Volverte A Ver (2da Parte SIEMPRE A TU LADO) ~terminada~

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Dicho y hecho, toda una semana Jungkook observo a lo lejos cuando Dan iba por los niños, noto un hombre que se le quedaba viendo con deseo a la chica, y de vez en cuando se le acercaba hablándole en la nuca, Dan no dudaba en alejarse de él, pero el tipo aun así la seguía, sus manos hacían sonidos al apretar del manubrio mientras sus venas se inflaban de coraje, los pequeños salían del colegio y en el momento en que Dan se agacho a tomar a sus niños recibiendo de sus abrazos él se posiciono atrás riendo y disfrutando, Kook no lo soporto y bajo, camino a ellos, y tomo al tipo del cuello tirándolo lejos de la chica, SunHee grito appa, a lo que Dan miro su enojo notando al tipo, Kook dio pasos a él y ella apoyo su mano en su pecho, "los niños" susurro cerca de él, Jeon bajo la vista a ella y sin pensarlo agarro de su cuello y la beso profundamente, ella quedo completamente helada, sin poder moverse, al separarse Jeon tomo de su mano y a los niños y caminaron al auto, la mirada del galleto era capaz de matar al hombre y no se la despego hasta que arrancaron el auto camino a casa, ninguno dijo nada.

Al llegar al hogar los niños bajaron y ella se quedó sentada junto a él, esperando alguna explicación, pero solo recibió un "después hablamos", ella abrió la puerta y bajo, Jeon apretó fuerte el acelerador y salió como alma que pena el diablo, en búsqueda de aquel hombre, gracias a que lo había visto otras veces sabía exactamente donde vivía, al llegar toco el timbre, una mujer embarazada le abrió y el caballerosamente pregunto por su esposo, sabia como proceder claramente, ganando la confianza de la mujer, ella lo hizo entrar a la casa, y al verlo aquel hombre su rostro se le cayó, Kookie sonrió malicioso y lo invito a beber un trago, según ofreciéndole un negocio redondo en el que no podrían perder, aquella señora le convenció a su esposo y juntos subieron al auto.

Llegaban a un lugar desolado, algo así como abandonado, Jeon Jungkook tomo del pecho al hombre que tiritaba de miedo de solo ver la oscuridad de sus ojos, luego arreglo la ropa y lo invito a bajar, entrando al edificio.

Jk - ¿sabes quién soy? –acomodo una silla para que él se sentara.

X – no lo sé.

Jk – te contare una pequeña historia. Hace un tiempo, estuve en el ejército y me enviaron a –se acercó a el- una misión secreta –se alejó rodeándolo- la que no salió muy bien para mí, pues, debí matar a muchos hombres lanzándoles una granada –tomo de sus hombros- en Brasil me conocen muy bien, puedes buscar en internet como "ángeles coreanos" –volvió a su frente- si vuelvo a ver que te acercas a mi esposa con ese tipo de intenciones, si tan solo la vez con tus malditos ojos repugnantes juro que no quedara rastros de ti. –el tipo asintió asustado- y dile a tu hijo que no moleste al mío, -miro sus uñas- porque le enseñare lo que yo sé y puede dejarlo muy mal –lanzo un golpe tirándolo con silla y todo, se posó sobre el – no te acerques a mi mujer –golpeo con fuerza – jamas vuelvas a mirarla –volvió a golpear y se levantó- y dile a todo aquel que estaba contigo, soy capaz de perseguirlos uno por uno –saco un pañuelo y limpio sus manos luego se lo lanzo a el- si le dices a tu mujer le diré por que fue. –el hombre se revolcaba en silencio y asentía – sube al auto te llevare a casa –camino y lo dejo tirado subió y unos minutos después el tipo entro, Kook arranco el auto y lo llevo de vuelta....

Más tarde lo dejaba en la entrada de su casa, bajo junto a él, la señora abría y apenas vio a su esposo lloro, miro a Jungkook serio, molesto, nada que ver a como lo había visto antes, ella le reclamo a su esposo que de nuevo se había metido en apuestas a lo que él no se negó y acepto toda culpa, Jungkook saco unos cuantos billetes de su cartera y se los dio a ella, quien con miedo recibió, volvió a su auto y manejo camino a casa de Dan. Indeciso en bajar del auto le llamo por teléfono, ella contesto.

Jk – lamento lo de hoy, espero no te traiga problemas con Yoongi.

Dan – está bien, él no tiene como enterarse, pero gracias, creo que quizás ahora dejen de molestar –el sonrió-