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1983 - Indiana Hawkins.
Eran las 8 de la noche.
O al menos eso calculaba Freya con solo mirar a través de su ventana. Sus ojos pesaban, todo su cuerpo dolía, y su cabeza punzaba. Pero ni siquiera eso impidió que se levantara de golpe. Sabía que durmió toda la tarde pero no como llego a su cama. Así fue hasta que diviso pequeño papel de color naranja pegado a su lampara de noche. En el resaltaba la letra de Steve, que le avisaba que él fue el responsable de que se encontrara en su cuarto y en una pieza.
Hunter sonrió observando el pequeño corazón al final para guardar el papel junto a los otros en el cajón de su mesa de luz. Mas precisamente, en una caja de vidrio repleta de esas cosas. Iban desde recordatorios a mensajes, e incluso dibujos. Algunos de ellos también habían terminado en su pizarra de corcho junto a un par de fotos de ella junto a Harrington, otras con sus padres, los niños, y sus propios bocetos de California.
-¡Freya!-
El rostro de Henderson la hizo saltar en su lugar. Los cuartos de Harrington y Hunter no coincidían. Pero los de Freya y Dustin si. Y ahora ella se lamentaba decirle que podía avisarle si necesitaba ayuda. Porque cada dos por tres el niño aparecía en su cuarto, la asustaba, le contaba algún chisme y volvió a su propia habitación como si nada hubiera sucedido.
-¡Me asustaste tonto!- ella le recrimino -¿Que estas haciendo?-
-Tienes que venir con nosotros- él dijo intentando mantener el equilibrio -Iremos tras Will-
Esas palabras bastaron para que su mente se despertara. Sus ojos recorrieron su atuendo al sentir un poco de frio en sus piernas, para darse cuenta que su atuendo de hoy ya no estaba sobre ella y en su lugar, se encontraba una remera que le quedaba como vestido. Sonrió de lado al saber que so era obra de Steve, y le indico al niño que esperaba por ella abajo.
-¡Trae tu linterna también!-
Mientras se colocaba el primer short de jean que encontró y una campera de algodón negra, escucho a Henderson soltar un pequeño grito. Uno tan fino, que le dio a entender que Dustin todavía no era capaz de escapara de su casa con facilidad. Por lo que no fue ninguna sorpresa que estuviera tirado en el suelo de su patio delantero luego de caerse del balcón.
Y eso la hizo reír con maldad mientras bajaba las escaleras con velocidad, saliendo de su casa luego de cerrar con llave. Tal y como predijo, el niño estaba desparramado entre las plantas a metras de su casa, intentando ponerse de pie como se debia.
-Veo que aterrizaste muy elegantemente-
Freya se burlo mientras se paraba a su lado y lo tomaba de la capucha, acomodándolo a su lado sin mucho problema. Normalmente se preocupaba por si estuvieran bien o sin ninguna herida. Pero debía admitir que la posición en la que se encontraba era bastante divertida. Incluso tenia un par de hojas entre sus rulos.
