Cap 4

875 53 0
                                    

                                           Narra Vanessa Phantomhive.

    
      Me siento en una de las sillas de la cafetería. Le pedí a Sebastián si podría traerme agua, el cuál aceptó. Las manos me tiemblan. Él me besó. Y yo le correspondí. Bueno, no voy a negar que Sebastián es atractivo, pero... No sé que mierda siento. Además, ¡él es un mayordomo! No puedo permitirme hacer esto. Soy una Phantomhive, una condesa. Tengo a muchos hombres a mis pies. Puedo casarme con quién quiera. Suspiro y Sebastián aparece en mi campo de visión.

      -¿Se siente bien, señorita?- Me pregunta, pasándome el vaso, el cual agarro y me acabo el agua en tres grandes tragos.

      -Para nada. Y no preguntes la razón, porque la sabes- Le respondo, pasándome el antebrazo por los labios.

      -No lo voy a negar, sé la razón. Pero, a ambos nos gustó, ¿verdad?- Dice sentándose frente a mí.

      -¿A dónde tan confiado?

      -Lo sé, porque si no, te hubieras apartado. Y no lo hiciste- Dice con una sonrisa engreída en sus labios.

       -Oh, cállate- Digo, cruzando mis brazos sobre mi pecho, con un ligero sonrojo. Sebastián ríe. Luego de un rato, ambos volvemos a nuestro vagón. Ahí hablamos de cualquier cosa. Intentamos no tocar el tema del beso. Pero, no se logró y fué de lo que más hablamos. Intentamos repetirlo. Pero, simplemente, me apartaba y me reía de los nervios.

                                       Narra Sebastián Michaelis.

        Después de cinco intentos de beso, se logró. Pero este no fue tierno... Fué mas como decirlo... Posesivo. Con ella siendo dominante, nada va a ser tierno. Cuando nos separamos, ella enseguida, se fué al otro lado del vagón, muerta de vergüenza. Yo me acerco a ella y le robo un pequeño beso.

       El día sigue pasando y cae la noche. Vanessa ahora está por dormir. Ella me mira, esperando que me despida, para que pueda dormir tranquila. Le deseo las buenas noches y con un beso en la frente, la dejo dormir y salgo.

                                             Narrador omnisciente.

       Ella se veía así misma en un espejo del baño. Cuando sale, alguien le agarra del brazo suavemente y la voltea. Es Sebastián. Él la carga estilo princesa y la lleva a un lugar más privado. Ambos entran a una alacena. El mayordomo la deja en el piso y la besa, agarrándola de la cintura. Sebastián baja sus besos hasta el cuello de Vanessa. Él muerde, chupa y besa el cuello de ella. Con su mano izquierda, recorre el cuerpo de la condesa. Un pequeño suspiro se escapa de la ojiazul.

                                         Narra Vanessa Phantomhive.

         Me despierto de golpe. Sebastián está sentado en frente de mí, mirándome.

         -Buenos días, my lady. Lamento decirle que pude ver su sueño. Una lástima que te despertaste- Dice y niega. Un color carmesí aparece en mis mejillas.

         -Idiota...- Murmuro y me levanto, yendo al baño. Acomodo mi vestido y cabello y salgo. Alguien me agarra el brazo suavemente y me voltea, es Sebastián.

          -¿Que tal si hacemos lo mismo que en el sueño?- Dice, agarrándome de la cintura.

          -No, idiota. Ya sueltame- Digo y él ríe.

          -Es broma, tranquila. Por cierto, ya estamos por llegar, señorita. Será mejor que se vaya alistando.

          -Ah... Ahora si me dices señorita y esas porquerías, ¿no?-  Digo y Sebastián sonríe.

          -Sí, tengo que mantener mi lugar de mayordomo- Me suelta y justo dos horas y media después, llegamos a India. Cuando bajo del tren puedo ver a Agni esperándome con el príncipe Soma.

          -¡Vanessa!- Dice el príncipe y sale corriendo hacia mí y me abraza- ¿Como estás, Vane? ¿Como estuvo el viaje?

         -Estoy bien. El viaje fue algo...- Miro a Sebastián de reojo y veo que está sacando las maletas del vagón sin problemas- Curioso.

         -Un gusto volver a verla, señorita Vanessa- Dice Agni y hace una reverencia.

        -El gusto es mío, Agni- Respondo y vuelvo a mirar a Sebastián. En cuanto lleva las maletas al carruaje, vuelve conmigo poniéndose a un lado de mí- Lamento que Ciel no haya podido venir, pero les manda saludos a ambos.
  
         Todos entramos al carruaje de Soma. Sebastián se sienta al lado mío, Soma en frente de mí y Agni a un lado de mi amigo. El príncipe y yo nos ponemos a hablar animadamente, de cualquier tema. Él me dijo que leyó el artículo en dónde el conde de Alemania había pedido mi mano. Me preguntó si había aceptado, lo cual le respondí que no, que era un idiota y que ahora estaba interesada en alguien. Miro de reojo disimuladamente a Sebastián y veo que está menos serio que de costumbre, con un ligero rubor que no se nota nada, si no te fijas bien.

          Soma me preguntó durante todo el camino quien era, pero le dije que preferiría mantenerlo en secreto y cambiaba de tema. Cuando llegamos al palacio, nos recibieron con toda la atención posible. El mismo Soma me dirigió a la habitación de invitados y Sebastián dejó mi maleta ahí. Cuando Soma se fué, Sebastián me dió un beso rápido en la mejilla y se fué, diciéndome que me ponga cómoda y que en la noche iba a venir conmigo.

           Decido ir al baño y tomar una ducha. Me busco un vestido ligero, sin necesidad de corsé. Luego, entro al baño, me quito la ropa y me meto en la bañera. El agua está calentita. Me sumerjo en el agua, mojándome el pelo. Luego de mi ducha, salgo y me visto.
Salgo de la habitación, yendo al comedor.

           Soma ya está sentado en la mesa, él me invita a sentarme a un lado de él. Me siento al lado del príncipe y él me vuelve a preguntar en quién estaba interesada.

           -Yo ya te dije, Soma, no te voy a decir- Le respondo.

           -Pero, ¡soy tu amigo! ¿No le tienes confianza a tu amigo?- Me pregunta.
        
           -Claro que si, pero no te puedo decir- Soma dejó de insistir. Los dos cenamos juntos, hablando de cualquier cosa. Ya en la noche, Sebastián entra en la habitación y cierra la puerta detrás de él.

           -Creo que esto ya va a hacer tradición todas las noches- Dice Sebastián, viéndome sentada, en el borde de la cama.

          -Si, creo que sí- Me levanto y me acerco a él. Sebastián me agarra de la cintura y me da un beso corto- Y también creo, que ya tenemos una obsesión en común.

          -Estoy de acuerdo- Él me vuelve a besar. Coloco ambas manos en su pecho, Sebastián baja sus manos hacia mi cadera y me levanta. Yo envuelvo mis piernas en su cintura.

                                                       ( ˶ ❛ ꁞ ❛ ˶ )

SEGUNDO CAPÍTULO DEL DÍA WACHO
KENDDNE
BUENO
Nimodo
Adiós
Los tkm

      

      

     

˜"*°•.˜"*°• My lady •°*"˜.•°*"˜ [Black Butler & Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora