La cita estipulada con Sterling se me hace acogedora. A Dylan no le importa que vaya a una cita con mi amigo ya que el objetivo es ayudarlo, y antes de que yo me obligara a usar un vestido, él dice:
—Deberías usar vestido. Yo opino que el verde esmeralda...corto.
Lo saco del closet y él lo aprueba, por supuesto. Ya me lo he puesto en otras ocasiones: el vestido me llega hasta las rodillas, con un corte imperio que sólo deja ver algo de piel, acompañado de tacones plateados. Es simple, pero resuelve la ocasión.
—Bien, usaré este, me gusta. —lo dejo sobre la cama y él se levanta para darme un abrazo—Gracias por la ayuda.
—Siempre que lo necesites. —un abrazo normal no dura más de treinta minutos en mi opinión, pero Dylan se ve bastante cómodo, no sé si hay algo mal o si le preocupa algo, y si es así, no estoy enterada. Le procedo a preguntar:
—¿Todo está bien?
Él inhala y toca mis mejillas a la vez que me mira.
—Todo perfecto. Voy a estar ocupado hoy entonces, dejaré que te alistes. —le asiento. Dylan inclina su cuerpo hacia mis labios, un beso no tan pasional, pero bello en su sencillez—pásala bien ¿sí? te quiero mucho.
—Gracias, yo te quiero más.
Segundos más tarde, Dylan ya no se encuentra en mi habitación.
Stefan sí que pone su esfuerzo en la cita. Vamos de camino y en su auto me entrega un rosa, un gesto que me hace ruborizar de inmediato. Desde que nos conocemos ha sido detallista y más si es para su enamorada, está claro que le encantará. En el restaurante se muestra entusiasmado y con alegría, yo poso una mano en mi mejilla analizando las hermosas palabras y el amor qué le tiene a su amada.
—¿Cómo lo estoy haciendo, Allie? dime la absoluta verdad. No me gustaría fallar en algo tan importante para mí.
Le sonrío y mi tenedor agarra un pedazo de la deliciosa carne de término medio. Tomo un sorbo de mi vaso de agua y le digo:
—Disculpa es que, la comida está deliciosa.
—Bueno al menos estás contenta. Me complace escucharlo.
—En realidad lo estás haciendo estupendo, no te preocupes mucho sólo, cree en ti. —le suelto con sinceridad.
—Esperaba una respuesta más simple, pero me gustan las palabras, te lo agradezco.
—¿Cómo se llama la chica? —pregunto rápido.
—Élise, su nombre es Élise. —la mano temblorosa de Stefan se tarda en sostener la copa de vino blanco y llevar un sorbo a su boca—Lo siento, siempre que hablo de Élise todo en mí son emociones y nerviosismo ¿te sucede cuando hablas de Dylan?
—Mm, es posible que sí. Yo diría que es más común de lo que pensamos—el sonido del vidrio sobre la mesa retumba en mis oídos, frunzo el ceño con incomodidad y Stefan lo nota, no soy una persona que logre disimular.
—¿Estás bien? —se levanta de la mesa angustiado—¿quieres que nos vayamos?
Me llega una notificación y reviso sin dejar pasar otro minuto:
Llamada perdida de:
Dylan.
Dylan=Se activó la llamada ¿cómo está todo?
Allie=Todo está muy bien, ya vamos de regreso. En unos minutos salimos de aquí.
Dylan=Genial. Regresen con cuidado.
ESTÁS LEYENDO
EL VÍNCULO ETERNO ©
ParanormalAllie Jensen, de dieciocho años, es una estudiante de primer año en la Universidad de Massachusetts Boston. Ella, junto a sus mejores amigos: Stefan y Sarah conocen a un muchacho: Dylan Martin. Allie y Dylan se vuelven amigos con el pasar de las se...