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-¡Ya levántense!-
-¡Deja de gritar Steve!-
Irónico, pensó el muchacho ante la forma en que su novia le respondió. Se suponía que todos irían al partido de la secundaria Hawkins para apoyar a su equipo, y por supuesto a Robin, la cual debería aguantar las burlas de la pareja gracias a su puesto en la banda. Pero ya eran casi las siete de la mañana y nadie habia aparecido. Ni Buckley con sus miles de bolsos con ropa, ni Hunter con su mal humor mañanero, ni tampoco Mayfield con su acida personalidad.
El único que estaba listo era él.
Y ahora se dedicaba a molestarlas como si su vida dependiera de ello.
Freya estaba despierta hacia ya unos minutos. El problema era que no encontraba motivación necesaria para levantarse de la cama. Y si no hubiera visto el reloj en su mesa de luz, era muy probable que jamás se habría puesto de pie. Pero ahora solo contaba con diez minutos para tomar todo lo que necesitaba, intentar que la pelirroja a su lado abriera los ojos sin lanzarle lo primero que encontrara, y llegar a tiempo al partido.
-¿Maxi?- la removió -Es tarde cariño, debemos irnos-
Max Mayfield tenia su cuarto.
Eso no significaba que lo usara.
-Cinco minutos mas-
Como la castaña prometió el año anterior, la niña podía quedarse en su casa todas las veces que quisiera. Steve y Freya finalmente compraron su departamento -ubicado no tan cerca del centro de la ciudad-, de un piso, con dos habitaciones, una cocina relativamente pequeña, una sala de estar improvisada y un simple baño. Tenia todo lo que alguna vez desearon. Paz y tranquilidad.
Y a las personas que mas querían en el mundo.
-Lo siento Maxi, pero no hoy- quito las sabanas -Tienes diez minutos.
La pelirroja pasaba noches seguidas en esa casa. Se sentía mas como un hogar que su propio remolque. Y a pesar de que peleaba con Steve por absolutamente todo, la niña sabia que al final del día, él junto a Freya se encargarían de que nada le sucediera. Tal vez por eso prefería ir con ellos cada noche de soledad, empujar al muchacho para que le hicieran lugar, y pegarse como garrapata a la castaña.
Hunter lo permitía siempre.
-¿Están listas?-
Harrington apareció por la puerta, divisando a una Mayfield caminar como zombie por el cuarto y a su novia revolver entre su armario en busca de una pollera. Ambas le dieron una mirada de desespero ante su insistencia, tomando sus bolsos cuando se encontraron listas y arrastrándolo fuera del cuarto.
-Hola Rob-
Robin ya se encontraba en la sala, desayunando uno de los pastelitos que su amiga hizo la tarde anterior para una fiesta de caridad en la escuela. Freya-a diferencia de ella y Steve- decidió dejar de trabajar en tiendas que le daban cero dinero para subsistir. En su lugar, aprovecho la fama que tenia alrededor de la ciudad, y puso su propio emprendimiento. Vendía pasteles a casi todo aquel que se le posicionara delante.
