Capítulo 13

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°|León, Tejón y Serpiente|°

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°|León, Tejón y Serpiente|°

Querido Harry.

Primero que nada, quiero felicitarte por ser parte ahora de los tejones, es una casa increíble, no dejes que los prejuicios de los demás mengüen la emoción con la que me has escrito que perteneces en ella.

Me alegra saber que Hogwarts te ha dado una buena impresión, espero que cuando tengas esta carta en tus manos, hayas podido conocer un poco más del castillo y encontrado que es un lugar magnifico.

Tus tíos, Kreacher e Iris te mandan saludos de regreso y Nymph, te agradece y manda los mismos deseos que tú le has hecho llegar en tu primera carta. Estaremos esperando noticias tuyas acerca de cómo te ha ido en tu primera semana de clases y cuál es tu veredicto del castillo o si necesitas más tiempo para darlo.

No dudes en escribirme antes si así lo deseas.

Te quiere, tu papá.

Era la tercera mañana en Hogwarts, cuando aquella carta le llegó. Harry sintió una sensación cálida crecer en su pecho con aquella despedida, aún le costaba asimilar que aquel hombre de risos que lo había salvado lo consideraba un hijo y, que, sobre todo, lo quisiese. Aún no había contestado la carta, pues la semana todavía no concluía, pero no estaba seguro de como tomar su estancia en Hogwarts, por una parte, la magia del castillo era tan atrayente y enigmática, que muchas veces se encontró con la piel erizada de la emoción.

Por otra, se sentía extraño por todos los murmullos que le seguían a diario y por los estudiantes aglomerándose para verlo y girando la cabeza cuando pasaba por su lado. Susan, Justin (que eran con quienes más hablaba en su casa) y Ron habían comenzado a amenazar a las personas con sus varitas cuando les cortaban el camino y Theo únicamente les daba una mirada de muerte que, para sorpresa de los tres anteriores, funcionaba mejor.

Y, como si los murmullos de las personas sobre el siendo famoso no bastaban, la segunda mañana de su estancia en Hogwarts aumentaron al verlo entrar al Gran Comedor con Theodore Nott, un Slytherin y Ronald Weasley, un Gryffindor (quienes lo habían esperado en la puerta). Tanto alumnos como maestros se habían visto asombrados de verlos caminar hacia la mesa de profesores para preguntar al jefe de casa de cada si había algún problema con que algunas veces decidieran sentarse juntos en cualquiera de las mesas. La primera en reaccionar había sido la profesora Sprout, quien les dio autorización de sentarse en su mesa siempre y cuando ese día no hubiera algún banquete. Los otros dos terminaron accediendo, Severus Snape condicionando su petición a que debían guardar los modales cuando se sentarán en su mesa y Minerva McGonagall con que evitarán armas más escándalo de lo habitual en la mesa de los leones.

Los niños asintieron satisfechos y, de vez en cuando, escogían una comida al día para sentarse en cualquiera de las tres mesas, la única un poco recelosa fue Slytherin y Gryffindor, sobre todo por la presencia de Ron y Theo respectivamente, pero ninguno hizo algo al respecto, más que formar parte de los ya de por si murmullos por su amistad. Por ambos niños sabía que algunos miembros de sus casas no estaban de acuerdo y se los habían hecho saber personalmente a cada uno, pero teniendo el permiso tanto de los profesores Snape como McGonagall no podían hacer nada.

Un Nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora