𝙲𝚘𝚗𝚜𝚎𝚌𝚞𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊𝚜

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Dani

La escena de ese beso se habia estado reproducionedo una y otra en mi en mi cabeza atormentandome toda la noche, me fue imposible dormir, no podía para de bostezar esa mañana cuando me dirigía a la biblioteca   Para tratar de terminar una tarea y así mantener mi cabeza ocupada.

Había estado tan nerviosa, preocupada y fascinada por el beso que ni siquiera pensé en las consecuencias de haber golpeado a Claudia. El recuerdo vino de golpe a mi mente cuando caminado por el pasillo la vi salir de la oficina del director, completamente en lágrimas, nadie iba ahí amenos que hubiera hecho algo grave.

¿Acaso el padre Víctor había tenido que ver en eso?

Su amiga Aria la estaban esperando afuera medio para consolarla medio para saber el chisme, le frotaban la espalda y le quitaban el cabello de la cara mientras ella lloraba, sujeté mis libros a mi pecho e intenté pasar de largo, pero sus lágrimas de cocodrilo se detuvieron de golpe al verme y fueron sustituidas por una expresión de odio y venganza.

Aquí vamos de nuevo.

—Fue por culpa de ella. –bramó. —¿Que fue lo que le dijiste al padre Víctor sobre mi?

Camino hacia mí obstruyendo mi camino, pero esta vez tanto Claudia como Aria se mantenía a una distancia prudente.

—No sé de que mierda me hablas. —respondí e intente avanzar pero se volvió a interponer en mi camino, manteniéndose cautelosa.

—¡El director estaba furioso conmigo! Llamaran a mis padres por tu culpa, inventaste que fui yo la que le hizo eso a tu biblia...Daniela, dime qué que mas fue lo que le dijiste de mi!? —masculló, entre preocupes y amenazadora.

—¿No lo sé, hay algo en partícular por lo que estés preocupada? —respondí en tono sarcástico enarcando una ceja, sus ojos cristalinos bailaban buscando en mi mirada una señal, cuestionándose si había sido capaz de delatarla.

—¡No juegos conmigo! Dime que fue exactamente lo que dijiste —advirtió, pero ya no era la tipa intocable que me daba órdenes para que ocultara su hierba o robara por ella. Era una versión más patética.

—¿Que te preocupa que descubran? ¿que no eres la chica perfecta que aparentas? ¿Que fumas y te emborrachas con los vinos de la capilla? —me burlé. —¿cual de todos tus secretos es peor? O quien sabe, tal vez ya se dieron cuenta de todos...

La sensación de torturarle la mente era gratificante, ella estaba al borde del colapso, me miraba con ojos desencajados, no podía imaginar lo que estaría sintiendo, su fachada de niña perfecta aspirante a monja se le estaba desmoronando, su mirada era una mezcla entre terror y deseos de matarme. No era para tanto, apostaría que sus padres iban a solucionarle todos los problemas, por lo que sabía eran igual que ella de superficiales preocupados en el qué dirán.

—Tu...no tienes idea de lo que acabas de hacer! —habló como una loca mientras se abalanzaba sobre mi. —...Tu no sabes nada de lo que esto significa....

—¿No aprendiste la ultima vez o es que quieres otra ronda? —le advertí, la esquive para seguir mi camino pero ella no se dio por vencido.

—Ya no lo arruines más, Clau. —dijo Aria, mientras la detenía. Ella entró en razón rápidamente, se limpió las lágrimas y sonrió malévolamente.

—Si, tienes razón. Iré a hablar con el padre Eduard, él hará cambiar de opinión al director para que no llame a mis padres y será mejor que vayas con cuidado, Daniela. Cuando esto se aclare y las cosas se calmen...desearás estar muerta. —dijo, para luego largarse.

Yo Confieso...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora