ᏟᎪᏢᏆ́ᎢᏌᏞᏫ 28

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Los ataque de Signora se volvían cada vez más repetitivos, por lo que Lumine y yo no tardamos en acostumbrarnos a ellos. Esquivábamos sus cristales cryo y las placas de hielo que emergían del suelo, mi visión pyro me permitía inutilizar sus ataques rápidamente; cosa que no le sentaba nada bien a la contraria. Raiden por su parte se mantenía a raya de toda la situación, observando en silencio desde su trono.

- ¿No os cansáis? Bien, entonces, que arda el mundo.- Tras esas palabras, la fatui se teletransportó de nuevo, esta vez al centro de la sala. Sin embargo, algo era diferente esta vez. Se encerró a sí misma en una especie de cápsula cryo de la que salían leves destellos rojos.

"Maldita sea, si tiene un engaño pyro no podré valerme de mi visión para vencerla" pensé. Y así fue, tras romper su cúpula cryo, decenas de mariposas pyro salieron de ella. Bajo estas se encontraba Signora, con un aspecto diferente y siendo envuelta por las llamas.

- Vale, esto va a complicarse, no contaba con que podría tener un engaño y encima pyro.- Mencioné acercándome a Lumine, recuperando la posición de guardia. Había conseguido que una de mis dagas le diera en el hombro a Signora, que se encogió a causa del punzante dolor.

- Pues sí, es un fastidio, pero podemos con ella. Solo tenemos que debilitarla un poco más.- Yo asentí.

Lumine fue la primera en lanzarse hacia Signora, quién mandaba tornados de llamaradas en todas las direcciones, dificultando la aproximación. Mientras Lumine la distraía, aproveché para acercarme por la espalda y asestarle un par de golpes con mi lanza. Pero en unos de los golpes que me dio en el intento de defenderse y que no pude esquivar, se hizo con mi arma. Forcejeamos por unos segundos hasta que caí al suelo y ella me apuntó con la lanza a unos milímetros de mi tráquea.

- ¿Unas últimas palabras, princesa geo?- Recordé el día que entrené con Zhongli y el cómo conseguí tomarlo desprevenido y me pareció un buen momento para volver a ponerlo en práctica.

- Sí, que nunca subestimes a tu rival.- Le di una patada a su brazo, desarmándola, para después incorporarme y sacar la daga que quedaba en mi cinturón.- Jaque mate, mi astucia no me la ha dado ningún dios, ni Murata, ni Morax.- Sentencié, para después clavarle la daga.

La heraldo calló al suelo, Lumine se acercó a mí y di la batalla por terminada. No iba a matar a Signora, sé que las heridas que le provoqué eran graves, pero sobreviviría. Recogí mis armas y las guardé. Raiden, que hasta ahora había permanecido sentada, sacó su espada, pensé que no tendría ni un respiro; hasta que vi que no tenía intención de venir hacía mí o hacia Lumine, sino que avanzaba hacia La Signora. Los ojos de la Arconte Electro empezaron a brillar de manera imponente, sin duda, si yo estuviese en el lugar de Signora, estaría aterrorizada.

- Qué...Qué crees que haces. Soy una diplomática de Snezhnaya, si me pones una mano encima...- Raiden se acercaba sin un atisbo de duda.

- Si me haces algo, si me haces algo los fatui hundirán esta nación tuya y...- Raiden no la dejó terminar, Lumine apartó la vista, mientras que yo vi como la de poder electro reducía a la fatui a cenizas mediante su técnica de espada. Después, se dio la vuelta para mirarnos, pero no parecía tener interés en matarnos, por lo menos, por ahora.

- Salid de aquí.- Fue lo único que nos dijo la Arconte. Lumine y yo nos miramos, ya tendríamos otra oportunidad para enfrentar a Raiden. Pero ahora mismo estaba cabreada y no quería ni vernos, así que si ella nos perdonaba la vida, no íbamos a negarnos.

Ambas nos dirigimos a la salida y una vez fuera, todo se sentía algo diferente. Pero acabábamos de tener un duro enfrentamiento y por si fuera poco, también vimos morir a Signora a manos de Raiden. Tendríamos suerte si no corríamos el mismo destino.

- La Signora está muerta.- Afirmó Lumine, como para comprobar si lo que acabábamos de vivir era real.

- Efectivamente, es ceniza en la moqueta de Raiden.- Dije yo.

- Vale, salgamos de aquí, ya. Siento que la cosa está extraña.

- Pensaba que era cosa mía, entonces larguémonos de aquí, algo anda mal y no pienso quedarme para averiguar de qué se trata.

Nos apresuramos en llegar a la salida del Tenshukaku, pero todo se sentía demasiado extraño. Poco a poco empezaba a sentirme algo mareada, no era habitual en mí, incluso después de un enfrentamiento como este, no solía sentirme mal. Lumine también parecía encontrarse mal así que teníamos más prisa aún por salir del templo de Raiden. Justo cuando íbamos saliendo, nos encontramos con Gorou, Kazuha y algunas tropas de Watatsumi. Mi compañera de cabello dorado y yo los miramos confusas.

- Pero ¿qué se supone que hacéis aquí? Kazuha, ¿cómo...- Cuando estaba a punto de acabar de hablar, sentí una presencia escalofriante detrás de mí. Cuando me di la vuelta, pude ver a Raiden dirigiendo su espada hacia Lumine y hacia mí. Faltaban sólo unas milésimas de segundo para que recibiésemos el golpe, así que ambas aceptábamos nuestro destino. Durante ese tiempo, miles de pensamientos cruzaron mi mente, mi vida en Liyue, mis padres a quienes dejé en Natlan, los amigos que he hecho todos estos años, mis aventuras con Lumine y Paimon, mi tiempo con él...

Mientras Lumine y yo simplemente nos resignamos a morir por el potente ataque de Raiden, un choque de espadas nos sacó de aquel trance. Kazuha, quien tenía otra visión, juraría que electro, aparte de su usual visión anemo; se había lanzado a pelear contra el ataque que la Arconte Electro nos iba a asestar. El retroceso del impacto hizo que Kazuha retrocediese tras aquel fugaz choque.

- Kazuha Muchas gracias.- Fue lo único que pude articular. Él simplemente me sonrió.

Pero entonces, Raiden empleó su Filo del Pensamiento Divino, su técnica más famosa. Esta nos atrapó a Lumine y a mí, aislándonos nuevamente de nuestros amigos. Esta vez, estábamos solas, y cara a cara con la verdadera Arconte Electro.

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Omg estoy contentɑ de poder hɑber subido estɑ pɑrte tɑmbién hoy, ɑprovecho que estos díɑs no tengo muchɑs cosɑs que hɑcer pɑrɑ ɑctuɑlizɑr todo lo que puedo! Así que espero que disfruten de este cɑpítulo! <333

ƐL ARƬƐ ƊƐ ƝO QUƐƁRARSƐ - ƵнσηgƖι x RєαɗєяDonde viven las historias. Descúbrelo ahora