Capítulo Uno

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Siete de la mañana y ya se me hizo tarde para entrar a la escuela.

-¡Astrid apúrate que se nos hace tarde!- me decía mi hermana ya desesperada.

-¡Ya voy Hannah no puedo ir más rápido!

Sudor corría por mi frente, hasta llegar a mis mejillas.

-¡Ya!

-¡Ya voy o juro que tal bajo de la bici!- dije desesperada.

No entiendo cómo aveces los hermanos menores pueden llegar a ser tan estresantes.

-No lo haras- dijo burlona.

-¿ Y que te hace pensar que no lo haré?.

-Porque le diré a mamá que tienes planeado ir a una fiesta y sabes que ella no te deja ir.-dijo en un tono burlón.

¿Cómo se me pudo ocurrir contarle a mi hermana menor mis secretos? De haber sabido que me estaría amenazando con ellos mejor no le hubiera dicho nada.

Recorrimos una cuadra rocosa y llegamos.

-Ya llegamos, corre bajate.

-Vale, adiós cuídate- se bajó y me dio un beso en la mejilla antes de desaparecer por los pasillos de su escuela.

Estacione la bici y camine hasta mi escuela.

Nuestras escuelas estn juntas así que no tengo problema con ir caminando.

-¡Hola ¿Qué tal tu fin de semana chica genio?!-me pregunto Amelia.

-Bien todo muy agradable- dije y le di una gran sonrisa.

El viernes fuimos a visitar a mis abuelos paternos aprovechando que no teníamos clases.

Aunque mi padre murió hace 5 años, mi madre sigue teniendo contacto con mis abuelos.

A unos cuantos pasos al salón nos encontramos a Aline, recargada en la pared del salón de primero.

-¿Chicas como estan?- dijo fingiendo una sonrisa.

-¿Ahora que pasó Aline?pregunto Amelia.

-Ash es mi vecino horrible que no limpia su cochera y huele a muerto.

-Cómo lo siento por ti amiga- dije y la abrace por el cuello.

El timbre sonó y entramos todos a clases.

-Buenas días chicos, por favor habrán su libro en la página 34...- siguió diciendo la maestra y todos obedecen en especial cuando se trata de la maestra Galadrien

Al observar a mi alrededor pude ver qué casi todos estaban bostezando,seguro fue por la fiesta que Laila tuvo en su casa, ya me imagino a todos puntuales fuera de su casa, las fiestas de Laila son lo mejor, o al menos eso eh escuchado decir. Otros chicos no prestaban atención y seguían platicando, muchos otros se a acostaban en la mesa y se dormían, si que eran muy valientes como para no temerle a los reportes de la maestra Galadrien.

(•••)

-¿Ya pensaron que se pondrán para la fiesta?- pregunto Aline muy emocionada.

Nos encontrabamos en la cafetería, buscando un lugar donde sentarnos todas las mesas estaban llenas, vimos una hasta el fondo y empezamos a caminar hacia ella.

Amelia llevaba un sándwich, Aline papás fritas y una ensalada y yo una leche de chocolate, no tenía tanta hambre.

-Tal vez un vestido rojo- comento Aline.

-Yo tal vez ropa normal.- dije y le di un sorbo a mi leche.

-No te gus...-no termino Aline la palabra completa pues voltio a ver la puerta de la cafetería.

-¡Connor!- grito y corrió hacia la puerta de la cafetería, me volteé para ver de quién se trataba.

Me quede en shock, después reaccione y corrí en dirección a la puerta. Lo abrazamos casi hasta dejarlo sin aire.

Aline se separó.

-¿Cómo has estado?,¿Que tal tu viaje?.- pregunto emocionada

-Bien todo muy divertido, no tanto como si ustedes hubieran ido.- dijo con un tono triste.

-¿Y que hiciste durante el viaje?

-Conocí gente nueva, hice amigos y salí a fiestas.

-Bueno por lo menos no estuvo aburrido-comento Aline-no solamente se basó en tareas y estudios.

-¿Ya acabaron?, tengo hambre- dijo Amelia acercándose.

-No ya vamos-la ví y empezamos a caminar de vuelta a la mesa.

-¿Y que tipo de amigos conociste?-pregunto Aline.

-De todo tipo- dijo y voltio a ver a Amelia, la cuál estaba viendo su comida- en esos lugares ahí muchos tipos de personas Aline desde personas buenas, hasta personas malas.

-Oh bueno.-no supo que decir Aline.

Connor y Amelia no se llevaban tan bien que digamos, y creo que eso estaba más que claro

(•••)

Después de la charla, y de acabarnos la comida, fuimos cada quien a su salón.

La maestra Johana nos daba clases completas, sus clases no eran aburridas, de echo las preparaba muy bien y forma interesante pero en estos momentos estaba dando filosofía y eso me aburría mucho.

El maestro Anderson, que nos da deportes, fue quien me salvó de está situación tan aburrida

Se paró en el marco de la puerta y saludo.

-Buen día chicos-dijo y esboso una sonrisa que hacia que se le marcarán más las arrugas de los ojos.

- Bien día- saludamos.

El maestro llamo a la maestra Johana y está fue de inmediato.

Nosotros empezamos a platicar, mientras que unos se aventaban bolas de papel para molestarse.

Momentos después regresó la maestra.

-Aline, Astrid y Ralph, Háganme el favor de acompañar al maestro Anderson a las canchas.

Los nombrados nos levantamos y caminamos hacia la entrada donde se encontraba el maestro Anderson.

Nos puso a llevar unas cajas a la bodega, la cuál se encuentra detrás de la escuela; eran 20 cajas en total.

-¡Ya me cansé, esto es mucho para mí!-se quejo Aline.

-No seas dramática y apúrate reina de la flojera- dije y se rió.

-Ya voy nerd.-dijo y voltio los ojos.

Pasó el tiempo y solo nos quedaban dos cajas, estaba por entrar a la bodega para ir por la penúltima, cuando vi aún chico enterando algo en el baldío; una malla nos separaba de el, solo eso ya que no nos alcanza el dinero para poner la barda.

Lo que estaba enterrando parecía una persona, tenía ese tamaño y a la bolsa le escurría un líquido obscuro y que olía muy mal, me tape la nariz pero jamás aparte mi vista.

Sentí escalofríos recorrer mi cuerpo.No alcanzaba a distinguir muy bien al chico, solo veía su cabello obscuro y sus ojos verdes, labios rosas y una nariz muy fina.

Alguien tocó mi hombro y ahogue un grito, me volteé para ver de quién se trataba...

-Dice el maestro que ya te tardaste mucho-dijo con tono serio Ralph.

-Si ya voy- dije, tome la caja y salí de ahí temblando de miedo.

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Perdonen el cambio de nombre al personaje de Howard, me equivoqué al escribir, lo siento mucho. Ahora e decidido ponerle Ralph les aviso para que más adelante no haya confusión.

Obscuros Secretos #1 Astrid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora