𝙲𝚞𝚕𝚙𝚊𝚜

649 59 1
                                    



Dani


Una monja me había sacado de mi clase de historia, me había pedido que la acompañara sin darme mayor contexto, y mientras avanzaba por los pasillos hasta la oficina del director todo tipo de pensamientos cruzaban por mi mente, ¿le había sucedido algo a mi tía? no, porque la monja me había dicho que no sabía el motivo, así que repase las cosas malas que hubiera estado haciendo últimamente pero había sido muy cuidadosa con Víctor, a no ser que alguien nos hubiera visto la noche anterior en el pueblo y digo claro que si nos vieron pero eramos dos personas más.

Esto de guardar secretos estaba matándome

—Adelante. —me invito a pasar la madre, ella se quedó afuera. La analicé un rato largo antes de animarme a abrir la puerta, pero no hubo ni un gesto en ella que me anticipara lo que sucedía, así que abrí y entre.

Tres figuras se giraron para mirarme cuando entre a la oficina del director y fue como un deja vú.

Recordé esa ovación en la que ambos padres discutían sobre mi educación con el director, pero esta vez el ambiente era más lúgubre, había un pesado silencio, como si alguien hubiera muerto. Busqué en la mirada de Víctor que se encontraba a unos pasos de la puerta, pero éste no me observaba, su mirada se había vuelto fría y se encontraba en cualquier parte menos sobre mi, de la única persona que pude obtener algo de información fue sorpresivamente del padre Eduard, porque me miraba con intensidad, me miraba directamente tratando de penetrar dentro de mi alma con esos ojos negros como pozos, sabía que trataba de decirme algo.

Todas las alarmas de mi cuerpo se activaron, algo no iba bien.

¿Acaso él nos había delatado a Víctor y a mi?

—En verdad es necesario que ella esté aquí también director? —cuestionó el padre Eduard. —Todo lo que sucedió no es más que mi culpa, como ya le expliqué

Mi corazón latía erráticamente y no entendía que estaba sucediendo. El director estaba enfadado, con los índices juntos bajo su labio.

—Daniela. Esta mañana me han notificado de un hecho que está sicediendo dentro de las paredes de este internado. El padre Eduard me lo confirmó pero quiero escucharlo de ti.

Mis cejas se arquean mientras lo escucho, no puedo estar más confundida y apenas me doy cuenta que estoy conteniendo mi respiración. ¿A qué mierda se refiere?
¿el le contó sobre Víctor y sobre mi? inmediatamente giró a mi izquierda donde encuentro la mirada del padre Eduard muy fija en mi, y solo me asiente con la cabeza condescendiente.

La señorita Camila descubrió al padre Eduard esta mañana, con una alumna en una situación bastante comprometedora. —él se acomoda en un sitio para decir lo siguiente, yo solo puedo quedarme inmóvil como una estatua y tragar grueso. —Para ser más específico los han visto besándose esta mañana en la capilla. El padre Eduard dice que estaba en tu compañía. Daniela, ¿eras tú esa chica?

Lentamente mi mirada pasa a ser de horror ante la sola idea, mis ojos ruedan hacia mi izquierda donde el padre Eduard me miran en una complicidad. Levanta una ceja como diciendo con sus ojos que ni se me fuera a ocurrir.

Así que uni los cabos y rápidamente me doy cuenta de lo que está haciendo.
La chica los había visto y ahora él me está usando como carnada para no culpar a su perfecta novia, para no manchar su reputación.

Y entiendo de pronto esa mirada indescifrable que me devuelve, está pidiéndome que le siga el juego.

Pero esta vez no es amenazante, casi está suplicando con su mirada.

Yo Confieso...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora