▫️Capítulo 26 - El demonio en el cementerio▫️

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Damos una vuelta por los alrededores de Brookville mientras hablamos temas variados. Paramos en una cafetería. El frío está que nos llega hasta los huesos, en realidad no pienso que ellos sufran con respecto a las temperaturas, pero yo sí y Élise puede que un pequeño porcentaje. Llevo puesto jeans, botas y una camiseta manga larga negra, sin embargo, no me satisface del todo.

Me compro un café con leche con saborizante a caramelo y crema batida arriba, junto con una porción de pastel de zanahoria. Ya cuando lo tengo en mis manos me siento con ellos en la mesa.

-¿No creen que hace frío? -les pregunto.

-Los nuestros pueden soportar cualquier temperatura. -expresa Jordan-Pensé que estar aquí te ayudaría a entrar en calor.

-Y lo hace, gracias. -mis dedos intentan obtener calor mientras bebo de mi café-No creí que habría tanto frío. En Boston también hace frío es claro, pero siento que esta vez es más de lo que puedo sobrellevar.

Dejo el café en la mesa. Élise me acaricia una mano y sonríe de un lado.

-Tranquila, también me ocurre a veces.

Dylan me agarra la mano libre y frota con las suyas.

-Sí, estás fría. -se quita la chaqueta negra y yo me la coloco-¿mejor?

-Sí, gracias. -Dylan me roba un trozo de pastel-Te gusta robar ¿eh?

-Mm, lo que comes en especial, está delicioso. -deja la cuchara sobre el plato con lo que queda del pastel. Me termino el postre y la bebida, por suerte aquello me mantendrá sin hambre por unas horas hasta la cena, incluso me calma el frío.

-¿Quieren algo de diversión antes de hacer la cena de hoy? -pregunta Jordan con un entusiasmo que se visualiza a simple vista.

Salimos del calor de la cafetería y nos subimos al auto, la carretera está despejada por hoy, parece que todos se desean quedar en casa con un clima tan frío como éste. Jordan aparca el auto al lado de una acera, lo que puedo llegar a observar una gran reja negra. Los cuatro nos bajamos y caminamos hacia el misterioso lugar: un cementerio.

Jordan abre la puerta y nos deja pasar. Nos adentrarnos en el cementerio, y nuestros pasos hacen ruido por las hojas en el suelo. Mi aliento sale frío de mi boca y los pájaros hacen sonidos y cantados. Bajamos las escaleras de piedra, miro una blanca capilla y las tumbas del otro lado.

-Dijiste si queríamos diversión. -repite Élise cruzando los brazos sobre sus pechos.

Él resopla y sus brazos caen a sus laterales.

-Así es ¿no te diviertes?

-Suponíamos que sería un lugar feliz, sin ofender. -continúa ella alzando las manos en señal de disculpa, pero en realidad, no tiene que disculparse, de hecho, yo pienso lo mismo también.

-Es nostálgico, deprimente. -agrega Dylan.

Pasa la mano por su cabello rubio oscuro.

-Bien, no tenía otra idea lo admito, pero en realidad he estado lleno de trabajo estos días y necesitaba un descanso de la gente. Este lugar me trae paz. -el viento se siente más intenso-Élise ¿qué te parece si caminamos y discutimos un asunto?

-No me molesta, andando. -se gira en torno a él y se alejan de nosotros.

Dylan me agarra la mano y nos vamos a la capilla. Para nuestra sorpresa, la puerta está abierta.

La capilla tiene una magnífica iluminación. Miro los vidriares, el altar, los detalles en oro, el piso color blanco como las paredes y los oratorios en una esquina. Me siento en uno de los asientos y el escándaloso ruido que la puerta emite gracias a Dylan me hace reírme de su mal cálculo mientras él moja sus dedos con agua bendita y hace la señal de la cruz.

EL VÍNCULO ETERNO © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora