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La chica It.
Así era como la gente de ese pueblo solía apodar a Freya Hunter.
La típica adolescente que emana un aura de rebeldía y elegancia. Una joven que posee atractivo y resalta -inevitablemente- entre la multitud. Esa que tiñe su cabello al menos una vez por mes de diferentes colores. El tipo de persona que vive del dinero que sus padres le proveen para aminorar su falta de cariño. La chica que camina por los pasillos del instituto de Hawkins como si de la dueña se tratara.
Esa que amas u odias.
A Freya no solía importarle demasiado lo que la gente pensaba de ella. Pero ese titulo que ganó hacia ya mucho tiempo atrás, era un apodo que llevaba con orgullo. Ese que logra que se sienta mas que importante. Las personas la siguen, la respetan, se acercan a ella con la intención de entablar una amistad, y ciertamente susurran a sus espaldas sobre lo genial que es o sobre cuanto la aborrecen. De una forma u otra siempre esta en la boca de todos.
-¿Que estas haciendo?-
Excepto de quien ella quería.
Freya se sobresalto cuando una voz masculina le hablo. Normalmente estaba sola dentro de esa inmensa casa. Sus padres aparecían una vez cada cierto tiempo y ella tuvo que acostumbrarse a la soledad. Eso fue hasta que su vecino entro en su vida. Steve Harrington no era lo que todos en ese pueblo creían. Si, podía ser un descarado muchacho que no tenia miedo de decir la verdad.
Pero esa era solo una de sus tantas facetas.
-¡Me asustaste!-
El chico se apoyo contra el marco de la puerta, levantando una ceja en forma de burla. Steve tenia la manía de entrar por su ventana cada vez que le placiera, generalmente asustándola en el proceso. No era lo que uno llamara discreto a decir verdad. Y no importaba cuantas veces le dijo que podía usar la llave de repuesto, él creía que de esa manera era mas excitante. El hecho de ser atrapados solo lograba que la emoción aumentara.
-No respondiste mi pregunta- la señalo -No puedo creer que estés tiñendo tu cabello de nuevo. Esta es la segunda vez en el mes reina-
-Era un muy bonito color y yo no me pude resistir ¿De acuerdo?-
Steve soltó una pequeña risa para posicionarse detrás de ella. Freya lo vio a través del espejo intentando con todas sus fuerzas evitar que el suspiro saliera de sus labios. Se conocían desde hacia al menos seis años y las cosas no habían cambiado. Sus sentimientos estaban ahi, como esperando por una oportunidad que no sabia si llegaría. Harrington siempre la trató como una reina (uno apodo que, al final, le quedo debido al parecido con su nombre). La llevaba a donde quería, le compraba lo que deseaba, pasaban tiempo juntos, tenían citas y mas de una vez se besaron.
Ellos eran su primer todo.
Y aun así, nada oficial existía en el medio. Solo eran momentos donde se dejaban llevar. Unos en los que Hunter terminaba anhelando por mas, aun cuando sabia muy bien que era probable que no sucediera. Pero su abuela decía que la esperanza era lo ultimo que se perdía. Y tal vez debía hacerle caso por una vez en su vida.
-¿Que color elegiste hoy?-
-Ya lo veras-
La chica le guiño un ojo para separarse de él. Se agacho a un lado de la bañadera, donde el agua estaba esperando por ella hacia ya un rato largo. Metió la mitad de su cabeza esperando lavar el color de una buena vez, sintiendo como dos manos la ayudaban a quitar el resto. Freya se quedo en su lugar esperando que el muchacho hiciera todo el trabajo, aceptando la toalla que ahora se posiciono frente a sus ojos.
-¿Que haces aquí?- respondió secando su cabello -Pensé que irías a lo de Wheeler hoy-
Su tono salió con un resentimiento que Steve detecto. Esa era la principal razón por la que no se quedo ahi. Nancy, su supuesta novia, no era con quien quería estar. Ni siquiera sabia porque en su momento acepto la confesión de la chica. Él solo tenia ojos para Freya. Y a decir verdad, no importo cuanto intento ocultarlo ante los ojos de los demas, el mundo sabia que era así. Incluso ellos.
De otra manera, no estaría ahi.
De otra manera, no sonreiría cada vez que ve a Freya.
De otra manera, no engañaría a Wheeler con Hunter.
-Tenia ganas de verte. Eso es todo-
La chica elevo una ceja evitando que la sonrisa se notara. No tenia ganas de hacerle saber que con esas simples palabras, ya habia ganado. Pero Harrington lo noto, porque paso sus manos por la cintura de Freya para atraerla hacia él. Tiro la toalla al cesto de ropa sucia moviendo su cabello de un lado a otro, agarrando uno de los mechones recién teñidos. Ahora su cabello no solo era castaño, también tenia mechas de color violeta en él.
-Se ven genial-
Le quedaban mas que bien.
-Creo que este será el ultimo color en un tiempo-apoyo sus manos en el pecho del chico -O de lo contrario, deberás acompañarme a comprar pelucas cuando pierda todo mi cabello.
-Hubiera sido divertido verte con una verde-
-Oh cierra la boca-
Freya lo golpeo con suavidad recordando la ultima vez que utilizo ese color. No tenían buenos recuerdos de esa etapa de su vida. El verde que eligió, termino quedando mas amarillo que otra cosa, y Harrington tuvo que cortar todas las puntas de su cabello para que no se viera el gran y prominente desastre que creo. Aunque le sorprendía que siguiera animándose a hacerlo.
Especialmente porque teñía mechones desde la raíz.
No habia vuelta atrás ahora.
-¿Que haremos hoy?-
-Tengo un par de ideas en mente-
Hunter sonrió ante esa respuesta dejando que Steve la elevara por los aires para salir del cuarto de baño en dirección a la cama. Las risas de la chica se escuchaban por toda la casa, mientras los adolescentes solo se preocupaban por ellos y nada mas que ellos. Disfrutando la compañía, los besos, las suaves caricias y la tranquila brisa que se colaba por la ventana de la habitación.
Sin pensar que ese seria el ultimo día normal en sus vidas.
