°| La trampilla |°
Harry estaba llegando tarde a clase de DCAO y no podía culpar a Ron porque fue su decisión esperar al pelirrojo que se había olvidado del libro y tuvo que regresar a su sala común a buscarlo. La verdad sea dicha, entre menos tiempo pasará en aquel salón, más feliz estaría. Su cicatriz no había dejado de molestarle en algunas ocasiones desde que había llegado a Hogwarts, pero el chico podría asegurar que aquellas molestias incrementaban en aquel salón, donde el olor de ajo no ayudaba. Lo malo era que tampoco quería faltar por temor a recibir algún reporte y que este llegará a manos de su papá.
—Apúrate, Ron— jadeo, mientras corría por los pasillos pidiéndole a Merlín que no se encontrarán con Filch o la señora Norris.
Les faltaba poco para llegar cuando una mata de cabello castaño y esponjado les llamó la atención. Harry se hizo a un lado a tiempo para ver cruzar a Hermione y escucharla claramente dejar escapar un sollozo.
—¿Mione? ¡Mione! — la niña siguió corriendo.
La preocupación le invadió cuando por su magia empática, pudo sentir la clara tristeza y dolor de la niña. Intercambio una mirada rápida con Ron.
—Bien— suspiro el pelirrojo, viendo un momento hacia donde estaba el pasillo que los llevaría a su salón de clases antes de emprender una nueva carrera, ahora, detrás de la castaña.
—¿Estás seguro? — le preguntó Harry, corriendo a su lado. —No quiero meterte en problemas y, además ella ni siquiera te cae bien y...
—No, no me cae bien. No deja de alardear de todo lo que sabe y mandonear a medio colegió, pero eso no importa ahora... sólo... no me... hagas hablar... mientras corro... vamos— jadeo Ron, claramente poco acostumbrado a correr.
Harry decidió no discutir y bajar sus muros de oclumancia para tratar de sentir la magia agitada de la niña, cuando la encontró corrió más aprisa encontrándola, subiendo unas escaleras. Se enfoco en colocar de nuevo sus muros de oclumancia para no sentirse abrumado.
—¡Hermione! — las escaleras se movieron, haciéndola detenerse. Harry tuvo que agarrar a Ron de la túnica cuando estuvo a punto de caer por el movimiento inesperado de las escaleras.
Cuando las escaleras se detuvieron, la niña se dejó caer en el hueco que dejaba una estatua y ellos la siguieron, encontrándola sentada en el piso jadeando y con lágrimas en sus mejillas.
Ron se dejó caer al piso igual de agitado, mientras el azabache se acercaba a su amiga.
—¿Qué ocurre? — le preguntó —¿por qué estas así?
—¡Nada! ¡nada que puedas entender tú! Tú menos que nadie ¿cómo podrías? Eres el niño-que-vivió, famoso, inteligente y... y... todos hablan de eso... ay que educado, que amable, que esto, que lo otro... y yo...
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Un Nuevo comienzo
FanfictionHarry ha vivido siete años junto a sus tíos, años en lo que lo único que ha conocido son insultos, golpes, despreció y dolor, mucho dolor. Ha perdido la infantil esperanza de que alguien lo salve, sin embargo, una mañana aparece un hombre que dice c...