en consecuencia todo me esperaba alla afuera. Fantaseaba muchas veces con recorrer los paises como un nomada yendo a todas partes, despues de todo mi tia estaría feliz si me desapareciera.

—...Tal vez nos comparta su opinion señorita Daniela, sobre lo que acabo de decir. —dijo el hombre, con en su clasico tono mordaz y sarcástico. Nunca había sido su favorita, de hecho servia como chivo expiatorio de la clase, pero es que era imposible prestarle atencion a la clase de un hombre fanatico extremo de la religion ortodoxa.

Su humor no era así siempre, él era un amor con las demás alumnas que participaban en los coros y ayudaban en otros eventos, en otras palabras: las alumnas de familias muy católicas.

—Eh, pienso que deberimos ser siempre una buena persona y amar al projimo.  —di mi respuesta generica, normalmente siempre funcionaban. Por su expresión de odio supe que le habia atinado pues no tenia nada que protestar al respecto.

—Muy bien. Es curioso, pero esa fue la misma respuesta que me dio la clase pasada. —observó, con una sonrisa perspicaz, Yam altanero como si me hubiera atrapado haciendo algo.

—Y será la misma en la siguiente clase tambien. —concluí, dejandolo de piedra. Casi podía ver el músculo que sobresalía de sus mejillas tensas.  —porque el sermon de hoy es el mismo de ayer y sera lo mismo el proximo mes y dentro de un siglo, como dijo Oscar Wilde los sacerdotes jamás piensan, solo repiten lo que a los 18 le dijeron que tenían que decir.

Tanto él como la clase se quedó en un sofocante silencio. El padre Eduard estaba atónico con mi osadía, Aparentemente  nunca nadie les habia informado como eran las cosas en la religion, algunas me lanzaban miradas de asco. Si ya me consideraban satanica por no creer en Dios que caso daba ya guardarme mis pensamientos.

—Oscar Wilde, Curioso. —dijo soltando una risa sarcástica, mientras mantenía una extraña tranquilidad. —Si...Terminó en desgracia pudriéndose en la cárcel por homosexual y muriendo en soledad. Que gran modelo a seguir, Daniela. —observó en el mismo tono frío habitual, aunque estaba rojo de ira. Entendí su reacción tan calculadora cuando continuo:  —Como ya se habrá dado cuenta, padre Víctor, ha llegado en un buen momento.

Yo Confieso...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora