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-Corre-
Freya no tuvo que pensarlo dos veces.
No sabia si su mente estaba jugándole una mala pasada o simplemente ella deseaba aferrarse a algo que conociera. Pero en el momento que la ilusión de Billy Hargrove dijo esas palabras, su cuerpo se giro, y sus piernas comenzaron a correr en la dirección contraria. Por lo que Maxine habia dicho horas atrás, Vecna te obligaba a ver tus peores miedos. Esa culpa que te carcomía por dentro, y que te destrozaba lentamente.
Ahora podía confirmarlo.
-No puedes huir de mi, Freya-
La nombrada trago saliva al escuchar esas palabras a la distancia, revoleando sus ojos de un lado a otro en busca de encontrar una salida. No le importaba quien intentaba hacerle perder la cordura. Ella solo quería salir de ese horrible lugar de una buena vez por todas. Aunque la playa donde estaba atrapada parecia vacía, Hunter podía sentir la presencia de alguien mas ahi. No podía verlo, tampoco imaginarse como se veía.
Pero lo sentía.
Y no era nada agradable.
Ya no quería estar ahi.
-Deberias unirte a nosotros-
Su voz se escuchaba cada vez mas y mas cerca. Freya simplemente intento ignorarlo tanto como pudo, casi arrastrándose por la arena negra debajo de ella. Las olas comenzaban a moverse con mas y mas fuerza, el piso temblaba levemente, y una parte de ella sabia como terminaría. Pero aun así, no se rindió. Era su mente, ella lo controlaba. Lo que significaba que tenia que encontrar una manera de salir de ahi.
¿Verdad?
-Mierda-
Lo único que podía hacer era maldecir y seguir corriendo. Pero muy dentro suyo, sabia que eso era inútil. Correr no la llevaba a nada. Tal vez por esa razón freno de golpe, intentando regular su respiración, e imaginar una manera de abandonar ese lugar. Lo único que sus ojos encontraron cuando se abrieron de golpe, fue una puerta en el medio de la nada.
La misma de la casa Creel.
Esa que ella rompió con un ladrillo.
-No puedo creer que vaya a hacer esto-
Hunter murmuro para si misma, adentrándose en la gran casa. Lo primero que encontró fue una familia de cuatro, dos niños y sus padres. Ese debía ser Víctor Creel, el hombre que Nancy visito junto a Robin. Su vista no se despejo de ellos en ningún momento, simplemente caminando por los largos pasillos mientras seguía al niño mas joven.
Lo vio encontrar las arañas con las que ella y Steve se toparon días atrás, jugando con ellas como si no fueran peligrosas. Lo siguiente que sintió fue una mano posarse en su hombro, que la obligo a subir las escaleras hasta el ático. El pequeño estaba sentado ahi, dibujando en el centro de esa habitación en paz. Y finalmente, debió bajar al pasillo principal, antes de pararse junto a él frente a ese viejo reloj.
El mismo que Max veía en sus visiones.
Ese que tenia su vidrio partido en cuatro.
Ese que presencio la masacre completa de la familia Creel.
-Atrás-
Un nuevo susurro se escucho cerca de su oído obligándola a girar su cuerpo. Ya no se hallaba en la aterradora casa. Ya no estaba en los pensamientos principales de ese niño. De ese muchacho que finalmente entendía era mas poderoso de lo que alguna vez creyó. De ese desconocido que ahora se encontraba amarrado a una camilla mientras un doctor lo estudiaba. Hunter supo en cuestión de minutos que intentar controlarlo, era lo peor que alguna vez pudo hacer.
Vecna no podía ser controlado.
No así.
-Ya esta- el doctor hablo -No hay nada que temer, ¿No es así Freya?-
La chica se sobresalto ante eso, dando un par de pasos hacia atrás con susto. Una vez mas, se encontraba corriendo por su vida en busca de una salida. Hunter empujo una puerta de metal con fuerza, adentrándose en nuevos pasillos decorados con manchas de sangre en cada pared que sus ojos encontraban. Un liquido rojo proveniente de los niños y el personal esparcidos por el suelo.
-¡Frey!-
Su rostro se elevo al sentir una voz a lo lejos, reconociéndolo en instantes.
Sonaba exactamente como Steve Harrington.
-Steve-
Su nombre salió como un susurro de sus labios, corriendo exactamente en dirección a donde la voz resonaba. Solo eran mas y mas pasillos completamente destrozados. Todos, salvo el ultimo. Uno donde al final, una gran puerta casi brillaba frente a ella. Sus manos fueron a parar en cada madera que le impedía salir, tironeando de la primera para quitarla de su camino.
-Freya- ese ya no era Steve -¿Que estas haciendo? No es hora de que te vayas-
Hunter se encontró con una criatura bastante aterradora detrás de ella. No se veía como nada que alguna vez haya visto. De hecho, si le prestaba mas atención, se podía notar una leve figura humana debajo de toda esa quemada piel.
-Ahora que viste donde estuve...-se acerco a ella -Me gustaría mostrarte a donde voy-
Eso fue lo ultimo que escucho antes de poder sacar la ultima madera. Soltando un suspiro de completo alivio, se adentro a la segunda habitación. Eso fue aun peor que antes. Porque frente a ella se encontraba el mismo doctor del comienzo, pidiéndole que se sentara sobre la camilla.
-¡Aléjate de mi!-
No importo cuanto grito, una gran liana la tomo de sus tobillos, arrastrándola por el piso hasta una silla. Si termino sentada, débil y en completo terror. Tal y como Vecna quería. Esa cosa que se acerco hacia ella, posicionando su rostro a centímetros del suyo, antes de elevar una de sus manos.
-Quiero que le digas a Once...- le susurro -Quiero que le digas todo lo que veras-
