Cap 3

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                                            Narrador omnisciente.

     El cielo oscurecía, la noche aparecía. Quién diría que el día anterior recién se había enterado de esa fiesta. Vanessa se encontraba a un lado de Sebastián. El pelinegro, andaba muy metido en sus pensamientos. ¿Que pensaba nuestro querido Sebastián? Pues, pensaba en gatos. Sí, sí. Muchos pensaran "¿Por qué pensaba eso?" No lo sabemos, simplemente lo pensaba y ya.

     Vanessa movía sus pies. Para adelante, para atrás. Se aburría. Ella quizo ir a investigar el tren, ver la cafetería e incluso comer algo allí. Así que decidió preguntarle a Sebastián. Él le dijo que si, pero tenía que ir el ya nombrado con ella. Vanessa no dijo una palabra, solo asintió, así que salieron. La peliceleste iba dando saltitos cortos. Podrá tener 20 años, pero mentalmente 12.

     El mayordomo pensaba que a sus ojos, Vanessa era muy tierna. Él sentía una leve atracción sentimental hacia la condesa, pero no le era permitido formar lazos con ella, más allá de una amistad. Se vería muy mal. Nadie lo aceptaría. Y si Ciel se entera, le prohibiría verla. Él la quería tanto... Sebastián maldecía para sus adentros. ¿Por qué tuvo que ser un maldito demonio, mayordomo del hermano de Vanessa y no un simple plebeyo o un conde para pasar su vida con ella?

      Llegaron a la cafetería. Era muy elegante. Había una araña de luces en el techo y una barra en el lado izquierdo. Había mesas y sillas por todo el lugar. Sebastián y Vanessa se sentaron en una mesa en una de las esquinas. Ambos se miran fijamente, como si fueran a decir algo. No habían hablado desde que Vanessa abrazó a Sebastián.

      -Yo...- Dicen al mismo tiempo y Vanessa ríe.

      -Habla tú primero- Dice Sebastián.

      -Bueno, amm... Lo siento si te incomodó- Vanessa mira hacia otro lado, mientras el mayordomo niega.

      -No me incomodó, tranquila. Al contrario, me agradó- esto último dice susurrando, para que ella no lo escuche- En fin, ¿traigo lo de siempre?

      -Sí, por favor- Cuando Sebastián se va, ella sonríe. Llegó a escuchar perfectamente lo que dijo. Luego de un rato bastante corto, se acerca Sebastián con una bandeja. La bandeja tiene té y las galletas  favoritas de la condesa.  El mayordomo deja la bandeja en la mesa y se sienta en su lugar.

      -Señorita, ¿le puedo decir algo?- Pregunta Sebastián, sirviendo el té y dejándole la taza en frente de ella.

      -Si, claro.

      -Me gustan sus ojos. Son azules y oscuros como la noche. Si le soy sincero, me transmite paz y tranquilidad cada vez que los miro- Al decir esto, la menor se sonroja levemente y sonríe.

     -Muchas gracias, Sebastián. Sus ojos también me gustan- La música clásica suena por el lugar, dando más tranquilidad. No existe ni una partícula de tensión en el ambiente. Las montañas pasan. La luna está llena, las estrellas muy brillantes. Vanessa agarra la taza de té y toma un poco.

    Luego se ese espectacular momento, ambos regresan a su vagón. Ella se acuesta en uno de los asientos y Sebastián se sienta en el asiento de en frente. Vanessa se duerme y el mayordomo la mira descansar. Parece un acosador. Él se acerca y deja un beso en la frente de la condesa, dándole las buenas noches. El pelinegro sale del vagón y va a investigar el tren. Ciel lo había mandado a investigar el lugar, apenas tenga la oportunidad. Todo esto por si hay peligro. Muchas personas quieren muerta a la condesa.

        Al día siguiente, Vanessa despierta gracias a los rayos de sol. Ella se sienta y bosteza, estirando los brazos y las piernas. Sebastián entra, deseándole buenos días, y que por favor vaya al baño a lavarse la cara y los dientes, para poder ir a desayunar. Vanessa hace lo que dijo el mayordomo y se dirige con él ya nombrado detrás de ella, para poder ir a la cafetería de ayer. La ojiazul piensa en los acontecimientos de ayer y sonríe a la nada. Lo que ella no sabe, es que detrás de ella, está Sebastián haciendo lo mismo.

       Entran al lugar. Y está igual que ayer, solo que con más gente. Vanessa se sienta en una de las sillas de una mesa al lado de la ventana. El cielo nuboso se ve del otro lado. Gotas de agua caen en la ventana. Sebastián aparece con una bandeja y distintas cosas en ella. Un buen desayuno para un día aplastando el trasero en un asiento de tren. Menos mal que ya mañana en la tarde llegarían. El mayordomo se sienta en frente de Vanessa y la mira. Quiere decir algo. Él quiere llevarla a otro lado y estar con ella.

                                           Narra Sebastián Michaelis.

       La señorita se encuentra con la mirada perdida. No sé si está incómoda, su rostro no expresa ningún sentimiento. No veo ningún rastro de incomodidad. Quiero llevarla a otro lado, sé que no le gusta mucho las multitudes de gente extraña. Ella no tocó bocado. Con suerte comió la mitad de una galleta. Me levanto y le tiendo la mano. Igual podrá venir a desayunar cuando haya menos gente. Ella la agarra y se levanta. Yo la guío hacía el lado contrario de nuestro vagón. Vi una pista de baile cerca, pienso llevarla a que pase el rato ahí. Quizá le enseñe a bailar mejor.

       Le abro la puerta y ella pasa. Tranco la puerta por la que entramos, al igual que la otra puerta. Cierro la cortina de ambas puertas con solo un movimiento de mis manos. Con otro movimiento, hago que la música empiece. Vanessa ríe.

        -¿Me permite esta pieza, my lady?- Digo, haciendo una reverencia. Ella acepta y agarra mi mano. Yo la agarro de la cintura y la acerco a mí. Ella coloca una de sus manos en mi pecho, ya que no llega a mi hombro. Ambos empezamos a bailar al ritmo de la música. Ella levanta su cabeza y me mira. Apoyo mi frente en la de Vanessa. La peliceleste me sigue mirando con esos ojos azules que me encantan. Estamos tan cerca que siento su respiración. Ella hace un ligero roce de nuestros labios. Corto la distancia entre nosotros con un beso tierno. Ella me corresponde al beso y la música deja de sonar. Vanessa pone ambas manos en mi pecho y se acerca más, profundizando el beso.

        Ambos nos separamos por falta de aire. Con un ligero sonrojo en su rostro, me sonríe. Yo le devuelvo la sonrisa y la envuelvo en mis brazos, abrazándola.

                                                             ( ˶ ❛ ꁞ ❛ ˶ )

Boenas. Perdón por desaparecer, tuve tremendo bajón.
Me sentí re mal xd
Y nada
Acá estoy 😋
Ok, am...
Lo único que quiero decir, es que el beso no sucedió en el capítulo pasado, pero si en este JFJDJCDJC
No podía dejar pasar la oportunidad, además quedaba muy bien como para no ponerlo, ¿Verdad?
Y bueno
Nos vemos en el próximo capítulo
Que ya mismo lo voy a hacer antes de que se me vaya la inspiración 🕴️

˜"*°•.˜"*°• My lady •°*"˜.•°*"˜ [Black Butler & Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora