Al fin va a pasar, voy a tener una cita con Dylan. No tengo palabras para describir lo que siento, la emoción me invade, espero que esa emoción no me falle, porque todo lo que espero es que salga bien. Llevo puesto pantalones negros con un cinturón, blusa blanca con las mangas transparentes, un collar, y zapatillas blancas cómodas, retoco el maquillaje y salgo a caminar por la habitación. Me pregunto ¿qué llevará puesto? ¿le gustaré? Comentarios positivos, negativos, y también de duda acerca de mi apariencia, y lo que será la noche en especial, no desaparecen. Las voces en mi cabeza consideran que servirán para no tener expectativas altas en lo más mínimo, pero vamos, quiero que salga bien esta cita.
Tocan la puerta y mi corazón pega un brinco. Mi mano toma mi bolso y abro, ahí lo veo a él usando: jeans, botas negras, una camiseta negra con tres botones, y una cadena plateada rodeando el cuello. Me despido de Sarah con un, rápido y efectivo, nos vemos cuando llegue. Bajamos hasta ir a su auto. Subo al asiento del copiloto y el silencio entre nosotros me da el impulso de besarlo, no es tan largo y apasionado, pero de todas formas me lo devuelve mimoso y blando.
-¿A dónde piensas llevarme? -susurro ante nuestra distancia.
Su mano baja a la curva de mi cintura y hace cariño en mi piel.
-Es sorpresa, amor. No puedo decirte. Escucha, quizás no sea mucho, me superaré en el futuro, pero, ojalá te guste. -me sonríe.
La palma de mi mano le acaricia la mejilla y mis dedos le rozan los labios. Le desabrocho dos de los botones de su camiseta y le sonrío.
-Así se ve mejor. No me puedes decir ¿de verdad? ¿es tan importante que sea un misterio para mí?
-Sí, es importante. Abróchate el cinturón, iremos de paseo por la ciudad.
Nos pasamos todo el paseo hablando y viendo la iluminada y hermosa ciudad con la luna asomándose. Autos, taxis, semáforos y personas en la calle. Dylan se estaciona en Subway para comprar sándwiches. Reviso mi teléfono notificaciones y mensajes y respondo lo que puedo y tengo ganas de responder. Diez minutos más tarde llega él con la comida, huele delicioso y ya tengo ganas de comerlo. Salimos de ahí y está vez espero que vayamos al lugar, le he preguntado, pero se rehúsa a darme detalles.
Entonces espero, y espero hasta que cruzamos a la izquierda y veo carros detenidos, muchos de hecho, por los alrededores. Al menos conseguimos puesto.
Miro a Dylan asombrada.
-¿Esto es lo que creo que es?
-Lo es, amor. Estamos en un auto cine. Sorpresa.
-¡Aah! siempre quise estar en uno de estos. Gracias, gracias ¡gracias, cielo!
Le entrego besos por toda la cara y me paso a su asiento, quedo en sus piernas mientras lo lleno de amor.
-Ey, ey, calma. Sabía que te gustaría, por eso lo hice.
-Sí, me encanta. ¿quieres que comamos ya?
Nos acomodamos en el asiento de atrás.
La película se está poniendo interesante, hasta que:
-Allie, ya puedes mirar -tengo la cabeza escondida en su pecho, y miro. Me vuelvo a asustar.
-No me hagas eso -me cubro la cara con mis manos.
-Ya puedes mirar -no sé si creerle.
-No voy a caer otra vez.
-Lo digo en serio. -Niego con la cabeza-Allie -Me toma las manos, y las coloca en su regazo-. Tranquila, nada va a ocurrir, es sólo una película, todo está bien. -me pone un brazo sobre el hombro. Mucho mejor.
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EL VÍNCULO ETERNO ©
ParanormalAllie Jensen, de dieciocho años, es una estudiante de primer año en la Universidad de Massachusetts Boston. Ella, junto a sus mejores amigos: Stefan y Sarah conocen a un muchacho: Dylan Martin. Allie y Dylan se vuelven amigos con el pasar de las se...