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Capítulo 1155

"Sí, porque me da la gana. Y todo esto es culpa tuya, pues si no te hubieras casado con él en secreto, no me desagradaría tanto".
Dijo SunMin en voz muy baja. Aun así KyuJong pudo escucharlo, ya que como soldado, sus sentidos eran muy agudos.

"¡Por Dios! Ese tema ya es viejo. ¿Por qué no puedes superarlo?"
Dijo HongKi, frunciendo los labios, pues nunca se imaginó que su hermano seguiría mencionando el tema de su matrimonio una y otra vez. Simplemente no podía creer que un hombre adulto como él pudiera comportarse de una forma tan infantil.

"No importa si se trata de asuntos viejos o nuevos; cuando te convenció para que se casaran, debió haber pensado en eso".
Contestó SunMin con una expresión arrogante, después tomó otro bocado, con mucha elegancia.

"Es imposible hablar contigo. ¡Eres un idiota!"
Dijo HongKi, haciendo un mohín, pues le parecía que su hermano era demasiado orgulloso y temperamental. Estaba casi seguro de que ninguna otra persona podría guardar rencores tan viejos, como él, y que tal vez tenía demasiado tiempo libre para seguir pensando en lo mismo.

"KyuJin, siéntete como en casa. Puedes servirte lo que te apetezca".
Dijo ShangGuan, quien era un hombre muy sociable que disfrutaba hacer amigos y trataba de ser siempre amable, a menos que alguien se metiera con él. Además prefería tratar a la gente con familiaridad y no ser tan formal; así que se dirigió al hermano de KyuJong por su nombre, en lugar de llamarlo joven Kim.

"Sí, gracias por tu hospitalidad".
Contestó KyuJin perplejo, al darse cuenta de que eran una familia muy distinguida, cuyos modales hicieron que su arrogancia desapareciera como castillos en el aire. La familia de su cuñado no era ordinaria como lo había pensado, lo cual lo impresionó sobremanera, y comenzó a ver a HongKi con otros ojos.

Sin embargo, no podía entender por qué el esposo de su hermano siempre trataba de mantener un perfil tan bajo, y por qué si pertenecía a una familia tan pudiente nunca lo mencionaba. Más aún, por qué cuando KyuJin lo tachó de pobre, no lo corrigió.

"¡Dime Kyu! ¿Cómo está Saeng? Ha estado tan ocupado últimamente que no nos hemos podido ver. De vez en cuando nos llamamos y nos enviamos mensajes de texto, pero quiero asegurarme de que Hyun no lo esté maltratando".
Preguntó ShangGuan, aprovechando la ocasión, ya que se tomaba muy en serio el título de mejor amigo de Saeng.

"Está muy bien. Lleno de energía, como siempre".
Contestó KyuJong, quien estaba en lo cierto, ya que sus habilidades para pelear parecían no haber mermado con el tiempo, pues seguía igual fuerte y ágil.

Hyun probablemente se aseguraba de que se alimentara adecuadamente, lo cual era algo muy bueno. KyuJong se sintió muy feliz al pensar en todo eso, y sin importar lo que sucediera, siempre se preocuparía por el.

"Shang ten cuidado con lo que dices; Hyun no permite que nadie dude de él. Si se enterara de lo que acabas de decir, probablemente se adueñaría de tu compañía".
Dijo HongKi, quien sabía perfectamente que el esposo de Saeng era un hombre vengativo, y que le podría ir muy mal al que se metiera con él. Jamás olvidaría un agravio, aunque hubiera sucedido mucho tiempo atrás, ni se permitiría perder ante nadie.

"¡Ja! Si se atreviera a hacerme algo, me llevaría lejos a Saeng y lo dejaría solo".
Replicó ShangGuan con arrogancia, levantando sus hermosas cejas. Evidentemente no le preocupaba que Hyun tratara de vengarse de él, ya que tenía un as bajo la manga, y le costaría muy caro a ese hombre si intentara hacerle la vida difícil.

"No creo que se atreviera a tocarte un pelo, pero estoy seguro de que convertiría mi vida en un infierno".
Dijo SunMin, quien tampoco permitía que se metieran con él. Si alguien trataba de lastimarlo, lo mandaría al suelo de un golpe. Sin embargo, sabía muy bien que no había mucho que pudiera hacer frente a Hyun, ya que si bien, nunca se atrevería a lastimarlo físicamente, tenía otras formas de vengarse.

"Sí, te entiendo, hermano. Así es Hyun de malvado. Y si no pudiera vencerte en un mano a mano, buscaría como arruinarte, de tal forma que no pudieras ni defenderte".
Dijo HongKi, quien conocía a Hyun como la palma de su mano, pues eran buenos amigos.

"Te tengo a ti; tú podrías ser mi chivo expiatorio...".
Contestó ShangGuan, con una gran sonrisa y un brillo travieso en los ojos, como si no le importara lo que su cuñado le acababa de decir.

"¡Mmm! ¿Estás seguro de que eres mi cuñado y no mi enemigo?"
Dijo HongKi atónito, pues no podía creer que ShangGuan fuera tan malo para tratarlo de esa manera, ya que eran familia. Además no estaba dispuesto a ser el chivo expiatorio de nadie.

"No soy ningún tonto; soy empresario y uso todos los recursos que tenga disponibles. Además, ¿quién no lo haría, si fuera perseguido por Kim Hyun Joong?"
Dijo ShangGuan con una sonrisa petulante. Sabía bien que para lidiar con Hyun, HongKi le sería más útil que Saeng; ya que si su cuñado tan solo le ponía ojitos de cachorro y le regalaba sonrisas dulces, él lo perdonaría sin importar lo enojado que estuviera.

ShangGuan conocía ese truco muy bien ya que había caído en él más de una vez, y sabía que HongKi se echaba a todo mundo al bolsillo de la misma manera. En algunas ocasiones se había dejado envolver por la hermosa sonrisa de su cuñado, y tomó decisiones de las cuales después se arrepintió.

"¿SunMin, te vas a quedar ahí, cruzado de brazos? ¿Ya escuchaste lo que me acaba de decir?"
Preguntó HongKi con ojos lastimosos. Aunque era cierto que Hyun le tenía un gran afecto, también sabía que para todo había un límite; y cuando Saeng estaba involucrado, llevaba las de perder.

Lo que ShangGuan estaba tratando de hacer era formar una alianza con su cuñado para ayudar a Saeng, sin embargo eso jamás iba a suceder.

"Ustedes dos tienen que resolver esa situación solos. No me metan en sus chismes".
Contestó SunMin, quien no quería ser involucrado en ese asunto, pues si se pusiera del lado de uno de ellos, lastimaría al otro. No tenía forma de ganar, así que decidió sentarse y ver el espectáculo.

"Está bien, lo entiendo. Nadie me quiere".
Dijo HongKi, haciendo un puchero, mientras bajaba la cabeza, fingiendo estar triste, y se dispuso a comer en silencio el arroz de su cuenco, sin servirse nada más.

Un verdadero amor 6a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora