▫️ Capítulo 37 - Tentación -▫️

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El portal nos lleva al centro de la casa. Ordeno a mis pies descalzos avanzar incluso con el frío del piso recorriendo mis venas, sin embargo, ese frío no dura en mi cuerpo ya que su tacto me estabiliza por completo. Tomada de su mano me lleva a la habitación, cierro la puerta tras de mí. Dylan viene a mi y posa su mano en mi hombro; la yema de sus dedos me estremece, luego, su mano toca mi espalda y mi hombro, sus labios se presionan en mi cuello y me hace perder el aliento. Nunca su tacto había estado tan... caliente. Sus labios van a mi oreja, y sus manos tocan mi pecho sobre la tela. Suspira dentro de mi oído, y me hace suspirar a mí. Él hace nuestro camino hacia la cama. Ambos nos quedamos semidesnudos y nos damos besos y caricias en el cuerpo. De nuestras bocas no salen más que súplicas y ganas de hacerlo mío de nuevo. Él besa, lame y muerde todo mi cuerpo, y yo hago lo mismo con el suyo. Dándonos el amor que no sabíamos que necesitábamos. Necesitábamos tenernos de nuevo. La ansiedad de estar juntos era y es real. Pasan diez minutos llenos de amor y deseo. Dylan me entrega un beso en los labios y toca por mi lateral. Él me habla entre susurros.

—Entonces fue cuando me lo confesó.

Lo beso en el cuello. Me quedo sobre él con mis piernas a los lados.

—Cuéntame más... —le suplico, besando sus mejillas.

—Él decidió irse a Bulgaria, de dónde vino.

—¿Qué? ¿tú le dijiste que se fuera, o no?

—No, yo dije algunas cosas, pero la decisión fue suya, no estuve involucrado.

Bajo la cabeza un momento, analizando la situación. Él me agarra suave la barbilla.

—Seguro piensas que no te merezco porque yo también lo he pensado antes, Allie...

—¿De qué hablas? no, no pienses así, nunca más.

—Lo hecho, hecho está. Lo de guardar secretos lo hice para protegerte, no estuvo bien, prometo decirte la verdad lo antes posible. Y, ahora que sé que eres la hija de LuzBel, tengo en claro por qué me sentía tan atraído a ti en primer lugar.

—Sí, ahora todo tiene sentido... ahora soy la hija de un demonio.

—Eres un demonio hermoso, Allie, mi razón para caer en la tentación.

—¿Qué tipo de tentación?

Él me sonríe con picardía.

—Cualquiera que tu mente pueda crear. Encuentra un lugar y te aseguro que ahí estará todo lo que se te plazca.

Levanto una ceja y lo beso en los labios. Me acuesto al otro lado de la cama y él me agarra una mano.

La cama se siente extraña y eso es porque... esta no es su cama.

—Allie, arriba. Despierta.

—¿Qué pasa? —me froto los ojos y lo veo recostado en la pared frente a mí. Estamos en la sala de música y demás cosas. Él sostiene una ballesta en el hombro—¿Dylan qué estás haciendo?

—Levántate y guarda silencio, las explicaciones te las doy luego, pero necesito que te levantes y estés alerta.

Me levanto y llevo una camiseta blanca y él solo unos pantalones negros y su cinturón, parece que con cada paso que doy su arma no deja de apuntarme, o quizás estoy cansada por el sexo que tuvimos. Dylan me entrega su ballesta y él agarra una daga.

—Estas consciente de que no sé usar una ballesta ¿o no?

—Lo olvidé, mi error. —la tiene él y me entrega su daga.

—Me lo dirás luego, lo sé, pero por lo menos ¿me quieres explicar por qué estamos aquí? —le susurro mientras me mantengo alerta.

—Tenía que dejar la habitación y traerte hasta aquí porque los demonios vienen por ti.

EL VÍNCULO ETERNO © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora