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RICHARD
Han pasado dos meses desde que me he ido, y las veces que he visitado a Narcisse son nulas. He puesto de pretexto el trabajo, pero la verdad es que no deseo regresar a dónde el amor que siento por alguien, se vuelve una tortura...¿por qué mentirme? Realmente no quiero regresar porque me voy a querer quedar. Extraño a Ell, a mi hijo, a Lio y hasta a ese escocés de dos metros. Por culpa de ellos ya no me siento bien en mi nación, esta ya no es mi casa y mucho menos mi hogar.
Hablar con Eleanor ya no es lo mismo ni siquiera con mensajes, solo se comunica conmigo para saber si ya he firmado esa horrenda forma para el divorcio, sé que no es legal nuestro matrimonio, o al menos hasta que se descubra con el de Samael, pero para mi si es real, y por tanto estar separados como cualquier matrimonio en conflicto también lo es. Si supiera lo tanto que me duele que ya no me quiera, ¿por qué no me ama tanto como yo a ella?–
- ¿sargento Greene?– Alzo mi mirada sin dejar de sostener mi estúpido té del Starbucks de la base, es una mierda adelante del que Eleanor me preparaba todas las mañanas sin importar lo enfadada que estaba conmigo. Es una joven uniformada, no tenía suficiente rango para llamarme de esa forma, ni siquiera la conozco–
-  usted debe llamarme mayor–
- Lo siento, así le llamaban en esa casa horrenda de seguridad en Afganistán. Jamás nos topamos, mi sargento y usted nos mandaron a cargar mucha arena– trato de hacer memoria y encontrarla en ese lugar, pero no – es una leyenda– Sonríe nerviosa–
Agh, ya entendí. Las relaciones entre compañeros no se puede, y aún menos entre un oficial y una simple soldado– Quería conocerlo–
- ¿sorprendida?– señalo mi horrenda cicatriz–
- Creo que lo hace ver bastante rudo– ríe– Es viernes ¿tiene planes?– no respondo– Saliendo de aquí somos civiles–
Admito que me ha hecho reír, es directa y eso está bien. Carraspeo, me corto antes de decir lo que siempre decía cuando alguna mujer se me acercaba, pero si Ell me ha olvidado, yo también debo cambiar de página.
- ¿cuántos años tienes?–
- Ilegal no soy señor– toma de lo que sea que esté tomando– ¿lo veo a las ocho? Ya veremos qué hacer...a menos que tenga algo en mente–
El problema de estar estúpidamente enamorado, es que mi verga solo desea a una mujer de 1.50, cabellos claros, piel pálida, y de unos hermosos ojos grises , y esta mujer no es ni un poco de eso. Eleanor me acostumbró a muchas cosas que nadie más podrá llenar, sin embargo, a nadie se le niega coger.
- está bien–
Hoy me iba a Inglaterra, pero una vez, tengo excusa para seguir quedándome en America, donde por fin puedo ir al súper mercado sin ser atacado por mi nacionalidad.
A las 8:30, ya estoy con la mujer en lo que creo yo una cita, es extraño, pues con Eleanor no tenía muchas, creo que como novios jamás las tuvimos, y cuando éramos amantes, solo eran cenas como amigos. Esto se siente diferente.
- ¿ya cenó?– Nos paramos en una de las calles de Santa Monica– No parece feliz–
Sonrio y niego
- No lo tomes personal, hace mucho no tengo una cita. Cenemos dónde desees, o vamos al muelle, tú decides–
- Hay una discoteca, voy con mis amigas aveces, vamos ahí, así te relajas–  me da una tierna sonrisa, el alcohol mejora siempre las cosas.
Veinte minutos después en el auto, ya estamos afuera de un ruidoso lugar, a esto ni a patas hago entrar a Samael, puedo imaginarme todo lo que diría sobre los gérmenes y lo sucio que está hasta la banqueta. Alicia, como es su nombre, me toma de la mano jalándome hasta la barra, no pide permiso para tomar una botella, sirve el alcohol derramando un poco, me entrega un trago.
- Para iniciar– sonríe y toma el líquido, su gesto de desagrado me hace reír, hago lo mismo, pero solo suelto lo caliente del tequila.
Después de varios tragos, las cosas comenzaron a ser bastante incómodas. Ella mide quizá 1,70, por lo que no se le hace difícil llegar a mi boca, no lo acepto, ella no es mi niña linda ¿como carajos me tiene tan enamorado esa niña cruel? 
Ojalá estos ojos azules fuesen grises, ojalá este cabello Rubio sea del color de la miel, y ojalá estos labios pronunciaran mi nombre de la manera más dulce frente a los míos mientras me ama de la única manera que ella sabe hacerlo.
- Vámonos– suelto en su oreja, ella asiente. No estoy para conducir, pero ya estamos en el auto–
- Yo...no...lo siento– Se disculpa, nos volteamos a mirar–
- Mi esposa acaba de dejarme– Hago una mueca de dolor– no es tu culpa que yo sea un imbécil–
- Ella Es una tonta–
- No...yo debo aprender que el amor se acaba tarde o temprano–
- No creo que el amor se acabe, sargento Greene–  me jala de la camisa para estampar sus labios con los míos, la alejo, soy un maldito. Esta vez soy yo quien inicia un beso ardiente que termina con una mujer semi desnuda sobre mis piernas saltando con mi verga en ella.
Sus pechos son grandes, rebotan frente a mi cara de una manera tan grosera, hace mucho no tenía este tipo de sexo tan corriente, donde no hay nada más que el sentir de mi verga y nada más, solo está el cuerpo de esta bella mujer satisfaciéndome. No soy dulce, le tomo del cuello para que pare y así poder yo ensartarme en ella tantas veces quiera de manera seca. Cuando suelta un grito a lo porno en dvd, yo salgo de ella haciéndola a un lado, entiende quitándose de encima, termino en mi mano, a  la única mujer que permitiría recibiera esto, es la madre de mi único hijo, porque me encanta venirme en su interior al mismo tiempo que ella lo hace.
De la guantera saco un poco de servilletas para limpiarme.
- ¿te llevo a tu casa?– cuestiono abrochándome el pantalón, la volteo a ver, se pone la blusa y se acomoda el cabello.
- Ajam– Sonríe, lo hago de vuelta– ¿que hará mañana?–
- iré a Inglaterra–
...........
Me levanto con una resaca que me provoca un dolor de cabeza inmenso. Estoy en una cama extraña y por tanto en una habitación. El lugar es digno de una soldado. Son las dos de la tarde, mierda, ya no iré a Inglaterra a menos que pida una semana.
Al tomar mi celular veo un par de mensajes de Eleanor.

MY BUNNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora