▫️ Capítulo 55 - Nevada -▫️

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«Trae a Dylan a salvo», es lo que su madre me pide antes de irnos, pero incluso cuando volamos por las nubes, no puedo dejar de pensar en que no quiero decepcionarla, y no quiero decepcionarme a mí tampoco.

Stefan y yo salimos del avión y esperamos a Emma en la salida del aeropuerto de Quebec. Alquilamos un auto y nos pusimos en marcha. La ciudad de Quebec es preciosa, con una arquitectura rústica, digno de una película de cuento de hadas, junto con unos árboles y vegetación en general estupenda. A medida que nos alejamos de la bella ciudad es todo más desolado, pero no por eso menos magnifico a la vista. Muchas horas pasaron hasta que se nos hace de noche. Stefan estaciona al borde de la carretera y pasamos la noche. La mañana siguiente seguimos el recorrido.

—¿Están seguros de que este es el camino? no hay nadie.

—Ya nos dimos cuenta, querida, pero es el camino que indica, no podemos hacer nada. —dice Stefan al volante—Oh, no puede ser. El combustible se está acabando, chicas.

El motor del auto disminuye su potencia y unos minutos más tarde nos quedamos sin combustible. Salgo del auto y camino despacio por la densa nieve, intento enfocar mis ojos en un cartel verde a los lejos: Radisson. Capto la atención de mis amigos y ambos salen del auto.

—Entonces, ¿ahora habrá que ir caminando? —pregunta Stefan sosteniendo el GPS, no falta mucho, pero haríamos más rápido con transporte…si es que encontramos algo. Capto un sonido a la distancia, es una pequeña casa rústica rodeada de una valla blanca, con paja para animal y sitio para tomar agua, unos cuatro caballos marrones me acaban de dar una excelente idea.

—No necesariamente, ¿qué tal si cabalgamos?

—Yo me apunto, solía ser excelente. —dice Emma y me acompaña a buscar. Stefan viene detrás de nosotras, notamos que no está convencido, pero es la única forma que tenemos si queremos llegar cuanto antes. Los caballos nos ayudaron a cruzar los tramos con mayor altura de nieve y en tan solo unos diez minutos llegamos al destino, era una casa tan grande que podría ser un castillo, con una arquitectura rústica y plantas alrededor de la casa, junto con un patio y una fuente llena de nieve—Oh, bien, no es espeluznante para nada.

—Lo más espeluznante serían las tantas plantas enredadas adornando la casa, pero debo decir que es un estilo único.

—Sí, no está mal, le da un toque clásico. —agrego mientras me bajo del caballo y lo dejo atado a una de las pilastras de la casa—¡vamos!, no hay tiempo que perder.

—¡Espera, Allie! no des un paso más. —pide Emma mientras baja del caballo y Stefan le sigue los pasos—No es buena idea entrar por la puerta principal, nunca lo es. Hay que buscar un atajo.

Seguimos a Emma hasta el lateral de la casa, donde por cosa extraña, hay una puerta. Emma la abre y entra con cautela. Los tres entramos a un gran salón, de piso de mármol y dos candelabros de techo preciosos.

—¿Quién anda ahí? —la voz de una mujer se asoma. Una mujer sale de la oscuridad de la habitación anterior, tiene un cabello negro impresionante y una tez blanca impecable y de ojos azul cielo—Oh, intrusos. Muy bien. Ya puedes venir, cariño.

Ahí, a un hombre se le conoce el rostro, es Dylan. Lleva las muñecas encadenadas y el cabello desaliñado, con la ropa aruñada y con unos cuantos desgarros. La chica le pide que se arrodille, y él, careciente de fuerzas, se tira al suelo.

—¡No! —grito en el salón e intento ir tras él, pero Stefan me lo impide tomando mi brazo—¡Déjalo ir!, él no hizo nada malo.

De pronto, Stefan me deja libre y entonces corro hacia él. Le sujeto las mejillas e intento decirle quién soy, pero él no me responde.

—Tu querido novio no ha hecho más que desastre para nosotros. Debe pagar por lo que hizo.

Escucho unos pasos desde lo lejos acercarse. Un musculoso hombre con barba, cabello negro y tez blanca aparece, usando un traje negro de pies a cabeza, pero ¿cuántas personas viven aquí?

—Amelia tiene razón, no cumplió con su parte del trato. —el hombre me tira una mirada amenazante, los ojos marrones que posee son preciosos, pero si se trata de un vampiro o un ángel… ¡no! no quiero averiguarlo, no puedo dejar que me hipnotice con su belleza—Tus amigos y tú pueden irse de mi casa, ¡ahora!

—Espera, ¿nos conocemos? —le pregunta Emma acercándose un poco más al hombre de ojos marrones.

—No suelo olvidar los rostros de mi pasado, pero…no, no te conozco.

—Oh, yo creo que sí, aunque no te cumplo han pasado…siglos. —ya frente a él, Emma remanga la tela negra en su muñeca izquierda y sus ojos revisan con cuidado. Después de unos segundos, noto en sus ojos una expresión de asombro antes de levantar la mirada—Hola, Frederic.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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