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Capítulo 1165

"Creo que eso es todo. Tenemos que irnos ya. Les dejaré el resto a ustedes dos".
Dijo KyuJong, a quien no le preocupaba que esos hombres lo fueran a engañar y enviaran a sus hijos a casa una vez que él se fuera, ya que les había dado instrucciones claras y estaba seguro de que lo obedecerían.

"No se preocupe, Mayor General. Haremos lo que nos indicó. Lamentamos haberlo molestado y haberle hecho perder su tiempo".
Dijo el señor Yi, en el tono más sumiso y humilde que pudo usar.

Era fácil imaginar cuánta ira acumulada liberaría una vez que KyuJong se fuera. No podía llevarle la contraria al Mayor General, ni se atrevía a ser demasiado duro con el hijo del alcalde; sin embargo, podría desquitarse con los demás chicos.

"Es muy amable de su parte, señor Yi. Por favor manténgame informado acerca del desempeño diario de estos muchachos mientras estén detenidos. De esta manera sabré si realmente están reflexionando acerca de sus errores. ¿Cree que eso lo ayudará a aliviar algo de la culpa que siente en estos momentos?"
Dijo KyuJong en un tono un tanto sagaz. Aunque ya se había dado la media vuelta para irse, la gran muestra de cortesía del señor Yi despertó su curiosidad y volteó de nuevo; aprovechando la oportunidad para reafirmar sus órdenes, pues quería asegurarse de que los funcionarios no practicaran el favoritismo con sus hijos, y ese último vistazo le proporcionaría una visión general de lo que estaba sucediendo.

El señor Yi no tendría más remedio que hacer lo que el Mayor General le había ordenado. No obstante, KyuJong podría darse cuenta de si estaban siendo indulgentes con los jóvenes, o si planeaban rebelarse contra sus instrucciones en secreto.

"Bueno... este... ".
Comenzó a decir el señor Yi, un poco vacilante, ya que planeaba solo fingir que arrestaría a esos chicos. Sin embargo, las palabras de KyuJong le sirvieron como advertencia y le insinuaron que no debía siquiera pensar en desobedecerlo, de tal forma que no podría llevar a cabo su plan.

"¿Qué pasa, señor Yi? ¿No puede hacerlo?"
Preguntó KyuJong con una sonrisa perversa, pues conocía muy bien a esos viejos y astutos lobos de mar. Esperaba al menos poder humillar un poco a esos funcionarios sin escrúpulos.

"¡No, no! No es eso lo que quise decir, Mayor General. Por supuesto que puedo hacerlo".
Explicó el señor Yi de inmediato. Nunca admitiría lo difícil que era hacer lo que KyuJong le había ordenado, pero tampoco se atrevía a desobedecerlo y a hacerlo enfurecer.

"¡Genial! ¡Entonces me voy! Hasta pronto".
Dijo KyuJong, mientras los observaba fijamente. En términos generales él era un buen hombre, pero en esa ocasión tuvo que ser duro ya que esos tipos lograron colmar su paciencia.

"Hasta luego, Mayor General".
Respondieron los dos funcionarios al unísono y luego hicieron una pequeña reverencia. Tenían miedo de mostrar algún resentimiento, incluso después de que KyuJong les dio la espalda.

"Cariño, saca todos tus objetos de valor del auto. Te llevaré de regreso a casa, ¿de acuerdo?".
Dijo KyuJong cariñosamente, en cuanto se acercó a HongKi. Fue increíble ver cómo logró transformarse en una persona completamente diferente en unos pocos segundos; su rostro estoico de repente se llenó de amor y ternura cuando miró a su esposo.

Los presentes se quedaron boquiabiertos cuando lo escucharon decir esas dulces palabras. '¡Ese cambio de humor fue extremadamente rápido!', pensaron todos.

Al mismo tiempo el señor Yi y el señor Wang pudieron darse cuenta de lo furioso que había estado KyuJong unos segundos antes. Su aspecto, en comparación con la expresión de su rostro cuando estaba hablando con ellos, era totalmente diferente; lo cual les dio una idea de lo mucho que se había enojado. Por lo tanto, tenían que tener mucho cuidado para no hacerlo enfurecer de nuevo en los próximos días.

"De acuerdo".
Asintió HongKi y entró al auto. Después de sacar sus bolsas, volteó a ver al señor Yi y a los demás, y les dirigió una sonrisa de disculpa. Finalmente, se alejó. Se había comportado con propiedad durante todo el incidente y mostró su elegancia y compostura, como digno esposo de un funcionario decente.

Respetuosamente se mantuvo a un lado mientras KyuJong confrontaba a esos hombres, en lugar de interrumpirlo.

"¡Jóvenes, cuiden sus modales y párense correctamente!"
Ordenó el señor Yi, tan pronto como perdió de vista al vehículo militar.

"Papá, no nos vas a arrestar, ¿verdad? No quiero pasar la noche allí, quiero dormir en mi cama".
Se quejó uno de los chicos, quien tan pronto como KyuJong se fue, volvió a su antiguo yo y se apoyó contra la puerta del auto con una mirada despectiva.

"Me temo que eso no depende de ti. ¿No me escuchaste? ¡Párate correctamente y deja de actuar como un mamarracho!"
Dijo el señor Yi a gritos, pues no podía creer que su propio hijo se hubiera convertido en un hombre tan inútil. En lugar de ser una persona respetuosa de la ley, se convirtió en un chantajista a una edad muy temprana. Difícilmente alguien podría creer que el hijo del jefe de la Oficina de Seguridad Pública había violado la ley.

"¡Está bien, está bien! No hay necesidad de que grites".
Respondió el joven con resignación, mientras se incorporaba y ponía los ojos en blanco. Cuando el señor Yi se dio cuenta de que seguía comportándose como un vago, se enfureció aún más.

Pudo entender el proverbio que decía: ʺEl que retiene el castigo, aborrece a su hijo; el que lo ama, a tiempo lo corrigeʺ.

Lamentó mucho no haber sido lo suficientemente severo al disciplinarlo y educarlo. Pensó que quizás era su culpa que el muchacho no hubiera hecho nada de su vida hasta ese momento.

"Tranquilo, señor Yi. De nada sirve enojarse en este momento. Lo mejor será que sigamos al pie de la letra las órdenes del Mayor General, pues no tenemos otra opción. Además, ya es hora de que estos pequeños imbéciles aprendan la lección, para que de una vez por todas enderecen su camino".
Dijo el señor Wang con un suspiro. Su esposa había asumido la responsabilidad de la disciplina de su hijo, y al parecer había fracasado, pues lo había malcriado demasiado, al grado de convertirlo en un joven grosero y rebelde.

Un verdadero amor 6a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora