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1985 - Indiana, Hawkins
Freya Hunter estaba emocionada.
Luego de pasar tres semanas de su verano cuidando niños en un campamento a las afueras de Hawkins, se encontraba mas que lista para volver. Normalmente no hubiera dicho si a algo como eso. Pero no pudo decirle que no a Dustin cuando este le pidió por favor lo acompañara. Así que ella se postulo como coordinadora para hacerle compañía. Porque era eso o comenzar a preocuparse otra vez por la universidad. Y alejarse sonaba de maravilla.
Aun cuando extrañaría muchas cosas.
Especialmente a Steve, quien pego el grito en el cielo cuando supo que no solo su "hijo mayor" sino que también su preciada novia, se irían. El chico pensaba rearmar su vida ese año. Quería darle todo lo que mas que pudiera a Freya, y no lo lograría si seguía fallando en las universidades.
Por esa razón tomo el castigo de su padre, entrando a trabajar en una heladería del nuevo centro comercial. De esa manera se distraería ante la falta de gente a su lado y juntaría dinero suficiente para comprarse el departamento del centro que tanto querían.
No veían la hora de vivir juntos.
Sus casas ya no eran lo mismo.
-Tal vez se olvidaron-
La señora Henderson, quien ahora los conducida a ella y Dustin a sus casas, la saco de sus ideas con Steve. Desde el asiento de copiloto vio como el niño ya no tan pequeño gritaba en la radio en busca de sus amigos. Incluso tomo la de Freya de su mochila para intentarlo, sin recibir ni una sola respuesta. Sus amigos parecían haberse olvidado de su presencia, pero ella sabía que no era así.
Max no podía guardarle secretos.
-Anímate Dusty- la adolescente le dijo bajando del auto -Seguro luego los verás. Por ahora déjame ayudarte con tus cosas-
Ambos tomaron un bolso cada uno, entrando todas sus pertenencias hasta el cuarto del chico. Incluso las de Hunter, quien mas tarde recogería su mochila. Primero quería ver la sorpresa que los demás le darían a Henderson y luego volaría a ver a Steve en su lugar de trabajo. Ya no aguantaba mas las ganas de estar con él.
Lo extrañaba mas de lo que quería admitir.
-Al menos alguien está feliz de volver-
Dustin le sonrió con la mirada apagada ante la emoción que su niñera tenia. Y aunque Freya quiso hablar, no pudo decir nada para animarlo. No solo porque se lo prometió a Max anteriormente. También porque los muñecos de la habitación se encargaron de eso. Pequeños robots que comenzaron a moverse por si solos, como si tuvieran vida propia.
Y Hunter, quien no estaba enterada de esa parte del plan, siguió los muñecos por todo el pasillo con total cautela. Dustin, por su parte, necesitaba estar más seguro. Por eso tomó el frasco de fijador -ese mismo que Harrington usaba- y que su niñera le había comprado meses atrás como regalo.
