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1984 - Indiana, Hawkins.
-¡Hola familia!-
Freya grito entrando a la residencia Byers, casi matando de un susto al pobre Bob. El nuevo y muy amable novio de Joyce, quien para ese momento ya estaba mas que acostumbrada a que los saludara de esa forma. Era noche de películas, lo que significaba que la de mechas era mas que bienvenida a acompañarlos. Y Hunter no dejaba pasar la oportunidad de asustar a su amigo cada vez que veían cosas de terror.
-Hola cariño- la mujer le sonrió -Pensé que ya no vendrías-
-Yo también- ella hizo una mueca -Mis padres están en casa y parecen querer ser responsables por una vez en sus vidas -rodo los ojos irritada- Claro que no les salió porque me dejaron ir minutos de estar conmigo.
Los Hunter no eran una familia muy unida a decir verdad. A pesar de todo lo que se encargaban de mostrar y aparentar, al final era obvio que no se llevaban bien. Y los que eran cercanos a ella podían confirmar que era una casa muñecas el lugar en el que vivía. Bonita por fuera pero una pesadilla por dentro.
-Lo siento, Freya-
-Descuida- ella se encogió de hombros -Estoy mejor aquí-
Eso era cierto.
Con ellos, los Henderson e incluso en lo de Steve, con quien no hablaba mucho luego de lo que sucedió entre ellos. Todos eran su familia en cierto punto. Y le gustaba pasar su tiempo con esas personas que volver a un silencioso hogar, donde nadie prestaba mucha atención a lo que hacia.
Era triste hasta pensarlo.
-¿Joyce? Las palomitas-
Freya le indico que estaban a punto de explotar, viendo como la mujer corría en esa dirección soltando un par de maldiciones. Eso la hizo reír por lo bajo a la vez que se encaminaba al cuarto de Jonathan. Dejo su bolso tirado sobre la cama en primera medida, y luego siguió ese juego de voces masculinas hasta la habitación de Will. Los dos hermanos parecían estar teniendo una muy agitada conversación.
-¿Que hacen?-
La chica hablo abriendo la puerta de golpe y sobresaltando a los dos. El mayor fue quien mas se sobresalto, apoyando una mano sobre su pecho para evitar gritar de susto cuando la vio aparecer de la nada. La noche de películas siempre era lo mas esperado por ella, solo porque podía hacer esas cosas.
-¡Freya deja de aparecer así!-
-Hola Johnny, también me alegro de verte-
El menor soltó una risa ante la interacción de los adolescentes, sintiendo un poco de paz al estar con ellos. Para él era gracioso verlos pelear como si de una pareja se tratara. Como esas que llevaba mas de cuarenta años casados y ya no pueden verse ni en pintura.
