Axer
—Todavía quiero saber para qué me buscaba tu padre —escuchó Axer que decía Sinaí a través del teléfono.Él se encontraba acostado en su cama con un brazo cubriendo sus ojos, el torso descubierto e iluminado por la luz natural de los ventanales y el cabello desordenado por la reciente ducha y el secado fugaz. Jugaba distraído con un alfil en el tablero de la mesita junto a su cama, mientras del teléfono sobre su pecho escuchaba hablar a su novia en altavoz.
—A decir verdad —contestó él—, yo estaba esperando que tú me explicaras por qué mi padre tiene tal urgencia que me hizo ir a tu casa a buscarte.
—¿Lo hizo, Frey? ¿O fue la excusa que aprovechaste para ir tras de mí?
Axer se mordió el labio. La voz de ella lo tenía demasiado mal, lo llevaba enseguida a aquel «jaque mate» que jamás superaría. También, su mente. Ella, cuando no estaba demasiado ocupada teniendo pensamiento perversos sobre él, lo analizaba todo muy bien. Hacía que él tuviera siempre que mover sus piezas con cuidado.
Pero, por supuesto, él no iba a decirle eso.
—No subestimes mi orgullo, gatita. Mi padre fue bastante explícito en su petición. De hecho, cuando regresé aquí sin ti casi me echa de la casa.
Escuchó la risa de ella al otro lado de la línea. Por fin un chiste que no tenía que explicarle con una diapositiva.
—¿Le preguntaste para qué quería verme? —insistió ella.
—No sabes nada de mi familia si crees que las cosas aquí se solucionan con preguntar.
—Ya, me imagino que los juegos de búsqueda del tesoro en tu infancia tenían una escala y dificultad terrorífica.
Axer se encogió de hombros, aunque ella no podía verle, y dijo:
—Y yo siempre los ganaba, por cierto.
—Eres demasiado arrogante, Axer Frey.
Con un escalofrío recorriendo su espina dorsal, Axer reconoció para sí que era adicto a todas las maneras en las que ella pronunciaba su nombre.
—La modestia es una manera elegante de mentir, Schrödinger —dijo en un hilo de voz, recuperándose del éxtasis de escucharla a ella—. Yo solo soy honesto.
—Honesto, claro. O sea que no me fuiste a buscar a casa de Soto porque tenías celos, ¿no?
Él dejó el alfil con el que jugaba para tapar la bocina del teléfono, necesitaba reírse sin que ella notara el efecto que tenía.
Tomando una inspiración para calmarse, Axer Frey quitó su mano del teléfono y dijo:
—Me vas a convertir en un asesino, Nazareth. ¿Lo sabías? Deja de frecuentar a tu ex, por el bien de mi salud mental.
Ella gruñó con fastidio al otro lado de la línea, aunque Axer casi pudo sentir que la tenía acostada al lado, hablándole junto a la oreja. Tal vez por eso quiso tener los ojos cubiertos, para imaginarla mejor.
—Te lo dije, estábamos haciendo un trabajo —discutió ella.
—Que tendrán que presentar juntos.
—Seep.
—¿Con qué docente?
—¿Vas a ir a comprobarlo? —preguntó ella entre estupefacta y divertida—. ¿No confías en mí?
—No, no voy a ir a comprobar nada, voy a pagarle a tu profesor. No quiero que hagas esa evaluación.
—No puedes...
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Nerd: obsesión enfermiza [Libro 1 y 2, COMPLETOS] [Ya en físico]
Mystery / ThrillerSinaí Ferreira no debió haber interferido en los secretos de los Frey; por desgracia, se obsesionó locamente con uno de ellos, y haría cualquier cosa para conseguirlo. Ruso. Peligrosamente atractivo. Un prodigio. Adicto a revivir personas. Axer Frey...