Capitulo Cuatro

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Desperté en el cuarto de Connor.

-¡Cuidado, no te muevas!-me dijo mientras me pone una bolsa de hielo en la cabeza.

Me queje, dolía mucho sentía que la cabeza me retumbaba.

-¿Qué horas son?- pregunte.

-Son las 5 a.m. ¿por?.

-¡Es súper tarde!- me levanté de la cama de Connor- ¡necesito irme o mamá me matará!.

-¿Quieres que te lleve?- frunció el seño- no creo que puedas hacerlo en esa
situación-señalo mi cabeza.

-No, iré yo sola gracias-le di una sonrisa de boca cerrada, caminé hacia la puerta de su cuarto y salí de su casa.

Tomé mi bici que estaba estacionada afuera de su casa.

-¡Astrid espera!- grito Connor salió de su casa y camino a mi dirección.

-¿Qué pasó?

-llame a la estación de policía para la investigación de la muerte de Aline.

-De acuerdo- estaba por subirme a la bici cuando me volvió a hablar.

-¡Espera!, antes de que te vayas ten- estiró su mano y en ella se encontraba mi teléfono.

-Gracias Connor- dije y le di una sonrisa el, me la devolvió

Lo cogí guarda en la bolsa de mi suéter de pijama.

-De nada, me llamas cuando llegues.

Asentí.

Cuando llegue a casa la puerta estaba abierta,¿Cómo pudo pasar si yo la deje  cerrada?, me bajé de la bici y entra casa, adentro en la casa estaba en silencio ni los ronquidos en mi mamá se escuchaban.

-¡Hola!- exclamé en susurro.

-¿Qué horas son estas de llegar en la noche? pregunto una voz masculina.

Me quedé congelada y volteé hacia dónde provenía esa voz; era el comedor, caminé hacia esa dirrección.

-Tu padre no aprobaría que llegues tarde.

Vi una sombra sentada en una silla.

-¿Quien eres?

-Alguien- respondió lógicamente.

-¿Se podría saber quién es ese alguien?- fruncí el ceño.

-Mucho gusto, soy el hijo de los Howard-se inclinó y puso sus codos sobre sus rodillas.

Mi familia se apellidaba así, y el no podía ser mi familia, al menos eso creo.

Tu familia no puede ser la única que se apellide así.

Es verdad tal vez mi conciencia estaba en lo cierto.

-¿Cómo se llama tu padre?- pregunté con voz temblorosa.

-Will Howard- dijo en tono serio.

-¡No puede ser!- dije alterada.

-¿Y qué te hace pensar que no?.

-Es mentira, papá jamás ocultaría algo así.-mis ojos se empezaron a humedecer.

-Tú no lo conoces, tú no estuviste más tiempo con él como yo, sí lo hubieras hecho sabrías que él era un monstruo- dijo enojado y se paró de la silla, yo di un pasó atrás.

-¡No te atrevas hablar así de mi padre!-
advertí.

-¿O qué? ¿Me matarás?- soltó una risita- no creo que tengas los dones de la familia- se burlo.

Obscuros Secretos #1 Astrid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora