▫️Capítulo 34 - El fuego no correspondido - ▫️

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DYLAN

Han pasado cinco días, han sido días cortos y noches largas. Pienso que puede ser bueno —es el infierno—estar separados por un tiempo, tiempo para nosotros como personas individuales y darnos cuenta de situaciones y también para que no sospechen de mí.

Ya que no hay respuesta de ella, me volteo y mi padre entra.

—¿Todo en orden?

«¿Todo en orden? no, nada está en orden, él sabe que nada está bien ¿cómo se le ocurre alejarnos? ¿cómo se le ocurre a él alejarme de la persona que amo más en el mundo?»

No le respondo, ni volteo, finjo no escucharlo ni prestarle atención a las palabras.

—¿Cuál es definición de todo en orden? —repito—¿me la quieres decir para estar en la misma página, papá?

—Sabía que si te enterabas más tarde todo iba a estar jodido para ti y no quería eso. No sé cómo se te ocurrió traerla sabiendo el riesgo.

—Escucha, yo no sabía nada de esto, no tenía idea de que fuera pariente del mismísimo señor del infierno ¿cómo iba a saberlo? nunca pensé en usar el tacto como referencia más bien, pensé que me dijiste eso por el simple hecho de ser mortal. Yo no sabía lo que era hasta que me lo dijiste en el auto regresando a casa la noche en que me dijiste que me apartara de ella.

—Y por supuesto, no te apartaste.

—Eso no se le hace a alguien que amas ¿o sí?

—No sabes el peligro que corres al estar con alguien de su especie.

Me siento en la esquina de la cama y alzo mi vista.

—No metas palabras en mi boca. Sé el peligro, pero siempre es bueno correr riesgos de vez en cuando. No es "alguien de su especie" —enfatizo con comillas invisibles—se llama Allie, es todo. Ambos sabemos que es una de ellos, pero siendo honesto, yo no lo veo. Ella no es mala.

—Allie te hizo un hechizo. Eso es lo que hacen ellos, hacen que te enamores y luego...

—¿Acaso no entiendes que tenemos el vínculo? —lo interrumpo al borde de la furia. Intento entender, pero, él tampoco me entiende a mí.

Se queda petrificado, con sus ojos parpadeando con lentitud y respiración tranquila.

—¿Ustedes... lo tienen? ¿de verdad lo tienen?

No le respondo, en cambio, mantengo las palabras a raya porque sé cuál es su posición. Él y yo siempre hemos opiniones distintas y a mamá no le hace gracia vernos pelear, a veces por estupideces.

—¡¿Por qué lo hiciste?!

—¡Porque la amo, papá! —le exclamo de vuelta.

—Has pisado terreno peligroso, Dylan. No puedes amarla...

—¿Terreno peligroso? tengo derecho a amar a quien quiera, tú no me puedes decir a quien debo o no amar ¡¿entiendes?! -le alzo la voz-no me malinterpretes, agradezco que hayas buscado a mujeres de alto rango para estar conmigo los últimos dos siglos, pero ninguna me interesaba lo suficiente...

—Pero el vínculo que tienen puede ser un peligro.

—El vínculo puede ser hermoso o peligroso, depende de cómo lo veas. Para mí es hermoso. —hago una corta pausa—A ella la he amado como a ninguna otra mujer. La amo. Es mí vínculo, y no la dejaré solo porque a ti no te gusta.

Él se queda callado por apenas unos segundos. Espero a lo que tiene por decir:

—Compraré un boleto de avión a Bulgaria para irme a la madrugada. Espero que estés feliz.

EL VÍNCULO ETERNO © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora