Meant to be || Sellen [Cravity]

23. Iced Americano

𝓘𝓬𝓮𝓭 𝓪𝓶𝓮𝓻𝓲𝓬𝓪𝓷𝓸

Allen tenía el tiempo de su lado, iba temprano para todo lo que haría en el día. Debía llevarle unas cosas a Jungmo a la empresa que el menor manejaba. Entró en un cafetería para pedir un Iced Americano, algo que necesitaba para comenzar su mañana y sentirse como el ser humano que era.

La cafetería estaba un poco llena, pero nada que le robase nada más de cinco o siete minutos. Pidió su café para llevar con la trabajadora delante suyo, ágilmente la mujer registró el pedido y con voz un poco mecánica respondió que el café estaría en dos minutos.

Al moverse a la fila de despacho, solo tuvo que esperar a tres personas antes de que le diesen el café.

—¿Allen, verdad? —preguntó la chica mientras colocaba su nombre en el vaso.

El mencionado respondió con un escueto "sí" y la chica preparó el pedido. Allen revisaba su teléfono, coordinando con la gente de la academia de danza si todo estaba listo para la presentación que tendrían el jueves y en otro chat hablando con el organizador de eventos para escoger los mejores manteles y flores para la celebración que se venía dentro de poco. Como siempre, él era una persona multitareas.

—Aquí tiene.

El chico americano tomó el café y salió de la fila, dispuesto a seguir con su rutina diaria.

—¿Allen? ¿Eres tú?

Volteó su mirada y detrás de él estaba alguien que era inconfundible ante sus ojos. Ahora tenía el cabello castaño oscuro, pero sus ojos marrón oscuro eran los mismos, portaba una bufanda hecha a mano de color beige, abrigo largo del mismo color, camisa blanca y jeans negros.

—¿Park Serim?

El mayor de ambos sonrió, mostrando esa hilera de dientes tan linda que al americano le sacaba una sonrisa.

—¡No has cambiado nada! ¿Cómo estás?

—Bien, muy bien... ¿y tú?

—Bien... eh, ¿sigues bailando?

—Sí, aun lo hago, ya sabes, me encanta bailar.

Ambos tuvieron una sensación un poco extraña al recordar que no se habían visto en tantos años. Sonreían, aunque no terminaban de comprender porque lo hacían al ver al otro.

—Tampoco has cambiado mucho, solo el color de tu cabello, ya no lo tienes negro —Serim tocó su cabeza inconscientemente.

—Tienes razón, pero han pasado años desde la última vez que te vi, ¿quieres tomarte ese café conmigo?

Allen vaciló en su respuesta, realmente algo dentro suyo le decía que debía hacerlo.

—Está bien, vamos.