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SAMAEL
Estoy harto de este encierro, mi móvil me lo han quitado y la televisión a pesar de tener cuantas aplicaciones, nada me apetece ver, y es que el dolor de cabeza, el calor y aveces el frío me están matando, ni hablar del maldito dolor.
Trato de dormir, y lo logro solo cuando me conectan a la bolsa.

Despierto con malestares que no paran por negarme a comer y por ende no me dan las pastillas. No he abierto los ojos y ya me molesta la luz.
- No, York está cubierto, y la policía ya está en ello cerrando las carreteras– Eleanor, medio abro los ojos notándola en la mesa del balcón sentada a mis espaldas.– Los franceses se encargarán, regrésate a tu puesto–
Cuelga dejando el celular, toma unos papeles en su lugar al mismo tiempo que se lleva la taza de supongo té a los Labios.
El celular vuelve a sonar, mira la pantalla y se lo lleva a la oreja.
Se ríe
- No te quité nada, al contrario, te di ayuda...no puedo verte, mi esposo tuvo un accidente y tengo que cuidarlo...– ¿al secuestro llama accidente? ¿Y tengo? Como si fuera solo una puta responsabilidad y no porque quiere– Sí, entiendo, ven a la propiedad, hay que hablarlo, estoy harta de esto...lo sé, esto es estresante...no, todo está bien, pero gracias, Maurice. ¿Te suena bien en dos días?...– Vuelve a reír, ese maldito, los celos se combinan con la ira que tengo en el pecho– Aquí te espero, y una disculpa el posponer la cita– ¡cita!– Pásala bien—
Otro maldito zopilote.
Se levanto dejándome ver el vestido floreado que a pesar de ser ligero le marca el trasero. Lee no sé qué mierda y deja los papeles en la mesa. Me levanto libre de ataduras en mis brazos, me mareo llevándome la mano a la frente.
- No quise levantarte—
- Lo hiciste con tu maldito parloteo¿qué jamás te callas?–
Espero algún regaño pero no es así.
- Ya te subirás el desayuno–
- No tengo hambre–
- Tienes que comer, Sam– Le miro, no está la perra que me obligó a comer a lo bestia, solo está...Eleanor, la dulce y paciente, no esa loca desquiciada– Todo está muy rico...—
- No quiero nada, solo déjame ir ¡ahora!– Grito logrando que respingue– ¡suéltame!–
- Relate Sam, no te cuesta nada...–
- ¡que no quiero estar aquí!– me levanto, da un paso atrás, de esta si me escapo– tú no me mandas–
La puerta es tocada un par de veces, entra el enfermero que detesto, acomoda la comida a un costado de la cama como siempre y se larga. Me comienza a tener miedo y eso me gusta.
- Espero te guste– me jala y me sienta a la orilla de la cama cerca de la mesita. El olor a Hot cakes me abren el apetito de manera horrenda, la boca se me llena de saliva.
- No quiero– Suelto– quiero irme– Esto es tortura, quiero quitármelo de la cabeza y eso solo lo logran mis pastillas, y no quiero terminar hecho más mierda cuando ya no pueda controlar mis ansias por la cocaína. Ayer por la noche tuve unas terribles alucinaciones gracias a la fiebre.
- Yo los hice– me ignora cortando un pedazo y llevándolo frente a mi– Abre, papi, te sentirás mejor–
-  ¡ya te dije que me dejes en paz!–
- Por favor, necesito que te recuperes...– Le tiro con un manotazo la comida. Es paciente recogiéndolo, corta más– Solo un poquito– me acaricia el brazo. Me desconcierta que me de un beso en los labios, la aparto sin delicadeza–
- Bien, pues a las malas– la mirada dulce se le oscurece–
- No te atrevas a hacer lo...– me calla enterrándome las uñas en la mandíbula—
- A mi no me das órdenes– Gruñe– Vas a tragar quieras o no, porque me costaste millones ¿oíste? Y no te mueres porque lo digo yo– me suelta con brusquedad, trae la comida y la rabia me hace aventarle el plato–
- ¡déjame maldita!– Se enfurece tanto como yo–
- ¡eres un Idiota!– Vocifera sujetándome de los brazos–¡tienes mierda en la cabeza!– forcejamos para ver quien somete a quien, yo no estoy para luchas y ella termina encima mío respirando agitada, me toma del cuello y espero un golpe en el rostro cuando alza el brazo, solo cierro los ojos, pero jamás llega.
- Vas a comer, y cuando te recuperes lárgate si quieres– se quita de encima jalándome de la playera– me importa una mierda– recoge la comida–
- Déjame...– susurro–
- Cuándo te recuperes–
No es delicada al momento de abrirle la boca y meterme la comida. Me trata como si fuera un perro y eso me duele. Solo lo hace por obligación y eso me lo confirma la poca paciencia que me tiene.
- ¿por qué lloras?– es cruel con sus palabras– esto te lo buscaste tú solo–
Me limpia la boca con rudeza.
- Ya no soporto tus malditas niñerías. Debería enviarte a un maldito loquero– ¿quiere cuidarme? Pues que se joda.
- quiero jugo–
- Me lo entrega–
- De manzana–
- solo hay este–
- De manzana– reitero alejando el rostro–
- ¡Déjate de estupideces y tomate este!–
- ¡de manzana dije!¡de manzana!— se lo tiro encima– ¡tráeme de manzana!–
Me jala de la playera
- ¡bien maldita sea!– me empuja— ¡Si no te tomas te lo meto a la fuerza!–
Pide el jugo a los que están afuera, en vino minutos ya lo tengo enfrente.
- Toma– Me niego a agarrarlo, gruñe llevándolo a mis labios, tomó una poco pero lo escupo–
- ¡Samael!–
- ¡está tibio!¡que asco!–
Me limpio los labios
- ¡y no lo quiero con grumos!¡tráeme otro!– exijo–
- ¡mierda eres un Pendejo!–
- ¡solo quiero jugo!¡y tú me tratas así!– me subo a la cama dándome la espalda– Olvídalo–
- No juegues conmigo, ¿quieres ser un bebé? Me atrevo a limpiarte el culo, no me tientes–
La puerta se azota cuando sale.
- ¿por qué siempre das guerra?–
- Déjame en paz, Richard–
- Mira como tienes el lugar—
- ¡qué me debes en paz!– Estalló girándome– ¡quiero largarme!–
- ¡deja de gritar!– No la veo pero la escucho–
- Él empezó–  me irritó tan fácilmente con el insoportable calor, me tiendo tan débil que no hago más que llorar–
- Rick, ya vete– El soldado asiente largándose– Ya te traje tu jugo, frío y sin grumos– me entrega un pequeño cartón con el popote ya puesto–
Entre sollozos lo bebo.
- Ya, papi. Deja de ser tan terco– asiento, mejor sedo antes que de verdad me encierre en un loquero o opte por de verdad atreverse a limpiarme el trasero– Vamos a ducharte y tomamos un paseo ¿quieres?– asiento– Si tienes más hambre te hago traer más ¿que se te antoja?–
- Quiero el paseo–
- Entonces vamos a ducharte–
Me dejo desvestir quedando solo en ropa interior. Si se está dando el tiempo de atenderme, tal vez le importe un poco.
Me hace entrar a la bañera que aún está llenándose sin antes dejarme totalmente desnudo. Apaga la llave, y con regadera de mano me moja la cabeza y el cuerpo con agua tibia.
Me enjabona el cabello con delicadeza.

MY BUNNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora