TREINTA Y CUATRO: ES POR AMOR/OTRA OSCURA VERDAD REVELADA

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-Ayuda Hannah - escuche la voz de Niall en forma de eco, no veía nada, todo era negro.

A lo lejos ví una luz y me dirige hacia ella, pero antes de llegar alguien me detuvo, era una sombra.

-Abre los ojos Hannah - susurro una voz de mujer a mi oído.

Desperté exaltada y me senté en mi cama, frente a mí estaba sentado Harold en el sillón café con un vaso de whisky en su mano.

-¿Qué pasó?, ¿Por qué no vienes a dormir? - palpe un lado de la cama, él se paro de dónde estaba sentado y se dirigió hacia mí, dejando el vaso de whisky en el mueble a un lado mío.

Tomo mi rostro con sus fríos dedo y planto un beso en mi frente, se separó de mí y piden notar como grandes lágrimas corrían de sus ojos.

-Lo siento mucho - seque sus lágrimas.

-Te amo - acaricie su rostro y lo abracé - tuve un sueño horrible en dónde tú y yo teníamos una discusión por culpa de una carta que me había dejado Niall y, y tú me encerrabas en el cuarto - negué y me separé de él - fue algo horrible, pero se que tú no serías capaz de eso - sonreí - ¿y sabes que es lo más loco? - sonreí con tristeza.

-No, no lo sé, dime - apretó su mandíbula y me miró con tristeza.

-¡Que podía caminar! - no lo pude evitar y las lágrimas empezaron a correr por mis ojos - Y claramente no puedo caminar - seguí llorando - nunca podré hacerlo - él me abrazo de nuevo.

-No digas eso Hannah, verás que pronto vas a volver a caminar y juntos iremos al altar, tú con tu precioso vestido blanco y yo con una traje azul marino - fantaseo.

¡Joder, que lindo sería eso!

•••

Layla

Entre a la casa. Apenas y había quitado los plásticos de las cosas, claramente mi hermano no pensaba en su bienestar en estos momentos, solo pensaba en ella.

-¡Ya llegué! - grite y guarde las llaves en el bolsillo de mi abrigo, el frío en esta casa me calava los huesos. Ni siquiera se había molestado en prender el fuego, ¿Acaso se quería morir congelado?.

Subí las escaleras corriendo, abrí la puerta del cuarto que se encontraba al terminar estás, pero él no estaba.

-¡Estoy aquí lila! - grito desde el siguiente cuarto.

Mierda, como odiaba ese apodo y eso muy bien lo sabía.

Fui rápidamente al cuarto, la puerta estaba entre abierta así que solo la empuje.

-Hola pedazo de aborto - saludé con una sonrisa y me senté a un lado suyo; su vista era fría y sería perdida en el techo - ¿Admirando la belleza de la vida? - bromeé, negó.

-No, pensado en que pasaría con el resto de mis conocidos si yo muriera, que pasaría con el mundo - voltee los ojos.

-Ahi vamos de nuevo con lo mismo - me quejé - para el gobierno perfecto pero para mí sería algo terrible, no tendría quién me moleste todas las mañanas o quién me de unos consejos súper churros - empecé a enumerar con los dedos de mi mano - también no tendría quién me prepare el desayuno y quién me mantenga - hice un puchero. Él me dió una sonrisa falsa.

-Claro que sí, están tus amigos, tu nueva familia - me recordó.

-¿Y el sentido, dramático no vino? - pregunté irónicamente.

Hubo silencio por un momento, entonces volví a hablar.

-Niall, hermano esa chica te está acabando - confesé.

Obscuros Secretos #1 Astrid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora