37 - El león que iba a la guerra (2)

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Historia y personajes: Garrick16

Escrito por: Raziel Cosme



Vigor y Candor caminaban por los pasillos del edificio principal donde se encontraban la mayoría de las oficinas de ColorCo.

—La compañía ha cambiado mucho desde la última vez que estuve aquí — Vigor caminaba atento todo a su alrededor, recordando en vano sus tiempos en ColorCo.
—El cambio ha sido radical, tanto que incluso yo desconozco el alcance de lo que ha sucedido en la empresa, incluso me siento en un lugar extraño — explicó Candor con cierta incomodidad.

En los pasillos de la corporación el ambiente era más tranquilo, las faenas del día a día se realizaban de forma monótona, destacando en particular, la presencia de militares trabajando en la oficina. Candor y Vigor caminaron con soltura en dirección de la oficina del general para utilizar la computadora y entrar a la base de datos, esto podría darles una pista del laboratorio de Butoli. Mientras caminaban, Candor tuvo problemas para orientarse debido a las remodelaciones y cambios recientes, cosa que notó Vigor. 

—¿Qué harás cuando todo esto termine? Cuando terminemos la misión y nos encarguemos de Cobalto y Butoli. Supongo que no seguirás trabajando para ColorCo, ¿o sí? — preguntó Vigor mirando pasar a un par de soldados armados hasta los dientes.

Candor no esperaba esa pregunta, al meditar la respuesta se percató que era mucho más compleja de lo que había imaginado.

—No lo sé— respondió Candor con pesadumbre —. Lo único cierto es que, aunque venzamos a Cobalto y Butoli, será cuestión de tiempo antes de que alguien más ocupe su lugar, alguien igual o peor a ellos — el general tenía una mirada cansada—. Terminando esto renunciaré, será lo mejor, ya no quiero ser cómplice de nadie más.
—Podrías postularte para ser el nuevo líder de ColorCo, cambiar las cosas desde dentro — alentó Vigor.
—Sería en vano, ColorCo solo es una de las muchas empresas y divisiones que un grupo de ejecutivos controla, ese alto mando tiene influencia directa con el gobierno y las leyes — la voz de Candor mostraba desagrado—, da igual cuanto lo intente o me esfuerce, al final, un grupo de gente más interesada por sus negocios y sus ganancias mueven el mundo según sus caprichos y deseos — explicó con tristeza.

Vigor guardó silencio, su viejo compañero estaba agobiado, pero poco podía decir para confortarlo. A su alrededor, una serie de cubículos mantenían presos a decenas de trabajadores, resignados a su prescindible posición dentro del organigrama caprichoso de la compañía.

—Renunciar suena bien — retomó Vigor.
—Quizá pueda conseguir otro trabajo donde sea útil y hacer algo positivo — consideró Candor —. ¿Sabes algo, Vigor? siempre añoré tener una esposa y formar una familia con hijos — el general sonrió con amargura—; por desgracia, en mi terquedad, di los mejores años de mi vida a ColorCo, pensando que algún día mi esfuerzo sería reconocido y que todo cambiaría. Fui un idiota — soltó una carcajada incómoda —. Dejé muchos sueños sin realizar y no tengo un plan real para retomar mi vida — la amargura inundaba las palabras del general.
—Podrías ayudarme en Pecaria — Candor se detuvo en seco, intentando asimilar las palabras de su viejo amigo — tienes experiencia y me vendría bien alguien que me ayude a dirigir el grupo — le invitó Vigor con una palmada en la espalda.
—Sería algo irónico ¿no crees? — contestó Candor expulsando aire con burla—. Después de ser tu principal enemigo y tener las manos manchadas con sangre de miles de agrestes, nadie creería en mí, ni yo lo haría.
 —Puedes tomarlo como una deuda con la sociedad — aleccionó Vigor —, ayudar a tantos agrestes puedas, incluso ayudaste a Pecaria a tu manera — le recordó —, además, no dudo que haya muchas personas que estén agradecidas contigo.

Candor, sin responder, señaló la puerta de su oficina personal, al abrir se decepcionó al descubrir que su lugar de trabajo se había convertido en oficinas administrativas ocupadas por varios militares, que trabajaban en sus computadoras ignorando su presencia. Candor se sintió herido al verse desplazado y confirmar que su jerarquía se había perdido. Reponiéndose al mal momento, se acercó a una chica que realizaba varias gráficas para una presentación.

Rakonto Drakone - FerozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora