18 - El gato con botas

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Historia y personajes por: Garrick16

Escrito por: PEorl1



La noche era tranquila. No había nubes ni viento, y no parecía haber llovido en un buen tiempo. Sólo se escuchaba el ulular de algunos búhos y el pisar de los animales nocturnos. 

Aurelio y Feroz habían levantado un pequeño campamento improvisado en un campo abierto junto a un pequeño rio. Estaban sentados uno frente al otro, cada quien sobre un tronco que habían encontrado tirado. Calentaban su comida en una fogata.

El oso miraba en silencio la fogata.

— ¿En qué piensas? — preguntó el lobo.

— No sé, estoy un poco ofuscado, eso es todo.

— Pensar te hace daño — sonrió travieso.

— Uno de los dos tiene que hacerlo — Aurelio arrojó una piedrita a la cabeza del lobo, relajándose.  

—¿Cómo sigue tu hombro? — preguntó Feroz, quien procedió a darle un mordisco al mapache que había cazado.

—Mejor, —respondió Aurelio— pero aún no puedo moverlo bien—dijo moviendo su hombro en círculos incompletos, para enseñarle a Feroz que no mentía. — ¿Cómo puedes comer tanta carne? — cambió el tema Aurelio. 

—Me gusta—dijo Feroz sin esperarse a tragar lo que tenía en el hocico.

—Sí, pero también deberías comer vegetales.

—No lo sé, Aure, ¡soy un lobo! — respondió mordisqueando los huesos del mapache— creo que esas hierbas me harían daño. — tragó.

—Pero... — Aurelio miró a su compañero, aún asimilando la idea — tú eras un humano, Fer — señaló Aurelio — de seguro el estómago no ha cambiado tanto. Toma — levantó su tazón — come de mi ensalada.

—¡Bah! — lo interrumpió Feroz— No es para tanto, Aure; aparte, comer carne me relaja.

—¡Ja! — Aurelio soltó una carcajada— Si pareces más chihuahua que lobo.

—¡Que no quiero ensalada! — gritó. — ¡Tú come carne!

—¡Feroz!

—¡Aurelio! — Ambos dejaron de hablar. Gruñían. Se miraban directo a los ojos. Ninguno parpadeaba, ninguno se movía. 

—¡Ja, ja, ja! — ambos rieron, rompiendo la tensión que habían creado.

—Está bien— habló primero Feroz— prometo que algún día comeré una ensalada, pero sólo cuando lleguemos a un lugar con techo y camas para dormir. Ten, — tomó un mapache empalado de la fogata y se lo acercó a su amigo— puedes comerte mi otra presa. 

—Gracias, Fer— Aurelio aceptó el mapache rostizado — te haré un aderezo muy bueno. ¡La receta de mi madre!, o lo que logre recrear— Aurelio sonrió para sí mismo, tras lo cual, pensó en voz alta —nunca aprendí a cocinar.

—Seguro la recreas. — aseguró Feroz, tratando de animar al oso. — Verás que los encontramos, no te desanimes — le alentó y con curiosidad se atrevió a preguntar — ¿Cómo era vivir con tus padres, Aure?

—¿Con mis padres? — exclamó sorprendido por la pregunta— Hace mucho no pienso en eso. Los extraño mucho...

—Perdón por preguntar, no quería hacerte sentir triste— se apresuró a decir Feroz.

—¡No, no, no! Está bien — prosiguió Aurelio— Los extraño, pero poder hablar de ellos me anima un poco. Mi madre siempre me hacía comer frutas y verduras. No eran muchas, cultivábamos algunas en casa y, cuando escaseaban, las traía de basureros humanos— recordó, tras lo cual, trató de imitar una voz femenina — «Aurelito, come vegetales para hacerte grande y fuerte. Así ayudarás mejor a la colonia», me decía — el acto hizo reír a Feroz, pero el oso solo apretó los puños con fuerza —. Al final no pude hacer nada, y terminé huyendo con el rabo entre las patas. — Antes de que Feroz pudiese decir algo— Mi padre era asombroso. Era fuerte como un oso... bueno, era un oso, pero me entiendes, ¿no? — Feroz asintió— Siempre cuidaba de todos en la manada, si a alguien le faltaba algo, él lo conseguía — engrosando su voz — «Aurelio, hijo mío», me decía «Todos los agrestes de aquí son tus hermanos, son tu familia. Tú eres fuerte. Debes protegerlos a todos», ese sentido del deber fue lo que nos separó al final.

Rakonto Drakone - FerozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora