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Freya no habia dicho palabra alguna.
Luego de lo sucedido esa noche, y los portales abriéndose a lo largo de Hawkins, ninguno habia sido el mismo. Y no importaba cuanto intentaran reparar todo el daño causado. Eso no iba a ser posible. Ella era una de las principales victimas. Todos la habían visto entrar a esa habitación de hospital, sentarse en la silla a un costado, y simplemente esperar.
Esperar por un milagro que no sabia si llegaría.
Steve entro varias veces por esa puerta, llevándole ropa, comida, y quedándose con ellas por un par de horas. Sabia que no habia manera de sacarla de ahi, por lo que simplemente apoyo todas sus decisiones. Él quería tanto como ella que Maxine despertara. Que ya no estuviera postrada a esa camilla de hospital, y que volviera a pelear con él por Freya.
No era justo para ninguno.
Especialmente para ellas.
-¿Freya?-
La chica dejo el libro a un costado, quitando su vista de la pelirroja en la cama, y elevando su vista ante la conocida voz. Jonnathan Byers se encontraba parado frente a ella, pronunciando su nombre con sumo cuidado, mientras Nancy, Will, Mike y Once miraban con sorpresa la situación. Ni los hermanos Sinclair ni ella los culpaban realmente.
Max no solo tenia marcas de sangre en su rostro, también estaba enyesada de pies a cabeza. Y no era como si Freya se viera mucho mejor. El top que tenia dejaba a la vista una marca violeta -mezclada con negro-, a lo largo de sus costilla derecha. Era un moretón que hacia juego con la cortada de su clavícula, y el golpe en su pómulo.
-Johnny- la chica se puso de pie -Oh dios, nunca estuve tan feliz de verte-
El muchacho soltó una pequeña risa, correspondiendo el abrazo que recibía con fuerza. Esa era la primera vez en un año que se veían de nuevo. Escucharse por llamadas no era lo mismo que tener a tu mejor amigo a tu lado.
-¿Cuando volvieron?- esta vez abrazo a Mike y Will -¿Están bien? Hemos estado intentado contactarlos-
-Vinimos tan rápido como pudimos- Wheeler le susurro -Pero estamos bien, y espero que tu también-
Hunter se separo, acariciando la mejilla del chico con la intención de decirle que se encontraba bien. Lo siguiente que los ojos de la chica vieron, fue a una encapuchada Once. Una que abrazo como si su vida dependiera de ello. La niña fue quien estuvo a su lado toda esa injusta pelea en el otro lado. La que las ayudo a salir de ahi. La que, estaba segura, le dio una segunda y nueva oportunidad a Max.
