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Camila se aproxima a él rápidamente y cuando sus miradas se encuentran nos esbozan una sonrisa.

— Cami... — Èric la abraza.

Ella corresponde al abrazo, pero unos segundos después se separa de él bruscamente, así que Èric hace una mueca de confusión.

— ¿Dónde estabas? ¿Por qué no respondiste mis mensajes? ¿Por qué me ignorabas? ¡Dios, Èric! ¡Me preocupé por ti! — reclama y con justa razón.

— Cami, Cami... — trata de tranquilizarla. — Entiendo tu enojo, justamente estoy aquí para decirte todo... — expresa con cierto nerviosismo.

— Vale, dime lo que tengas que decirme.

— Podemos ir a un lugar más privado, no es normal que todos se me queden viendo. — pide.

— Eres jugador del Barcelona, debes de estar acostumbrado a eso. Y no sé, tengo poco tiempo, en dos horas tengo que estar en la agencia para mis prácticas.

— No tardaré ni una hora, Cami, será rápido. — súplica.

— Está bien, hay una cafetería cerca de aquí, tiene un estacionamiento, ¿vamos?

— Sí. — sonríe.

Tanto Èric y Camila se dirigen a sus respectivos autos, conducen hasta la pequeña cafetería que no está ni a cinco minutos de la universidad, dejan sus autos en el estacionamiento del sitio para después entrar juntos al establecimiento.

Una de las meseras que atendía se acerca a ellos, como es costumbre, resultó ser fan de Èric así que no dudo en pedirle una fotografía, posteriormente les tomó su orden y se fue dejando a ambos amigos solos.

— Y bien... — Camila lo mira expectante.

— Sí, bueno... Perdóname por estos días que no hablamos...

— Èric, ¿Hice algo malo? ¿Te molestó alguna actitud mía aquella noche?

— ¡No, no, no! — dice rápidamente. — No hiciste absolutamente nada malo, Cami.

— ¿Entonces? ¿Por qué me ignorabas?

— Porque fui yo el que hizo algo... Camila si te lo digo te enfadarás conmigo...

— Èric... — lo observa preocupada. — Jamás me enojaría contigo, ni puedo estar enojada contigo, menso.

— Hay Cami, no sé cómo decírtelo...

— Solamente dímelo... — ella toma su mano juntándola con la suya. — Vamos te escucho.

El español la observa fijamente, sabe que si le confiesa lo que sucedió con Ana aquella noche y aún peor, que han mantenido algunas salidas, su amiga se enojara y la lastimara de alguna manera. Èric no es ajeno a los sentimientos de Camila hacia él, lo sabe perfectamente, así que no es capaz de herirla, no de esa manera.

— Mejor olvídalo, prometo que luego te diré. — suspira.

— Èric, sabes que siempre puedes hablar conmigo de lo que sea, ¿verdad?

— Si, lo sé. — sonríe.

— Jamás, escucha bien esto Èric, jamás podría enojarme contigo.

— Tampoco podría estar enojado contigo por mucho tiempo, te quiero mucho Cami, en verdad, gracias por todo.

— Estaré siempre para ti, Èric, siempre. — reitera.

Por su parte Èric sonríe y observa sus manos juntas, encajan perfectamente, lamentablemente él jamás podría verla con otros ojos, Camila es su hermana pequeña, a quien debe de cuidar y proteger de todo lo malo. Además, que para este punto su corazón ya estaba ocupado y esto fue un amor a primera vista.

Las órdenes de ambos llegan, le agradecen a la chica que los atendió y almuerzan lo que pidieron entre una armoniosa charla, esas pláticas que Camila extrañó tener con su mejor amigo, ahí prácticamente el tiempo se detenía y sus problemas se olvidaban.

Con Èric a su lado todo es felicidad y alegría.

— ¿Cómo te fue en tu examen? — pregunta el defensa español tomando por sorpresa a Camila.

— ¿Qué?

— Sí, tu examen que tenías hoy.

— ¿Cómo es que tú...?

— Ayer fui a verte a casa de Mar y Ronald. — Confiesa.

— ¿Fuiste a verme? — luce aún sorprendida.

— Sí, me enteré de la pelea que tuviste con tu madre, me preocupe porque no sabía dónde estabas, hasta que recordé a Mar, así que fui a su casa y te encontré dormida en el estudio junto a todos tus apuntes.

— Entonces tú...

— Sí, yo te llevé a tu habitación, debías dormir bien para estar lista está mañana. Espero que eso haya servido de algo. — sonríen.

— Y sirvió muchísimo.

— Me dirás qué sucedió con tu madre.

La dormida de Camila se desvanece al escuchar a su madre, no quería recordar lo que sucedió unos días atrás, pero tampoco sería justo para Èric evadir el tema, pues es notorio que está preocupado.

— Discutí con mi madre, resulta que Ana va a vivir en la que es mi casa y ella no le consulto nada, eso fue la gota que derramó el vaso, así que peleamos y me dijo que si ni aceptaba el hecho de que mi prima viviría con nosotros me fuera y eso hice.

Èric se sorprende por esto último, aquello Ana no se lo contó, al menos no que él lo recuerde.

— ¿En verdad tu madre te dijo eso?

— Si, por eso me fui, te llamé esa noche porque no sabía donde dormir, sin embargo, no respondiste, entonces me fui a casa de Mar y Ronald.

— Ay Cami... — Èric limpia las lágrimas que cae del rostro de su amiga. — Lamentó no estar para ti cuando en verdad me necesitabas.

— No pasa nada, supuse que estabas ocupado.

— Mira, hablaré con tu madre...

— No, Èric, no. — interrumpe. — Estoy harta de vivir en ese ambiente tóxico, por años lo he soportado creyendo que mínimo mis padres me querían, pero eso fue una completa mentira.

— ¿De qué hablas? — la mira sin entender.

— Mi madre antes de la boda de Jimena, justo cuando fuimos a comprar tu traje me dijo que ella y mi padre preferían a Jimena que a mí... eso Èric me hizo darme cuenta de la farsa en la que estaba viviendo... Y es doloroso enterarse que a nadie le importas, que nadie te quiere... — La voz de Camila se va rompiendo poco a poco así que Èric se levantan de su asiento y va a abrazarla. — No quiero volver, no por ahora...

— No te voy a presionar, si no quieres volver yo respeto tu decisión. — Èric se separa de ella y limpia las lágrimas de sus mejillas. — Estaré siempre para ti Cami, no estás sola, nunca lo estarás.

Camila lo abraza como si no hubiera un mañana, esto es lo que necesitaba, necesitaba que Èric la escuchará y sobre todo, que le dijera que todo iba a estar bien.

Èric se había convertido en su todo en muy poco tiempo, algo que tal vez le cueste muy caro.

𝐂𝐎𝐍𝐒𝐄𝐉𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐀𝐌𝐎𝐑 || ÈRIC GARCÍA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora