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1984 - Indiana, Hawkins.
-Frey-
Steve susurro a su lado, pasando su dedo índice por la espalda de la chica. Los dos se encontraban en la cama de Hunter con una sabana cubriendo sus cuerpos, cabellos un tanto alborotados y una sonrisa de paz que hacia mucho no tenían. No habían hecho nada como lo que solían hacer en el pasado, simplemente girando sus cuerpos uno para cada lado para así dormir por fin. Era algo así como una costumbre que tenian. Y Freya sintió por unos momentos que todo volvería a la normalidad. Pero algo dentro suyo le decía que en esos momentos, Harrington no era la única persona en su mente.
Y no sabia como terminaría eso.
-No quiero ir-
Ella removió su cuerpo con suavidad, no queriendo abrir sus ojos por nada del mundo. Porque eso significaría que debía enfrentarse a un demogorgon bebe suelto por la ciudad. Y Harrington lo entendió, soltando una pequeña risa para dejar que descansara por unos segundos mas. Eso le permitió admirarla desde su lugar, pensando que estaba tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos.
Porque el abrazo que Jonathan le dio en el hospital solo era por algo amigable y no porque estuvieran juntos. Algo que él malinterpreto, llevándolo a buscar consuelo en alguien que claramente no quería como tal. Y ambos pasaron semanas separándose del otro, creyendo que los sentimientos no estaba ahí.
Pero si estaban, y cada día mas fuerte. Y ahora que aclararon lo sucedido, no pensaba rendirse. Porque ese error lo perseguiría por siempre de una forma u otra. Él quería que ella fuera feliz y al final no se dio cuenta que ya lo era. Lo era porque estaba con él.
-¿¡Ya están listos!?- la voz de Dustin los sobresalto -¡Voy a entrar así que espero no ver nada muy raro ni fuera de lugar!-
-¡No espera!-
Ninguno pudo evitar que lo hiciera.
-¡Mis ojos! ¡Les dije que no hiciera cochinadas anoche!- se dio vuelta -¡Y encima con un niño presente! ¡Que irresponsables son!-
-¡Dustin cierra la boca!- ella le tiro un almohadón -Tenemos ropa, y para que lo sepas, no hicimos nada-
-No ayer.. Pero estoy seguro que todas esas noches que Steve entraba por tu ventana no eran para estudiar-
-¡Lárgate de aquí!-
Freya tal vez debería haberse parado solo para golpearlo. Pero solo se dejo que por esa vez se fuera riendo de su habitación. Ahora, ninguno de los dos adolescentes tenia muchas opciones. Debian levantarse. Así que, Steve se sentó al borde de la cama para tomar su ropa de la silla al mismo tiempo que ella se ponía de pie a agarrar prendas del armario. Un pantalón negro que combinaba con la remera, botas de cuero y una chaqueta de jean roja que encontró por ahí.
