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Cuando te conocí, tu deslumbrante sonrisa iluminó no solo la habitación, si no toda mi vida, ¿amor a primera vista? Yo aún no te conocía y mi alma enferma se había postrado a tus pies dándote su último miserable aliento, y en hostil mar de mi corazón tu provocaste el más peligroso huracán de emociones, ¿cómo iba a saber que traerías calma?¿cómo iba yo a saber que tú mi amor, serías mi salvación?
Mi Ell, siento tanta pena no ser ser el hombre que mereces, te amo tanto que a pesar del dolor que me provoca solo de pensarlo, yo deseo que jamás me conozcas, solo he traído a ti infortunios. En tus ojos he puesto incontables veces lágrimas, yo he sido el maldito que ha nublado esos lindos y puros ojos. Prometí no hacerte daño, pero soy un hombre malo, y rompí sin descaro mi palabra. Amándote vi como me mirabas con lágrimas cayendo sobre tus mejillas, vi toda clase de emoción en ellos cada vez que te lastimé, pero la que me destrozó toda esperanza de algún día poder estar contigo en la eternidad , fue la última vez que vi tus ojos. Como duele el recuerdo de verte destrozada, como arde el sentir de tu dolor, como me enfurece no poder haber hecho nada. Jamás debiste enamórate de alguien como yo, de alguien que te daría pesares hasta su último minuto. Repetir tu mirada es mi castigo más digno para pagar todos mis pecados.
Debo serte sincero, creí que mi infierno sería peor de dónde estoy, puedo cerrar mis ojos y verte, a ti y nuestro hijo, nuestra vida, nuestro futuro, pero cuando despierto, estoy solo. Una infinita habitación oscura, he caminado tanto tiempo pero siempre es lo mismo, oscuridad oscuridad y más oscuridad.
Me acostumbré a las voces lejanas, al principio era mi tortura, oírte a ti y a todos los que conocía era eso para mi, un maldita tortura. Ahora solo escucho con atención , supongo que rendirme fue lo mejor, sin embargo, hace mucho deje de escucharte, de sentir tu aroma y tus caricias, lo bueno de esto es que ya no puedo oír tus sollozos, me destrozaba saber que aún sentías pena por mi . Te extraño, así que si yo no Te he olvidado, entonces ya no sentirte es porque tú ya me has dejado atrás. Lo entiendo, si en tus ojos ya no hay tristeza, yo seré feliz, mi Ell, ojalá estuviera contigo. No te lo niego, me he enojado tanto por estar aquí encerrado que termino en un mar de lamentos gritando de una desesperación indescriptible.
Supongo que es verdad lo que dicen de Dios, es misericordioso, o por el contrario es tan cruel que me deja escuchar lo que yo creo parte del mundo de ustedes, pero es que no entiendo como no te escucho a ti. Sé que nuestro hijo está bien, lo he escuchado, me sorprende que aún se acuerde de mi a pesar que no era el mejor padre. Nuestro tonto amigo es a quien escucho más, dice cosas tan estupidas como siempre, aveces suelo escucharlo más cerca, pero a pesar de querer pararme a perseguir esa poca de esperanza, me he rendido. Debe ser un maldito demonio que juega a verme sufrir o un Ángel que cree que esto algún día me hará sentir mejor.
No lo mal entiendas, mi amor, agradezco no sentirme solo, pero aveces lo que escucho solo provoca mi alma hacerme cada vez más débil, otras es muy distinto, así que no entiendo nada. Definitivamente la soledad y la esperanza de sentirme acompañado y vivo es mi castigo por matarte en vida. Si este es mi limbo por no poder dejarlos ir, por no dejarte ir y aún hay mas mierda que recibir, espero alguna vez hacerlo para poder tener lo que merezco.
Cuando no escucho nada solo me reconfortan mis recuerdos, pero no te preocupes, casi siempre está el tinto de Rick diciendo alguna cosa que me saca una carcajada o en ocasiones lágrimas, aveces se burla de mi por llorar,por lo que confirma mi teoría de que son un demonio. Algunas veces la de Oliver la escucho por varias horas leyendo un libro de fantasía, me habla de ti, y como idiota siempre pregunto más cómo si pudiera escucharme. Richard un día me contó sobre su hijo, me dijo su nombre pero no lo recuerdo, estaba feliz, podía sentirlo en su voz, me cuenta de ti también , pero siempre se escucha triste ¿acaso algo te ha pasado? Ojalá no, aquí yo no puedo hacer nada y eso me enferma, no es que aporte mucho a tu felicidad, pero haría mi intento una vez más.
Ya me cansé de decirle a este idiota que no puedo regresar, Dios, es el que más esperanzas me da. Le he gritado mil veces que es imposible, pero bueno, igual yo soy un imbécil, él ni nadie puede escucharme.
Desconozco con totalidad el tiempo que ha pasado, supongo que para mi el pasar de los días ya no existe. Como siempre, veo la infinita oscuridad acostada en este frío suelo apartando la vista de la Intensa lámpara que siempre me sigue, sin embargo, esta vez hay algo nuevo, pues hay más luz  de la que siempre me alumbra. No escucho a nadie, por lo que supongo, es momento de irme ¿no? 
El sonar de mis zapatos hace eco en todo el lugar, es muy común, siempre ha sido así, pero estaba vez es ensordecedor, por lo que me apresuré a ir a donde todo mi cuerpo quería ir.
No creí que morir sería así, incrédulo pensé que los libros en algún punto decían la verdad, o por lo menos hasta ahora no es cierto. 
Cuando entré, sin miedo alguno de mi destino, me encontré en una habitación nada desconocida, había dejado aquella oscuridad finalmente para encontrarme en mi dormitorio. Un lugar pequeño, ser hijo del sacerdote no me daba ningún beneficio, mucho menos si era el menos favorito.  Una cama individual, un viejo escritorio, un pequeño librero y un ropero era lo que tenía de niño, los juguetes eran pocos, muy distinto a cómo luce la habitación de Lio. 
Esto era como una típica película al parecer.
La luz que veía era la que entraba por la ventana de mi antigua alcoba, era lo más bonito de ella, podía ver las extensas tierras de Escocia.  Dudo que este sea mi infierno, es bastante tranquilo.
La puerta fue abierta y cerrada antes de poder girarme, cuando lo hice, ahí estaba yo, tendría unos 8 años. Ese cabello casi rubio, esa piel pálida y ese cuerpo tan frágil me provocaban náuseas, no había posibilidad que yo sobreviviera otro invierno.
- ¿tú quien eres?–  Miré a todas partes ¿yo?– Si tú ¿vas a adoptarme?–Cielos, esa mirada ¿cómo era posible que siendo tan pequeño reflejara tanto dolor? Podía ver la esperanza en mis infantiles ojos. No sabía que decirle a una ilusión. - Ni siquiera debes ser real–
Mi voz...recuerdo todo,  el crear personas falsas en mi mente era mi especialidad, cosa para nada bien visto rodeado de religión, sin embargo, mi padre jamás me tachó de poseído por algún demonio, por el contrario, de su boca siempre salía la palabra " loco"
El Niño que jamás se había ido de mi, se sentó en aquella fea cama, nada diferente a sus gastadas ropas donadas, nada comparado con los zapatos Armani de nuestro Oliver. Al observarlo, noté sus orejas rojas y ojos levemente rojos. Los dos sabemos que las orejas delatan mi llorar, Ell.
Me senté a su lado, era tan pequeño que ahora entiendo perfectamente porqué me molestaban tanto. Desde ahí pude ver como de la playera que usaba se asomaban algunas recientes lastimadas, sin mencionar las gotas de sangre que la tela había absorbido.
- ¿qué te sucedió?–
- Mi Padre se molestó conmigo–
- ¿por qué?–
- Porque...no soy fuerte como Dorian– El Niño me mostró sus manos, aquel día el que no merece que le llame padre estaba obligándome a cargar bancas que para mi estatura y peso, eran toneladas de madera. Por desgracia jamás fui su favorito y la paciencia que me tenia era nula, ganándome una paliza por dejar caer una.– soy tan débil–
- No te sientas mal, de grande medirás casi dos metros–
- mentiroso, soy tan pequeño–
- Créeme, lo serás, aún más fuerte que Dorian. Solo tienes que ser paciente–
Desde su pequeñez ese niño roto me miró con sus ojos grises.
- Mentira–
Un fuerte dolor en mi cabeza me obligó a cerrar los ojos, al volver a abrirlos el niño ya no estaba, me encontraba en otro lugar, en el inmenso ático del orfanato, o al menos así lo veía yo, ahora que soy un adulto, el techo está por rozar mi cabeza. Unos sollozos se escuchaban detrás de algunas cajas, carajo, creo que sé dónde estoy. Me acerqué y ahí estaba yo, doce años, imposible no recordar esa edad. Espero esto no lo estés viendo Ell como en Truman Show, porque no sabes la vergüenza que me da esto y el miedo que recorre mi cuerpo con solo estar recordando esto.
Creo que esto es lo que todo hombre no quisiera pasar y haber pasado, sería un fuerte golpe en nuestro ego. Por ello, quienes lo sufrimos, callamos hasta el día de nuestra muerte. Soy el ejemplo. Lamentablemente en lugar de decirlo, lo escondemos por lo humillado que nos sentiríamos, a mis sólo doce años ese pensamiento cruzó por mi cabeza, eso es ser varón supongo. Tal vez si mi vergüenza no hubiera sido tanta, mi madre habría hecho algo al respecto, sin embargo, no podía permitir que alguien supiera que siendo varón me sucediera algo así, pues eso solo le sucedía a las niñas...y que burla que le pase a un niño. Habría sido tachado de homosexual si los demás llegaran a saberlo. A ese Samael le daba el mundo, y creo que si se lo di cuando te conocí. Fue el peor momento que tuve, supongo que desde ahí mi vida fue un desastre, lamentablemente nadie estaba para protegerme, así que no tuve otra opción que aguantarme, era un niño, así que tampoco podía huir. Nuestro hijo gracias a Dios me tuvo, y si bien sé que eso lo arrastrará toda su vida, no creo sea tan vivido por lo pequeño que era. Cuando ya puedes decir no y eres obligado...sometido, cambia todo. Tal vez esto me convirtió en la mierda de ser humano que fui. El único que se enteró fue él, aquel tipo se lo confesó, sé que mi madre tampoco iba a hacer nada, no respetaba muchos votos, entre ellos el secreto de confesión, pudo hacer mucho, pero lamentablemente aquel hombre se lo pintó muy distinto, desde los ojos de un pedófilo quiero pensar. Así que si a nuestro hijo le hubiera pasado aún si tenía 18 años, yo le iba a creer. Si bien a mi no me lo contó, no dudé ni un minuto en lo que llegó a mis oídos.
Desde ese momento, me confundí demasiado al mismo tiempo que me convertía en un saco de miedos, sin embargo, para cuando cumplí los 14, yo me convertí en el malo, buscaba que mi padre me atrapara, pues de todas formas ya me tenía como un " Marica" . Ojalá nuestro hijo no se encuentre a un tipo como yo que se quiera pasar de listo con él, espero entiendas ahora porqué hice de Oliver un niño agresivo y fuerte, solo quería que se supiera defender, sabemos que tiene la misma mala fortuna que yo respecto a nuestro físico. Su cara dulce lo convirtió en una presa a sus sólo cinco años, lo entiendo, era muy pequeño para defenderse, pero a sus doce, con lo que he creado, él ya no estará en peligro. Le di todo para que no pase lo mismo que yo. Porque créeme, te asustarías si te contara todo lo que hice confundido y estás de testigo del pésimo hombre en el que me convertí . Ese Niño llorando en este rincón lleno de polvo y telarañas, que espero no estés viendo, te pide unas sinceras disculpas por crear lo que soy ahora, un inestable hombre que a duras penas pudo hacer una familia contigo, pero también te agradece que con tu amor lo sanaste, tú le diste ese calor que jamás recibió, esa protección. Tú amor es lo mejor que nos pudo pasar. ¿como es posible que algo como esto cambie toda tu vida? Fue imposible olvidarlo...especialmente si fueron meses de humillación.
Pobre Samael, ojalá pudiera cambiar esto. Traté de consolar a ese destrozado Niño, herido hasta el alma, si alguien necesitaba ser amado y protegido era ese Samael, quería darle al menos en una ilusión ese apoyo, pero a pesar de estar sentado junto a él y darle un abrazo, simplemente seguía en un mar de lágrimas con la cabeza escondidas en sus rodillas abrazándose las piernas. Creo que no es momento de sanar,debo conocerte para que esa herida cierre. Hasta ese momento logré hacerlo.
Otro fuerte dolor en mi cabeza me trasladó a mi habitación, ahora era diferente, habían Torres de libros en las esquinas y un un par de cosas más. El estruendo de la puerta ser azotada me hizo pararme de un tirón. Definitivamente El Niño se había ido y un chico de unos 15 años apareció con la ira en su ser. Él no podía verme, pues iba e venía de la pequeña alcoba, preparaba una maleta. Ese día me iba de Escocia a Inglaterra. 
- No puedes irte– ¿En qué momento apareció Dorian?– Sami, ya basta, sabes como es Papá, se le pasará–
- Déjame en paz–
Dorian me seguía a dónde caminaba buscando las cosas para irme del orfanato.
- ¿y qué hay de mamá? ¿La vas a dejar?–
- Si tan solo entendieras que no somos iguales ante él–
- Sami...pero mamá–
- Ellos no son mis padres. Es un Cura y una monja, y tú y yo somos unos huérfanos que nadie quiso. Así que deja de fastidiarme–
- ¿entonces no somos hermanos?– Dorian me miraba con esos brillantes ojos azules, sentía en ellos su tristeza. Al parecer mis palabras le estaban lastimando.- Te has vuelto un cretino cuando Dios te dio altura , sin contar todo eso que lees–
- No realmente–
- No te vayas, Sami–
Había olvidado por completo como mi hermano había insistido en no dejar el orfanato. Era imposible de creer que ni siquiera pude despedirme de él, pobre Dorian, ojalá hubiera podido disculparme.
- No puedo–
- Entonces me iré contigo, solo dame tiempo, no te vayas–
Y ahí estaba otra de las razones por las que mi padre me detestaba tanto, según él había metido ideas a su hijo Perfecto para que también huyera de ese lugar.
- No, tú no necesitas irte...–
- No voy a quedarme solo aquí, Sami, para mi si somos hermanos y eres mi único amigo–
Bien, ahora me siento un pésimo hermano. Era un estupido adolescente para no darme cuenta de lo que sentía Dorian en esos momentos. – Podrás ser más alto, pero aún eres un tonto que no se defiende–
La sonrisa burlona de mi hermano fue lo último que vi, para encontrarme en mi departamento, no es el que conoces, por lo que supongo...
- Sami...–En serio, espero no estés viendo esto, Ell–¿estás bien?–
Ella rompía conmigo esa noche, yo tenía 32 y ella los 24. Tenía 27 cuando nos conocimos, era mi alumna como ya sabes, pero al parecer, cuando ya no necesitaba de mi y el compromiso era mayor cuando nació Oliver, decidió dejarme, además, yo aún no pensaba en los lujos para atraer mujeres. Yo jamás fui un hombre ejemplar, y para esa edad yo ya era un cocainómano con tres sobredosis encima.  
No puedo negar que la amaba, pero yo suelo olvidar pronto, no pasó mucho para que dejara de sentir eso por ella. Sin embargo, era una parte de mi vida que no me gustaba recordar, no la odiaba, solo que había dolido caer de las nubes donde me tenía.
Esa noche miraba por la pequeña ventana de mi departamento, nada comparada con los grandes ventanales del que ahora debe ser tuyo. Recuerdo muy bien cómo mi corazón se rompía pero se volvía a ensamblar.
No te engañé porque la amaba Ell, simplemente lo hice porque estaba obsesionado, no podía tenerla porque me dejó, estaba obsesionado de lo sumisa que era conmigo, yo podía hacer lo que quisiera con Anastacia, ella consentía todo y me miraba con amor, pero no soy estupido, si alguien me miraba con amor puro eras tú.
No sabes lo arrepentido que estoy, obsesionarme de una mujer que aceptada todas mis órdenes no fue lo más inteligente. Esa obsesión también me llevó a querer protegerla, estaba fascinado por su perfil delicado e inocente. Pero no era amor y yo lo sabía.
Lo confirmé cuando mi corazón dolió cada minuto cuando me dejaste, cuando lloré con el alma por ti, cuando te rogué regresar y sobre todo, cuando te compartí con tal que estuvieras conmigo. Me enamoré de ti perdidamente al mismo tiempo que me obsesioné, pero créeme, es muy distinto cuando hay amor.
Jamás pasó por mi cabeza tener una familia con Anastacia, la verdad era que, necesitaba sentar cabeza antes que el tiempo se me fuera, tener una familia era sinónimo de estabilidad. Cuando me dejó, debo admitir que parte de mi se alivió un poco.
- Si, no te preocupes–
- No te enojes conmigo. Es solo que no ya no podemos seguir...yo no puedo seguir así–
- ¿así como?–
- Mira donde vives, gastas todo en cocaína ¿en serio crees que vas a poder con una familia? Eres un fracasado–
Ese hombre que ahora veía con decepción, había abofeteado a la pelirroja, debo confesarte que no era la primera vez. No justifico ninguna de aquellas acciones. Lo malo de darle a los que siempre fueron débiles fuerza, no era lo más acertado.
Tenía 32 y una cuenta de banco a reventar, pero ella no lo sabía, todos los negocios estaban dirigidos a mi familia, ahora ustedes.  Anastacia fue de gran ayuda, me di cuenta que no debía ser un patán golpeador y comencé a usar mi físico para proteger a las mujeres y respecto a mi dinero, lo gaste un poco más en mi, ya no solo vestía costosos trajes, si no también compré un lujoso y enorme departamento, y me rodé de más lujos . El anterior no estaba mal, pero ante los ojos de una mujer que pedía oro, lo era. No niego que le compraba cosas, lo hacía, pero tampoco era comparada mi fortuna con la de ahora, en algo tenía razón, gastaba miles de libras en cocaína.
Este sujeto jamás podría presentártelo, este hombre no es nadie frente a ti. Este sujeto no tiene nada que ofrecerte, y yo tampoco, los dos somos basura.
Anastacia me asustó, tener una relación no estaba en mis planes y mucho menos una familia, quizá por ese temor sabotee mi relación contigo, no hay otra forma de explicarlo, porque por amar a otra mujer no lo fue. Tal vez un poco de ese sujeto quedó en mi. Perdón.
Creí que sería fácil atraparte como a ella, que te enamoraras de mi, te mostré mi fortuna, mi lujoso departamento, mis finos trajes y zapatos, pero vaya sorpresa que a pesar de todo eso me mandarías al demonio. Siempre supe que eras la indicada.
Mi estadía en esa parte de mi posible infierno no tardó mucho, ahora me encontraba en Escocia, en una cabaña que había comprado, solo que mi hijo, nuestro hijos, un niño de dos años con la piel tal pálida como la nieve, los cabellos casi blancos y unos grandes ojos grises, lloraba desconsolado llamándome " papi".
Dios esto duele. Verlo me dolió ahora mismo como un puñalada en el corazón. No pude mantenerme erguido, si que dolía, al incorporarme, Oliver de tan solo dos años se limpiaba las lágrimas de su rostro mientras yo estaba ahogado en alcohol y con varias líneas de cocaína en el sistema. Estaba asustado, yo estaba asustado a nuestro hijo.  Era un idiota, expuse a mi hijo tantas veces a que me viera consumir drogas, que me alegro mucho lo olvidara.
No había razón del porqué estaba así ese día más que mi cumpleaños, era un egoísta que ni siquiera tomaba en cuenta que nuestro hijo también los cumplía.
Oliver estaba privado en llanto, ese ensordecedor llanto de un bebé lleno de miedo por ver a un adulto romper cosas tirando a las paredes las botellas que se bebía.
Ese día fue tan cruel, que de haberlo hecho en tu presencia, tú me matabas. Era un cocainómano alcoholizado, por tanto el llanto de Lio fue frustrante, por lo que golpearlo fue lo que entré mi locura se me ocurrió para callarlo, gracias a Dios tuve un poco de juicio y al no lograr silencio...
- ¡silencio maldita sea!–
Yo sin cuidado alguno de poder lastimarlo lo arrojé al patio y cerré la puerta.  El silencio inundó el lugar de inmediato, desde el cristal de la puerta corrediza solo vi como ese bebé que aún no podía ni siquiera correr con certeza se levantaba del pasto para sentarse, estaba de trasera, así que solo podía ver sus brazos levantarse hacia su rostro 
- Estúpido Niño–
Quiero  golpearme, esto es horrible. Dejé a nuestro hijo a mitad de la nada, pues la siguiente casa podría estar a unos cien metros, nadie iba a poder ayudarlo.
Sé que es una locura, pero traté de hablar con ese mal padre que solo fue y se sentó en el sofá.
Que maldito. No podía hacer nada, en ese mismo momento cayó la noche, carajo, que desesperación. Intenté salir de casa e ir por él, pero no podía, no podía ir más allá.
Yo ya estaba dormido, y ahora caigo en cuenta, ¿en cómo diablos con tanta cocaína encima pude dormir y que el alcohol ganara sobre mi cuerpo? Mejor dicho ¿cómo diablos no me morí en ese instante?
Un ruido llamó mi atención, por una de las ventanas laterales un pequeño Oliver entraba con la torpeza de su edad, para su tamaño la caída fue como de dos metros, escuché un ligero sollozo pero casi de inmediato se puso de pie.
Sus tenis rojos y agujetas blancas ahora estaban sucios, su overol con un oso en frente mojado y las magas de su playera manga larga llenas de lodo como todo él. Recuerdo perfectamente cómo le castigué al encontrarlo así.
Ese Niño del que no merezco ni un poco de amor, se acercó a ese sujeto, a su drogadicto padre, ese imbécil que no le regalaba más que traumas en su cumpleaños.
- Papi–  Con su voz temblorosa y sus ojos aún llenos de lágrimas me llamó tocando mi mano , y yo, con crueldad desperté y empujé haciéndolo caer–
Pobre mi Oliver. Me duele tanto esto que el pecho quiere estallarme provocando náuseas en mi. No aguanté más y abracé a ese bebé y con mi alma le pedí perdón.
- Lo siento, en verdad lo siento, Lio-
Era tan pequeño, tan frágil, no sabes lo tanto que me gustaría regresar el tiempo y disfrutar de él.
Dejé de sentir a nuestro hijo en mis brazos, y ahora el sol me alumbraba, el día era cálido. Me levanté y al alzar la mirada estaba frente a la tu casa, donde te conocí.
- No necesito otro libro-
- Es trabajo Sami, ya cállate– por detrás, a cada lado de mi aparecí con Dorian dirigiéndonos a la puerta. El malestar en mi pecho sigue, al parecer esto es un poco de mi condena.
Recuerdo este día, tu abuelo nos recibió y nos hizo sentarnos, nada fuera de lo normal.
- Quita esa cara Sami, oye, el profesor Pierce lleva semanas tratando de contactarte, Supo que llegamos a Cambridge hace tiempo–
- Me agrada el profesor, pero no quiero perder mi tiempo en libros, son trabajosos–
- Ay Sami por Dios–
- Solo venimos a visitarlo y punto–
En ese momento, entraste tú inundando la habitación con tu aroma, estabas preciosa, y en ese instante como ahora, me siento un enfermo al desearte, estabas con tu uniforme, tu corbata desacomodada y tu falda haciéndome fantasear. Estaba sintiendo esas típicas mariposas en el estómago que podrían hacerme Vomitar. Recuerdo que te asustaste, así nerviosa sonreíste al vernos, tus brillante grises me miraron con indiferencia mientras los míos veían una diosa, una mujer perfecta y hermosa, encantadora . Esto no te lo tengo que decir, ya sabes lo que sucedió.
No pude dejar de verte durante todo el tiempo que estuve ahí. Me enamoré a primera vista, sin embargo, te respeté. No solo mis deseos estaban ahí, si no también todo mi corazón. Quería hacerte mía así como amarte. No solo eras prohibida para mi por ser menor, si no que eras nieta de uno de mis mentores.
Estabas tan tierna, no hablamos mucho, en realidad siempre te mantuviste callada. En algunas ocasiones nuestros ojos coincidían, pero nada más.
Añoro tanto el día que te conocí, pues tú me cambiaste.  Ay Ell, siento tanto habernos arruinado, haberte lastimado por no saberte amar. Mírate, aquí aún no sabías lo tanto que te haría sufrir con mi amor. Que maldito fui contigo, con mi hijo y con todas las personas que me quisieron.  Traté de cambiar por ti, pero al parecer no hice lo suficiente. Te amo y te amaré hasta la eternidad.
Dolía no poder estar contigo, el dolor en mi pecho incrementaba como el de mi cabeza, no podía estar erguido, era horrible, pero supongo así se siente romperse, al abrir mis ojos pude ver tus zapatos, esos viejos converse que insistías en no tirar, a pesar de mi dolor, te miré. Me miraste con tanta calma que desapareció mi malestar. En tus brazos estaba nuestro hijo, ese sucio de lodo.
- Ell...– no dudé en poder sentir una vez más tu rostro, estaba tan cálido como siempre y tu mirada tan tierna–
- No puedes ir con nosotros Sam–
- ¿qué?– Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi garganta parecía no querer hablar–
- Es que...no puedes– ¿por qué se sentía tan real?–  Debes dejarnos–
- No no no, es que quiero estar con ustedes– De nuevo ese intenso dolor– por favor–
- Sam, mi Amor, no te hagas más daño– me tocaste sintiendo calidez– Nosotros estaremos aquí, pero debes seguir adelante– Miraste a nuestro hijo y le besaste la mejilla– ¿verdad ángel?–
- ¡si!–
- No, quiero estar con ustedes– rompí en llanto, y me acerqué a ustedes, besé la rubia cabeza del bebé y a ti en los labios. Estaba muerto, pero eso me dio vida. Fue tan real que tus mejillas se ruborizaron.
- Tienes que irte Sam–
- No–
- Sam, Lio y yo siempre estaremos aquí, pero tú no debes estar aquí, no con nosotros. Entiende–
- No es verdad, aquí debo estar, con ustedes...te amo, los amo– supliqué, lo hice para estar contigo– ¿este es mi infierno cierto?no estar contigo–
- Estás perdonado, Sam, así que debes regresar– sonreíste– Oye, nosotros te amamos, no tienes que sentí culpa, aún tienes tiempo–
- ¿tiempo?–
- Solo tienes que regresar con ellos, es todo. Regresa, amor–
El Fuerte dolor en mi pecho me hizo soltar un gruñido al mismo tiempo que me doblegaba.
- Regresa–
- Ell no...–
- ¡regresa!¡Anda!¡rápido!¡REGRESA!–
- No quiero, quiero...estar con ustedes– esto era imposible de soportar, el dolor estaba logrando quitarme la conciencia.
- REGRESA, REGRESA–
Supongo me recorrido había terminado y debí regresar a mi oscura celda.
- ¡VAMOS, DATE PRISA!–
Alcé el rostro a como pude y te miré gritarme para que te dejara mientras nuestro hijo se aferraba a ti.
- REGRESA SAMAEL–
Eso fue lo último que escuché para que un terrible dolor inundara todo mi cuerpo, haciéndome gritar.
.........
Me desperté con un grito con una molesta luz en mis ojos, intenté levantarme pero no podía, no ver estaba irritándome, pánico, eso estaba pasando, así que el dolor de mi torso y la falta de aire no sabía bien su causa.
- Tranquilo Señor Ryman–
¿Pero que carajos? Mi vista se acopló a la luz y mis ganas de pararme comenzaron a parar, pues necesitaba observar dónde me encontraba, un hospital.
Mi pecho dolía, al ver a mis alrededores los doctores suavizaron sus agarres, mi garganta ardía así que era casi imposible pronunciar alguna palabra. De entre los doctores apareció mi mejor amigo, con esa informal forma de vestir.
- Imbécil– bien, todos nos queremos despertar así. Cuando vi que sus ojos se llenaron de lágrimas recordé la última escena que viví. Mierda ¿estoy vivo?. Al recibir el abrazo de Richard era seguro que si– Tráiganle agua ¡rápido!–
Me sentía desorientado y adolorido. Un vaso de agua llegó a mi, pero para mi sorpresa no tenía tanta movilidad en mis extremidades, así que tuve la necesidad de recibir ayuda.
- Dónde...– Como dolía– dónde está Ell y Lio?–
- Los doctores deben revisarte Sam, tranquilo–
Con ello, y con la incertidumbre de dónde estaba mi familia, recibí las pruebas de silenciosos doctores.
Al terminar Vi como Richard hablaba con uno de los doctores, asentía, hablaba y volvía a asentir, minutos más tarde entró y sonrió como siempre.
- Despertaste, idiota, no sabes lo que te extrañé– fue hasta mi y volvió a abrazarme–
- Como digas...¿ya nos podemos ir?¿y Ell? Quiero verlos,¿cómo es que sigo vivo?– Me miré las heridas, estaban completamente cerradas– ¿y como diablos...? ¿Cómo es esto posible?– Impresionado lo miré, al verle la cara no esperaba nada bueno– ¿cuánto tiempo estuve durmiendo?–
- Necesito que te mantengas calmado– Acercó una silla a la cama y tomó asiento– Sam, no te vas a alterar–
- Me estoy comenzando a alterar–
Carraspeó y se rascó la poca barba que tenía, jugó con un gastado sombrero, parecido a la de la fiesta de Oliver–
- Tuviste muchos problemas, corazón, pulmones, y otros órganos. Los Ivanovic tienen mucha tecnología en medicina, pararon tus hemorragias en el camino, pero moriste vario minutos. Perdiste mucha sangre obviamente y bueno, caíste en coma–
- Pregunté cuánto tiempos estuve dormido, Rick–
- al dañarse tu corazón y pulmones tú cerebro no recibió oxígeno...no deberías estar despierto...– Se miró el anillo que yo igual debería tener– Esperamos más de un año para que despertaras–
Era richard, solía bromear con cosas cómo estás, así que reí hasta no verla burla alguna. Era cierto.
- ¿qué...qué día es hoy?–
- Febrero 18 –
- Dime que es una broma– sacó su celular y me mostró la fecha– No puede ser posible. ¿Y Ell? ¿Me perdí su cumpleaños? El de Oliver, no no– Intenté pararme pero caí–
- No seas idiota Sam– Richard regañó ayúdame a pararme– No puedes hacer esto tan rápido–me metió a la cama de nuevo y se volvió a sentar– estuvimos varios minutos en silencio–
- ¿dónde están?–
- Están bien...–
- ¡Mierda! !El bebé!–
Lo miré y sonrió.
- Tiene un año, los cumplió ayer–
- ¡no puede ser! Dios, Ell tiene 21 y Oliver 8. ¿Qué coño?–
- Y tú 40–  Se burló–
Abrí mis ojos más de la cuenta.
- No puede ser. ¿Cómo se llama?–
- ¿quién?–
- ¿tú hijo idiota? Creo que debes ponerme al corriente ¿no?–
- Ah ya...pues, su nombre es Narcisse Eliezer, y su extenso apellido–
- ¿le pusiste mi horrible nombre a tu hijo?–
- No le iba a poner Amadeus, era por si nunca despertabas–
Era válido.
- Gracias...y se parece a ti– Rió
- Mmh pues la verdad es que no, a escondidas tuve que hacerme una prueba de paternidad–
- oye que malo–
- Soy moreno ¿cierto?–
- ¿qué tiene?–
- Mi hijo es de cabellos claros y con un ojo azul hielo y uno verde . No tiene ni la pestaña negra. Pero pues el ADN dice que si es mío–
- Eres un estúpido. Eleanor tiene los cabellos claros, y bueno...¿dos colores de ojos? Eso es raro pero en tus ojos hay verde—
- uy si como no–
- No voy a discutir, ¿y Oliver?–
- Estudia en Rusia, pero ahora está aquí. Él sigue igual...rebelde, y un poquito más alto–
- Quiero verlos ¿y Ell? Anda cuéntame idiota,es todo un año–
Hizo una mueca y volvió a jugar con su sombrero.
- Pues desde que tú no estás digamos que muchas cosas no cambiaron. Oh, Narcisse no para de llorar, es irritante, se le vive llorando–
-estás evitándome ¿qué pasa?–
Puso su sombrero, era todo un americano.
- Es que...Ell y yo ya Sabes...
- Dime que no está  embarazada de nuevo–
Negó.
- Nosotros no estamos tan bien, ha cambiado un poco– Se removió nervioso poniéndome de la misma manera a mi– hizo de todo para salvarte Sam...necesitabas órganos y estabas a lo último de la lista de espera...así que ella...bueno...–
- ¿mató gente?–
- Las que fueran necesarias para darte lo que necesitabas, rechazabas y bueno...estás aquí. P Eric tenía razón, no creo que lo recuerdes, pero él dijo que cuando un Volkov prueba la sangre ya no para–
- ¿por qué no recordaría?– Una de las cosas que puedo presumir es mi memoria- No creo que eso sea verdad, y si lo fuera, ya lo sabíamos¿la dejaste de amar por eso?–
- Los doctores explicaron que como tú cerebro recibió daños, tal vez ni nos recordabas si es que llegabas a despertar. Y aquí estás– Sonrió, se le veía bastante contento que estuviera despierto, pero se le notaba lo cansado– Sin ti un año ha sido una eternidad, Sam. Y no, mis sentimientos por Niña linda no han cambiado, solo me duele que no me tome en cuenta...y que esté perdiendo el juicio, es todo– Lo observé, sus zapatos tenían tierra así como sus pantalones, sus manos tenían algunas cortadas y en algunas partes de su piel, se asomaban nuevos tatuajes–
- ¿por qué estás vestido como si fueras un obrero?–
- Genial, lo clasista no se fue, que maldito– Me aventó el sombrero– Cuido los animales de la propiedad como terapia, como niña linda no quiere que me meta en sus asunto con Pável, me mantengo ahí–
- ¿Ell sin hablarte?–
- Me habla aveces por cosas del bebé, y solo estamos bien cuando tenemos sexo–
- Eso es muy poco tiempo–
- Te levantaste payaso ¿no?–
- ¿siguieron discutiendo después que morí?–
- Ella se encerró una semana en el estudio, después solo admitió a Pável. Estuve cuando nació Narcisse, tuvimos como un mes de tranquilidad y cuando vio que ya el bebé no se moría comenzó a "trabajar"– Giró sus ojos e hizo comillas con los dedos– Pável siempre está con ella–
- Eres un imbécil, te dije que la cuidaras – Reclamé–
- Sam, Eleanor no existe ya, está esa arrogante y loca Isabell. Desconozco en qué trabaja, pero si es con Pável, no creo que algo bueno–
Guardé silencio, no sabía que pensar.
- Bueno Rick, creo que sabemos en qué...y nosotros aceptamos eso–
- Ell me excluye absolutamente de todo. No me dice nada, cree que la juzgaré o yo que sé. Me detesta–
Suspiré al verlo cabizbajo
- Se ha convertido en adicta a la nieve– me miró– Como tú–
- ¿qué yo qué?–
- No te hagas, te metías coca y no me dijiste–
- No es verdad– Mentí–
- Samael, por favor, tienes nariz por obra del Espíritu Santo, me lo dijeron los doctores, a ambos pero ella yo lo sabía–
- Tiene como una hora que desperté del coma, ¿me reclamas?–
- Si, te metías de todo y yo no lo sabía–
- No me siento orgulloso de eso–
- tu cuerpo reaccionaba al no meterte esa porquería–
Jugué con el sombrero, adentro había una cruz, miré mi pecho, era la mía.
- Muchas veces me molesté contigo y estuve por perder la esperanza...así que...ya sé que es Homosexual pero eres mi hermano–
- Si, eres bastaste gay, el Richard que conocí hace años primero muerto a darle un abrazo a un hombre– Ell...debe estar pasándola mal, y no es darme mucha importancia, pero es lógico si nos amamos– quiero irme a casa–
- Lo harás pronto, llamaré a Ell–
- Mmmh no, debería ser sorpresa. Oye Rick...¿en serio ha cambiado mucho?–
- Un poco...si. En verdad intento acercarme a ella, pero Siempre terminando discutiendo. Tal vez puedas traer toda a la normalidad. Además me confunde mucho, aveces me quiere y otras no– se quejó como un niño–
- ¿y no intentaste estar con otras? Puedes pedir el divorcio–
- Santes por qué no puedo– se restregó la cara– Creo que ella me trata de esa manera para que me vaya–
- Lo creo...pero igual tú comenzaste, no puedo creer que sigan enojados después de un año–
- Ya te lo dije, el tiempo de detuvo–

MY BUNNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora