ᏟᎪᏢᏆ́ᎢᏌᏞᏫ 11

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Ninguno de los dos estaba ocupado durante todo el día, así que decidimos ir a comer al Pabellón Liuli, la verdad es que no se como he comido tantas veces aquí si es tan complicado conseguir mesa aunque supongo que tanto Lumine como yo tenemos buenos contactos.

- Mesa para dos por favor.- Dijo el hombre a mi lado, yo solo le seguía de cerca, esta vez tomándole de la mano.

- ¿Estás de broma?- Dije, mirando a las dos personas que se encontraban justo en la mesa de al lado. En efecto, Childe y Lumine estaban ahí, no me jodas estaban teniendo una cita.

- Pasa de largo, pasa de largo.- Dijo Zhongli, a lo que yo reí bajo para no llamar la atención.

- ¿Es que ya no te llevas bien con cabeza zanahoria?- Le pregunté una vez sentados, él se rió por el apodo que le tengo puesto al onceavo de los heraldos.

- Digamos que despues de lo de Osial no estoy en buenos términos con los fatui.

- Querido ni tu ni nadie, como me cruce a La Signora no regresa.- Le mencioné, él levantó una ceja de manera burlesca.

- ¿Qué? Es que ví como te hacía ojitos.- Le mencioné chasqueando la lengua. Se volvió a reir.

- No te busques pelea con los fatui, son más fuertes de lo que parecen. Y no me apetece meterme en otra guerra de los Arcontes con Snezhnaya porque te pusieron una mano encima.

- No hay necesidad, se defenderme solita, podría con once como Childe con una sola mano.- Dije, alardeando, y puede que exagerando un pelín. El rió y después se quedó mirandome durante un momento.

- ¿Por qué me miras?

- Quiero entrenarte.- Me soltó, a lo que yo solo solté una carcajada.

- Pfffffp ¿entrenarme? Vamos cielo podría vencerte con mis ojos cerrados.

- ¿Segura? Pues vayamos después de comer, será una manera de tenerte para mí un rato más.- Dijo sonriéndome de manera cómica.

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Esquivaba sus ataques pero era incapaz de atacarle, mi lanza estaba cargada con poca cantidad de energía Pyro, me contenía para no causarle quemaduras graves y él se contenía para no lanzarme un meteorito sin querer. Sin embargo creaba pilares que salían del suelo y se envolvía a si mismo en un escudo, tomándome completamente desprevenida.

- Vamos Zhongli al menos deja que me acerque, quítate el escudo...- Dije con la respiración entrecortada por el esfuerzo físico.

- De acuerdo, veamos de que eres capaz si te doy esa pequeña ventaja.- Dijo el ex-arconte, mirándome divertido.

No le di tiempo a decir nada más, encontré una brecha entre dos de los pilares que había creado y pudimos escuchar el choqué del acero de nuestras lanzas. Me miró sorprendido mientras que ambos luchábamos árduamente por no ceder ante la mirada y el toque del otro.

- Eres buena cariño...- Dijo, para después sentir como barria mis pies del suelo haciendome caer y sujetando mis muñecas a ambos lados de mi cuerpo, retirándome la lanza de las manos. Suspiré frustrada.

- Pero te falta mucho para alcanzarme aún, aunque no dudo que en un futuro no muy lejano lo harás.- Dijo el continuando la frase que había dejado a medias.

- Al menos ayúdame a levantarme ¿no?- Le dije, él rápidamente me soltó para ayudarme a ponerme en pié, extendiendo su mano hacia mí. Tomé su mano pero en vez de levantarme lo atraje hacia mí, haciéndole caer. Giré sobre su cuerpo para levantarme y coger mi lanza, apuntándole.

- No me había rendido aún cielo.- Le dije, riéndome. Hasta que un pilar geo salió de debajo de mis pies causando que perdiese el equilibrio y devolviéndome al suelo de nuevo.

- La práctica hace al maestro querida.- Dijo riéndose.- Aunque he de reconocer que pocas veces un mortal me lo había puesto tan difícil. Anda levanta, te acompaño hasta la posada.

- Estoy agotada me duele todo.- Dije ya de pie, recargándome sobre mis rodillas. Sentí como se acercaba por detrás para cargarme en brazos.

- ¿Q-Qué crees que haces?- Le dije sonrojada.

- Llevarte a la posada Wangshu, necesitas descansar.- Dijo él.

- Puedo caminar aún.

- Pero perdería la gracia ¿no crees?- Replicó, haciéndome reir.

- Por esta vez dejaré que hagas lo que te de la gana, estoy demasiado cansada como para discutírtelo.- Le contesté recostando mi cabeza en su pecho.

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Entramos a la habitación, Lumine no había llegado y Paimon no estaba, probablemente estaría buscando a Xiangling para que le preparase sus famosos Rollitos de Jade. Yo caminé directa a sentarme en la cama, estaba exhausta ya que había sido un día largo. Zhongli se quitó la chaqueta dejándola en una silla que había por ahí y justo después los guantes.

- Vaya...- Mencioné sorprendida, puesto que marcas oscuras con lineas doradas vagaban desde sus dedos a sus hombros.

- Sí, es... Una larga historia.- Mencionó él, a lo que yo le sonreí, dándole golpecitos al hueco que había a mi lado en la cama.

- Tengo bastante tiempo... Y me gustan las historias largas.- Le dije. El sonrió mirándome con afecto, para sentarse a mi lado.

- Verás... Durante la guerra yo maté a muchos dioses para hacerme con mi lugar en celestia, pero toda ganancia tiene un precio. Y al igual que los Yakshas cargaron con su karma yo cargo con las almas de esos dioses.- Dijo él. Me sorprendió puesto que no me imagino a Zhongli matando a nadie, pero supongo que eran otros tiempos y era cuestión de supervivencia.

- Es verdad que lo que hiciste no fue excesivamente ético, pero comprendo por qué lo hiciste. Ojalá pudiese ayudarte pero no se cómo.- El solo me dió una sonrisa amable mientras acariciaba mi pelo.

- Tu compañía es más que suficiente para mí.- Dijo el castaño, mientras que a mí cada vez me entraba más sueño y acabé cayendo en brazos de Mofeo poco después.

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Una presencia en la habitación me hizo despertarme, por lo que somnolienta y antes de empezar a buscar de donde había venido ese sonido decidí despertar a Zhongli, quien se había quedado dormido a mi lado.

- Ey ¿has oido eso?

- ¿Hm? ¿Qué pasa?

- Creo que hay alguien en fuera.- Dije, agarrando su brazo y zarandeándolo, mientras el solo bufaba molesto.

- Vale, vale, ya me levanto tranquila.- Dicho esto solté su brazo y el se levanto, dirigiéndose hacia la puerta que daba al balcón para abrirla.

- Vaya, así que eres tú.- Dijo con una leve sonrisa. Cosa que me extrañó así que me levanté de la cama algo adormilada para ver de quien se trataba.

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ƐL ARƬƐ ƊƐ ƝO QUƐƁRARSƐ - ƵнσηgƖι x RєαɗєяDonde viven las historias. Descúbrelo ahora