▫️Capítulo 1 - El muchacho de la chaqueta negra▫️

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—A mí me gustaría un café americano con crema batida, por favor. —pide él.

—De acuerdo, también le daremos un pedazo de brownie de cortesía de la casa ¿le parece?

—Nada mal, muchas gracias. —me mira a mí—¿que va a querer la dama?

—Un latte con un pedazo de tres leches.

—Mi amiga quiere un latte con un pedazo de tres leches, por favor.

Lo miro extraño y río por lo bajo—No tenías que repetirlo.

—Pero ya lo hice. —me entrega una sonrisa—Es todo, gracias.

La mujer se retira y nos deja solos. Muerdo mi labio inferior y reviso los libros. Luego de una hora y media de estudio tomando nuestros cafés y comiendo el postre, Dylan y yo decidimos irnos y regresar a la residencia. Dejo los libros en mi habitación y regreso junto a él. Dylan me espera en el balcón privado de la residencia.

Jugamos cartas para despejar la mente de tanto estudio mientras cuento historias de mi niñez y él me escucha.

—Seguro tuviste admiradores en la secundaria.

Río y agacho la cabeza—Sí, eso es verdad. ¿por qué lo preguntas?

—Bueno eres...divertida y te gusta la plática, simple.

Tiro una carta.

—Toma cuatro, Martin. —me rueda los ojos—Y... ¿simple? ¿tú crees que cualquier chico se enamoraría de mí?

—Yo no diría enamorar, más bien, atraer.

—De hecho, tenía admiradores, ninguno me atrajo tanto como el que ahora es un exnovio.

Me mira fijo, una mirada de tranquilidad disfrazada de furia. Se mantiene firme y deja las cartas en la mesa redonda de mármol.

—¿Te gustaría contarme lo que sucedió? no te obligo a nada que no quieras, quiero que lo tengas en claro, siempre puedes cambiar de parecer.

—No, está bien, puedo contarlo. —digo con mi voz tranquila. Le cuento que yo tenía dieciséis y él diecisiete. Nuestra relación fue rápida, quería ir más despacio, pero él se negó, y yo pensaba que si no hacia lo que él decía lo iba a perder, qué idiota—Esos meses yo no me sentía del todo bien con él, él comenzó a pedirme cosas no tan agradables, yo pensaba que era normal y que todos los enamorados lo hacían. Era mi primera relación, no sabía nada. Era... ignorante.

—Todos somos ignorantes en cosas distintas, Allie, no eres la única. —dice en tono comprensivo.

Una lágrima se aproxima en mi mejilla.

—Si tuviera a ese idiota presente lo golpearía sin pensarlo. Siento mucho que tuvieras que pasar por eso.

—Yo también Dylan, yo también.

Me quiebro y lloro. Él se levanta de dónde está y se agacha ante mí. Agacho la cabeza, apenada.

—Yo pensé que eso era amor ¿sabes? lo que hice estuvo mal y cometí errores y él sabía lo que estaba haciendo y entonces...

Su mano toma la mía y me alza el mentón.

—Allie, mírame, —lo hago. Su pulgar quita mis lágrimas—puede que hayas cometido tus errores, pero él cometió peores que tú. Ese idiota no merece tus lágrimas, te hizo daño. Eres una mujer fuerte y valiente, gracias por contármelo. Estoy orgulloso de ti ¿oíste?

—Tienes razón, no merece nada de mí. Eres buen oyente, gracias.

—No es ninguna molestia, me gusta escuchar a las personas.

Dylan, recoge las cartas, se pone de pie, y me extiende una mano con caballerosidad. Me levanto y lo abrazo por largos minutos antes de irme de vuelta a la habitación.


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Primer capítulo, *grito de escritora emocionada*

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¡Muchas gracias y hasta la próxima!

EL VÍNCULO ETERNO © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora