—¿Estás bien, cariño? —le pregunto con mis manos estando sobre sus mejillas—¿ningún rasguño ni corte de mayor grado o sí?
—Lo de mayor grado que pudo haber sucedido se llama muerte, algo que no ocurrió así que... deberíamos estar agradecidos con Dios ¿te parece si subimos ya?
—Sí, claro, fueron suficientes sorpresas por hoy.
—En eso concuerdo. —subimos a mi habitación sin importar que las luces estén apagadas y no haya ni una vela encendida. Al llegar, nos quitamos la ropa elegante y todo lo que conlleva; Dylan me entrega su camisa para dormir y él duerme con unos shorts de pijama. Nos metemos a la cama, intercambiamos unas cuantas palabras sobre lo sucedido además de las buenas noches. Por desgracia, a mitad de la noche me despierto con frío, me cambio de posición intentando de forma inútil obtener el calor, tal parece que el frío se está empezando a sentir en el interior de la camisa y se transfiere a mi piel. Me siento en la cama pensando en otra alternativa, cubro mi parte de la cama con una manta caliente adicional. Agarro el celular y la luz blanca intensa que este emite hace que, por instinto, entrecierre los ojos y no logre enfocar la hora sino hasta segundos después: once de la noche—Allie... —dice con voz ronca y se toca la cara—apaga el celular, no podrás dormir con esa luz.
—Dormiré en unos minutos, no te preocupes por mí.
Dylan se mueve y sienta junto a mí. Se pasa la mano por la cara y planta un beso en la curva de mi cuello. Él posa su cabeza en mi hombro y mi mano le acaricia el cabello.
—Allie, tesoro, tienes insomnio porque...estás emocionada por verlo ¿tengo razón?
Observo la foto que Sterling y yo nos tomamos a mediados de año, con la nieve a los alrededores, nosotros con nuestra toga y birrete de graduación, arrojándonos bolas de nieve y sonriendo a la vez; paso a la otra foto, en el mismo lugar riendo a carcajadas, y luego otra, abrazados y él dándome un beso en la frente. Dejo el celular en la mesa de noche y en ningún momento detengo mis dedos de darle caricias en su cabello.
—Sí, estoy emocionada por verlo, por eso tengo insomnio. Es extraño porque...es como si como si no lo hubiera visto en años, lo cual no es cierto.
Se incorpora, y coloca su mano sobre la mía.
—Tiene validez que lo consideres extraño, yo también lo considero así.
—¿Podemos ir a tu habitación a dormir? esta me trae malos recuerdos.
—Sí eso hará que duermas, está perfecto, todo para que mi mujer esté bien. —Dylan toma mi mentón y tocan la puerta. Suspira. Él se levanta y la deja entrar—¡No puede ser! ¿qué maldición tiene esta casa que nadie puede dormir? en serio, avísame si quieres un espacio en la cama y te lo doy con gusto.
Emma arruga la frente desconcertada de la situación.
—Qué generoso de tu parte darme un lugar, pero sería incómodo.
—De acuerdo, no tendrás tu espacio en la cama entonces, mejor para nosotros, podría haber dormido encima de Dylan, claro, no me molestaría, pero... preferiría dormir en un colchón plano, sin ofender, cielo, me encantas. —procedo a decir.
Ella me mira e inclina la cabeza.
—Ustedes dos si son tal para cual, me alegra que hayas encontrado a alguien con tu mismo pensamiento...encantador, dulce e inoportuno.
—Por favor Emma, siempre lo hemos sido... espera, dijiste ¿inoportuno?
—Es que siempre estás caliente, cariño...y Allie también, pero ese no es caso por el que vengo, es hora de cambiarse de ropa y ponerse algo más... decente de batalla, ya que tenemos una misión esta noche.
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EL VÍNCULO ETERNO ©
ParanormalAllie Jensen, de dieciocho años, es una estudiante de primer año en la Universidad de Massachusetts Boston. Ella, junto a sus mejores amigos: Stefan y Sarah conocen a un muchacho: Dylan Martin. Allie y Dylan se vuelven amigos con el pasar de las se...