—Entonces... ¿cómo fue que supiste que eras ángel?
Los dos estamos tirados en su cama, yo giro mi cuerpo a su dirección y mi cabeza queda en su hombro.
—Todo empezó cuando tenía quince años, estaba con mis padres, en un campo. Todo era de lo mejor hasta que... una luz salió de mí, una luz muy blanca y cuando veo a mi lado eran alas, estaba en estado de conmoción porque ¿quién podría decir que los ángeles...son reales? después de eso, me explicaron todo, me dijeron que, así como existen ángeles buenos existen malos, me costó mucho admitir que era uno de ellos, yo no solía creer en esas cosas. Hasta que, a la edad de dieciséis años, decidí aceptarlo ya que es una parte de mí. Pasó un año y... mi mamá...
—No te obligo a hablar de ella si no quieres.
—No la verdad no quiero. Ella me dijo algo importante: que algún día encontraría a alguien que amara, sin importar lo que soy, y pasó —acaricia mi mejilla—. Allie, te agradezco, si eso no hubiera pasado no sé qué habría sido de... nosotros.
—Dylan, no tienes que agradecerme.
—Claro que sí, eres increíble.
—No, tú eres increíble. —aparto la mirada sin querer, y él nota que no estoy bien, pero...lo que menos quiero es preocuparlo. Me enderezo con rapidez y lo miro—Descuida, estoy… estoy bien. —balbuceo.
—Allie, espera…
Antes de que pueda salir por la puerta, Dylan pone la mano en la puerta lo que me indica dar un paso atrás, mirando el suelo. Él me agarra la barbilla, como temblando, y efectivamente, estoy temblando.
—Cielo ¿por qué te comportas raro?
—Hay algo que no te he contado. No estuve el otro día porque yo...estuve en la estación de policía con Stefan.
Él arruga el ceño y se cruza de hombros.
—¿Y esa visita se debió a qué?
—Imagino que recuerdas mi cumpleaños…
—Agh, sí —gruñe y cierra los ojos un segundo con asco—, lo recuerdo a la perfección. El muchacho casi pisa la raya contigo, oh bueno, lo hizo.
—Sí. Cómo decía, Stefan y yo fuimos a la estación de policía, hice lo que tenía que hacer, Stefan también contribuyó con el proceso. Lo arrestamos esa misma tarde.
Él por poco tira lágrimas por los ojos de no haber sido por parpadear.
—¿Entonces intentó abusar de ti? ¡demonios, Allie! no tenía idea. Siento mucho que te haya pasado, de verdad. Nadie tendría que pasar por eso jamás.
—No podía decírtelo aquella noche, pero decidí que era hora de que lo supieras, que hoy era hora.
Él acaricia mi mejilla y pega sus labios a los míos, pero es tan inesperado que debo despegarme un momento para que el aire llegue a mis pulmones. Lo bueno es que, fue tierno, ninguno de los dos se complica por llegar más allá, lo único que queremos es un momento agradable y sin personas a nuestro lado.
—Ya es tarde. Gracias por escucharme de verdad —le digo y agarro sus calientes manos—Mañana nos vemos en clase ¿te parece?
—Te escucharé cuando necesites que te escuche, por mí no hay problema. Descansa con los ángeles.
Dylan besa mi frente, fue un beso de pareja, uno angelical, uno de protección y amistad.
Al día siguiente voy a la biblioteca, a pasear por allí. Me encuentro a Dylan saliendo del lugar, tiene algo entre manos. Tengo dudas de lo que podría ser.
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EL VÍNCULO ETERNO ©
ParanormalAllie Jensen, de dieciocho años, es una estudiante de primer año en la Universidad de Massachusetts Boston. Ella, junto a sus mejores amigos: Stefan y Sarah conocen a un muchacho: Dylan Martin. Allie y Dylan se vuelven amigos con el pasar de las se...