Historia y personajes: Garrick16
Escrito por: Raziel Cosme
La noche convirtió en un lugar oscuro y frío el edificio de ColorCo. Cobalto caminó por los pasillos solitarios, sus pasos retumbaban en el suelo, remarcando lo deshabitado que se había vuelto el lugar. Se detuvo en la puerta del laboratorio de genética, miró a ambos lados del pasillo, al comprobar que nadie lo observaba, entró. El lugar estaba oscuro, las máquinas conectadas producían un siseo discreto que llenaba la soledad del lugar, en el ambiente flotaba un olor discreto a orines.
Butoli apareció dentro de la oscuridad, con una lámpara de mano, vestía un traje de protección blanco que le cubría desde la cabeza hasta los pies.
—Butoli, tuviste una buena ocurrencia para organizar una reunión en tu laboratorio — reconoció Cobalto—. Pero enciende la luz, está muy oscuro.
—Hay que tomar precauciones, general mayor — contestó Butoli —. Nuestros asuntos son privados y necesitan un alto grado de confidencialidad.
Butoli encendió las luces. Diversas máquinas estaban colocadas sobre las mesas de trabajo, algunas centrifugadoras e incubadoras trabajaban a toda su capacidad; al fondo, una larga cortina negra dividía el cuarto. Butoli acercó a Candor una tableta digital, en cuya pantalla había una serie de gráficas, donde el color verde predominaba en comparación del color rojo.
—General mayor, con las medidas implementadas, hemos tenido un ahorro del 60% — presumió Butoli al señalar las gráficas —. Con la eliminación de los gastos innecesario, hemos vuelto a sanear las cuentas de la compañía.
— Me impresiona el ahorro que hemos conseguido — asintió Cobalto —. Los directores de ColorCo estarán satisfechos.
—Y estarán más satisfechos con el apoyo que hemos conseguido de los medios de comunicación— presumió Butoli, en la tableta le mostró las notas periodísticas, donde se justificaban y minimizaban los cuerpos asesinados de los agrestes con titulares como «Ajuste de cuentas entre maleantes» y «Bandas de ladrones pelean por el control de las drogas».
Cobalto rio satisfecho del éxito de las operaciones, pero más de las ocurrencias de los titulares de los noticieros, que trabajaban en apoyo de ColorCo para distraer la atención pública de la existencia agreste.
—Estoy complacido, Butoli — expresó el general—. Haz hecho un gran trabajo para dejar el camino libre a mis soldados. Ahora tenemos las espaldas cubiertas. ¿Cómo va tu investigación? — preguntó Cobalto cambiando de tema —. Los altos mandos están ansiosos de avances y noticias nuevas.
—Va perfecta, general mayor — contestó el científico—. Voy a darte una presentación de los avances y quedarás satisfecho.
Butoli le entregó un traje de protección, pero el general torció la boca y rechazó el mono de seguridad con desdén.
—Sabes, que no le tengo miedo a nada — expresó con arrogancia Cobalto.
— Conoces el protocolo en un laboratorio, la seguridad siempre es primero y debes seguirla, no importa que seas el general mayor — refutó Cobalto.
—Mas vale que lo que me presentes tenga que valer la molestia de ponerme tu traje ridículo — comentó el general.
A regañadientes, Cobalto se puso el traje de protección blanco, ayudado por Butoli que cuidó que estuviera bien puesto, al terminar se colocó un par de guantes, unas gafas de seguridad y una mascarilla con purificadores de aire. Butoli también reforzó su seguridad al ponerse la mascarilla, guantes y gafas. Al estar listo, el científico descorrió la mitad de la cortina negra que estaban al fondo del cuarto, y mostró con beneplácito lo que había instalado: una cámara de cristal, donde estaban diez agrestes encerrados, de varias especies: elefantes, ratas, tigres, lobos, leones, toros, etc; y de diferentes edades, desde cachorros hasta ancianos. Todos se encontraban resguardados en un rincón, desnudos y encogidos por el frío del lugar, pero cuando los agrestes adultos notaron la presencia de los superiores de ColorCo, se levantaron, rugieron y golpearon las paredes de cristal, haciendo temblar la estructura. Cobalto dio un par de pasos para atrás e intentó tomar algo de un costado de su cinturón, pero Butoli indicó que tuviera calma.
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Rakonto Drakone - Feroz
FantasiHace tiempo, cuando los tigres fumaban y los dragones cantaban, existió un par de grupos, compuestos de gente peculiar, demasiado peculiar. Unos, respaldados por una compañía multinacional, enfocada en la investigación y experimentación; los otros...