39 - El tigre y el dragón

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Historia y personajes por: Garrick16

Escrito por: Ernesto Esquivel D.


— ¡Es increíble tu ineptitud, Cobalto! — reprochaba un integrante del alto mando al general mayor — Perdiste tu gema, al experimento 1-6 y Butoli está muerto.

— Y, por si fuera poco, permitiste la creación de un virus y su incontrolable propagación a nivel mundial — interrumpió otro integrante, añadiendo más cosas a la lista de la ineficiencia de Cobalto.

Ya habían pasado varios días después desde la infección del virus en ColorCo. Cobalto, cabizbajo, se encontraba en su oficina privada teniendo una junta con el alto mando a través de una videoconferencia. Cada integrante se mostraba molesto o furioso, mientras la vergüenza se notaba en el rostro del general mayor.

— El virus mutó, Cobalto — reprendió uno de ellos —, todo lo que está pasando en el mundo, en cada país, es tu culpa.

— Pero esa mutación ni siquiera es tan letal, señor — Cobalto trató de defenderse.

— No, no lo es, pero tampoco inofensiva — retomó con firmeza —. Todo el desastre que ocurrió en ColorCo hace unos días provocó que la gente con el gen agreste ya tenga conciencia y uso de razón desde un inicio, ya no hay fases — hizo una breve pausa —. Ahora se transforman sin ningún tipo de peligro o complicación y sin importar la edad.

Las manos de Cobalto no paraban de sudar, la parte de las axilas de su camisa estaban mojadas y las piernas no dejaban de temblarle. Lo único que hacía mientras escuchaba los regaños, era pasar su mano por detrás de la laptop con intención de cerrarla, pero se arrepentía en cada intento.

— La existencia de los agrestes empezará a permear en la sociedad — explicó un integrante —, artistas, deportistas, políticos y otras figuras públicas ahora agrestes están empezando a transformar la opinión popular. Que no les extrañe, señores, que los agrestes en un tiempo sean considerados como algo normal.

— Lo peor — despreció una mujer —, es que no podremos hacer nada al respecto — recalcó.

— Además, algunos de nosotros también somos agrestes — dijo una hiena en traje, también parte del alto mando —, por obvias razones, ya no permitiremos el maltrato y mucho menos la exterminación de quienes igual lo son — explicó, mientras Cobalto la observaba con extrañez a través de su pantalla, además de ver también a un cocodrilo, un oso polar y un gorila que de igual forma estaban dentro de la videollamada.

— Pensamos en adaptar nuestras estrategias para convertirlos en un mercado explotable — expresó otro miembro.

Cobalto solo se mantenía absorto y angustiado en todo lo que le decían, intentando asimilarlo lo mejor posible.

— El virus se convirtió en una pandemia — aclaró un integrante —, está dañando las vías respiratorias de la gente, atacando mediante comorbilidades, o sin más, se mueren— prosiguió —. El desarrollo de la vacuna es inminente y, como se mencionó, los agrestes serán algo común en la vida diaria.

Cobalto tragó saliva e intentó decir algo, pero no encontró valor.

— ¿Algo que decir, Cobalto? — le cuestionó un integrante notando su inquietud.

— Sí — tartamudeó —, aunque todo lo que ocurrió fue un accidente, tengo una idea para remediarlo.

— ¡Basta con tus ideas! — gritó un integrante agreste — Tus alternativas ineficientes nos llevaron a todo esto.

— Y habrá consecuencias, eso no lo dudes — expresó otro miembro —. Por lo pronto ya no tendrás posibilidades de permanecer en el alto mando — sentenció —, y los fondos a ColorCo son cancelados de forma inmediata y permanente.

Rakonto Drakone - FerozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora