Capitulo Siete

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John

22:50 PM

Esa hora marcaba mi reloj ,casi eran las once de la noche, venía cansado, el trabajo y la familia, todo corría por mi cuenta desde que mi amada esposa Grace había muerto. Me encontraba manejando hacia mi casa.

La llamada de mi hija invadió el silencio de la noche. Revise mi celular y conteste, era una videollamada.

Papá a qué hora llegas?

Tal vez como a las 11:15,¿Por qué hija?

Es que estaba preocupada, ya sabes.

Si, lo se, igualita a tu madre.

Soltó una risita.

Bueno te dejo, nos vemos en un rato.

¡Espera hija!

¿Si papá?

Dile a tu hermano que quiero hablar algo con el... A solas.

¿Todo bien?

Si cuídense en un rato los veo

Si adiós

Se despidió con una gran sonrisa.Colgó la llamada y seguí conduciendo hasta llegar a casa, aparque el carro cerca de la entrada y salí de el.

Entre a casa y ahí estaba mi querido hijo, sentado en el sillón, con un cubo de rubic en sus blancas manos.

-Hijo - saludé

-Papá- dejo a un lado el cubo y se levantó para saludarme.

-Cuanto tiempo sin vernos padre.- me abrazó.

-No exageres solo fueron dos días.- se apartó del abrazo

-Dos días son mucho - dramatizo y se volvió a sentar en el sillón.

- Que dramático- me dio una sonrisa- hablando de otros temas, quiero preguntarte algo.

-Claro, dime.

Caminé hacia el sillón y me senté frente a el.

-Por favor necesito que seas honesto hijo-asintio- ¿Tu mataste a esas chicas?.

-¿Qué?¿Por qué crees eso?-se levantó de un brinco.

Me encogí de hombros y recordé aquella noche.

Era muy noche, el viento azotaba las ramas de un lado al otro,¿Dónde estás este chico?¿Dónde se había metido mi hijo?. Estaba seguro que regresaría, pero ya había tardado mucho.

Estaba sentado en el sillón de la gran sala de mi casa,con las luces apagadas y la chimenea prendida, mirando el reloj y viendo como los minutos pasaban y mi hijo no regresaba, de repente oí la puerta de la entrada abrirse. Me pare, y fuí a ver.

-No tuviste por qué esperarme papá- atravesó la sala y camino hacia la cocina.

-¿Si estás consciente de la hora que es?- asintió- ¿Y entonces como me dices que no te espere?.

-No se- se dirigió al lavadero y empezó a tallar sus manos con mucha fuerza.

-¿Qué tienes?¿Por qué tallas de esa forma tus manos?-no me respondió, prendí las luces y sorpresa, mi hijo tenía sangre en la playera y un poco en la cara.

-Pero que hiciste-me acerqué a él.

-Lo que tuve que hacer hace mucho tiempo-me voltio a ver, cerro la llave del agua y seco sus manos.

Obscuros Secretos #1 Astrid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora