Capítulo 11.

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°|Hogwarts

Al bajar del tren, Harry y todos los de primer año fueron llamados por Hagrid quien les dijo que, por ser su primer año debían viajar en botes con espacio para cuatro personas hasta el castillo. Harry no tuvo ningún problema; compartió bote con Theo, Ron y la niña pelirroja que había de la estación y el expresso de Hogwarts. Susan Bones, recordó que se llamaba.

Susan le dio una sonrisa entusiasta, que el ojiverde no dudo en devolver. Estaba emocionado, sobre todo cuando la inmensidad del castillo se mostró ante ellos tan majestuoso y mágico como lo hubiera imaginado, incluso tal vez, un poco más.

Harry aún estaba alucinando cuando llegaron al vestíbulo y Hagrid los dejo ante una profesora alta; de cabello negro y túnica verde esmeralda. Tenía un rostro severo que le recordó a su tía Andrómeda cuando de verdad se enojada con su prima Nymph. Por alguna razón, su magia salto en reconocimiento, aunque él no sabia de donde podría conocerla.

Sus pensamientos fueron olvidados cuando la profesora los guío hacia una habitación fuera del vestíbulo donde podían escuchar el ruido de muchas voces. Se presentó como la profesora Minerva McGonagall y de manera general les hablo sobre la ceremonia de selección, las cuatro casas, lo que implicaba estar en una y acerca de la ganancia o pérdida de puntos.

Los dejo solos un momento, en el que todos comenzaron a hablar sobre la selección con nerviosismo. Ron incluso menciono que era una prueba dolorosa según sus hermanos y Harry no se molestó en desmentirlo porque de repente la inseguridad lo golpeo.

¿Y si todo había sido una terrible equivocación? ¿Un mago? ¿Él? ¿Cómo era posible? Había estado toda la vida bajo los golpes y humillaciones de los Dursley. Estaba seguro que, de no ser por su papá, seguiría siendo tratado así y el no haría nada para detenerlos. Si realmente era un mago, ¿por qué no los había convertido en sapos llenos de verrugas cada vez que lo encerraban en la alacena? Si alguna vez derrotó al más grande brujo del mundo, ¿cómo es que Dudley siempre podía pegarle patadas como si fuera una pelota?

Sentía que estaba a punto de tener un ataque de ansiedad que de seguro haría que todos lo vieran con burla, ese pensamiento definitivamente no le ayudo a calmarse. De repente sus oídos se llenaron con las burlas, los gritos y las risas a su costa de los Dursley y sus ex compañeros del colegio. Su respiración comenzó a hacerse más rápida, hasta que frente a él distinguió un par de ojos grises que le recordaron a los de su papá Regulus.

—Así que es verdad, Harry Potter ha venido a Hogwarts.

Harry ignoró la conmoción que causo lo que el niño frente a él había dicho, simplemente se enfocó en los ojos grises y presiono sus uñas contra las palmas de sus manos para tranquilizarse. Luego dirigió su mirada hacia los dos niños parecidos a dos gorilas que estaban a cada lado del niño rubio frente a él. Lo recordó entonces, de la tienda de Madame Malking

—Esos son Crabbe y Goyle— dijo el rubio al notar su mirada en sus acompañantes. —Yo soy Malfoy, Draco Malfoy.

—Como la constelación— susurro, con su mente trabajando en el truco de los sentidos que su tío Ted le había enseñado para sus crisis de Ansiedad. Cosas que pueda tocar, ver, sentir, etc...

Theo detrás de él tapo la boca de Ron que pareció a punto de reír.

—Pareces bien instruido, efectivamente mi nombre es como la de la constelación— Draco sonrío satisfecho. —... pronto descubrirás que hay familias de magos mejores que otras, Potter. No querrás juntarte con la clase indebida, yo puedo ayudarte con eso— echo una mirada hacia sus compañeros de atrás y, su mirada se trabo en Theo —bueno... no pareces tan perdido.

Un Nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora