ᏟᎪᏢᏆᎢᏌᏞᏫ 16

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Habíamos llegado a un sitio del muelle de Liyue bastante tranquilo, estábamos cerca del mar pero alejados de la multitud, me sentía bastante cómoda. Por su parte, Zhongli se encontraba preparando su linterna, al igual que yo. Se veía concentrado en lo que estaba haciendo que hasta pareciese fácil.

- Oye ¿puedes ayudarme a atar este?- Le pregunté.

- Por supuesto, trae.- Y acto seguido terminó de montar mi linterna.

- Deja que la encienda.- Como portadora de la visión Pyro era fácil para mi encender llamas. Quité uno de los guantes que suelo utilizar para no quemar a nadie involuntariamente y acto seguido cree una pequeña llama para cada linterna, iluminándolas.

- Buen uso para mi visión.- Dije viendo al hombre a mi lado en tono divertido.

- Seguro que Murata no se arrepiente de brindártela.- Me dijo riendo.

Cuando nos vinimos a dar cuenta de nuestro alrededor, varias linternas habían empezado a flotar por el puerto de Liyue, algunas incluso se perdían en el horizonte.

- De acuerdo, es mi turno de explicarte como funciona esto. Debes pedir un deseo para ti misma antes de alzar tu linterna, si se lo dices a alguien no se cumplirá, solo puedes contarlo una vez cumplido.- Yo asentí, en señal de que le comprendía.- De acuerdo, tu primero entonces.

Llevaba un buen rato pensando en que debería pedir, no suelo creer mucho en los deseos ya que no me considero una persona supersticiosa. Aún así, finalmente tuve claro que era lo que quería.

"Solo deseo que la gente que me importa esté a salvo y que el viaje de Lumine llegue a su ansiado final feliz antes de lo previsto."

Acto seguido solté mi linterna, observándola flotar en dirección desconocida y elevándose cada vez más.

- Parecías muy concentrada pidiendo tu deseo preciosa. Me pica la curiosidad por saber que has pedido.

- ¿No lanzas la tuya?- Rió suavemente para después cerrar los ojos y pedir su deseo. También me intriga saber qué deseo podría tener un dios que ha vivido más de seis mil años, mientras miraba nuestras linternas alejarse no me percaté de que me estaba mirando. Usualmente lo atrapaba percatándose de detalles en los que ni yo misma me fijaba, como por ejemplo el movimiento de mi cabello, las leves ojeras que tenía marcadas debido al cansancio acumulado o tal vez la forma en la que las comisuras de mis labios se curvaban para formar una sonrisa torpe cada vez que me hace un cumplido. Es gracioso, creo que ambos nos fijamos mucho en los detalles del otro.

- ¿Tengo algo en la cara?- Le dije bromeando.

- Simplemente te admiraba.- Dijo acercándose más a mi poco a poco.- ¿Sabes? Tengo unas inmensas ganas de besarte, pese a lo que pueda parecer por mi manera de actuar.

- ¿Sabes? No es por ofender pero tu manera de actuar también me dice a gritos que quieres besarme.- Arqueó una ceja con una expresión de entre ofendido y divertido por mi comentario.

- Creo que entonces debería hacer algo para solucionarlo ¿no crees?- Antes de que pudiese darle una respuesta, sus labios entraron en contacto con los míos, haciendo que cayese sobre el césped, y sacándome una leve risa en medio de aquel beso que inicialmente era torpe hasta que me acostumbré a la intensidad del arconte.

Para cuando nos separamos, simplemente pude mirar las linternas perderse en el horizonte por un buen tiempo hasta que me entró la curiosidad de preguntarle algo que llevaba varios días rondándome la mente, eso y que necesitaba algo estúpido que sacar para disipar el silencio que se había instalado entre nosotros.

ƐL ARƬƐ ƊƐ ƝO QUƐƁRARSƐ - ƵнσηgƖι x RєαɗєяDonde viven las historias. Descúbrelo ahora