RICHARD
¿Le tengo miedo a los Lobos? Claro, verlos en animal planet y después vivir con uno me hizo entender que son más grandes de lo que se ve en la pantalla.
Me pone nervioso estar en el bosque, saber qué hay lobos y que me puedo perder.
Dejo de ver en la profundidad del bosque para caminar de trasera dónde está Eleanor y Samael. Me giro relajándome para besar a mi esposa, la cual está de espaldas moviendo unas pistolas.
Le tomo de la cintura agachándome pero me empuja alejándome.
- ¿qué te pasa?– Espeta. Miro a Sam, se encoge de hombros–
- Solo te iba a dar un beso– Explico–
- Bueno, pero no quiero que me beses– carga una pistola y la deja en la mesa junto a las demás–
- Creí que estábamos bien –
- ¿por qué?¿porque lo hicimos?– me sigue dando la espalda–
- Pues...sí–
- No es así–
- Los Que deberíamos estar molestos somos nosotros, no tú – Refuta Samael– Dijiste que querías más a ese niño bastardo–
No responde.
- ¿eso es verdad?– insiste mi amigo–
- Claro que no— suaviza su voz- Ustedes me dieron unos bebés hermosos–
- Ibas a cambiar a Narccise por ese Niño– Me apoyo en la mesa–
Niega.
- Ustedes no entienden, lo que diga Eric no es la última palabra– Gira los ojos– No iba a dejar que otro siguiera mi linaje–
- Creí que Lio heredaría todo–
- Y lo hará– mira a Sam– Pero...sus hijos no, lo hará Narccise–
Samael procesa lo dicho al igual que yo.
- Amo a nuestro hijo como no tienes idea, lo sabes, heredará mi nombre, mi poder...pero cuando el muera , por preservar la sangre tendrá que ser...–
- Tiene sentido para mi, lo entiendo ¿cómo se lo explicarás a él?–
- Lo entenderá, yo lo sé– Le toma del brazo– Dime que lo entiendes, Sam–
Mi amigo asiente.
- ¿por qué me molestaría? Es el derecho de Narccise. Pero ¿qué será de los hijos de Lio? Ellos no sabrán las razones–
- El Pakhan tiene joyas, y este debe entregar una al que será el siguiente, eso lo tiene que hacer Lio para evitar disputas— explica–
- ¿cómo en la que estás ahora?–comento–
- sí,esperemos con él sirva. No iba a dejar en manos de un niño que no hice con uno de mis esposos, soy tonta pero no tanto– Nos entrega a cada uno un arma.— vamos a disparar–
- No me gustan–
- te tienen que gustar, Sam– le quita la que tiene en las manos– Observa– tiene el seguro– quita el seguro y lo vuelve a poner, quita el cartucho enseñándoles las balas, lo mete de nuevo– tu dedo jamás en el gatillo hasta que estés seguro de disparar–hace que Sam se quite, quita el seguro, y apunta a uno de los blancos alejándose de la mesa.
- Sí pero no me gusta–
- Con fuerza, no le juegues al Pandillero– la pone acostada— así no, jamás dispares así– vuelve la posición con ambas manos– así, dedo al gatillo y...– Detona el arma un par de beses–
- Bien– Se la entrega a mi amigo, se posiciona dónde estaba Ell–
- Quita el seguro y dispara– mi amigo lo hace con facilidad– Nada del otro mundo. Apuntas y disparas–
- Ja, súper fácil– Alardea, vuelve a la mesa–
Sé de armas, así que esta clase es para Sam. Le ayuda lo fuerte que es disparar sin lastimarse, además, mi amigo no es ningún idiota.
Lo veo concentrado recabando información.
- Richard te puede enseñar de armas de alto calibre, esas yo no las uso, no me gustan—
- Tal vez pueda traer una de la base
- No te metas en problemas, cuando sea oportuno traeré las necesarias—
- Gracias por avisarme que estarías aquí–
Pável.
La Paz que había se va al carajo cuando aparece ese horrible acento ruso.
- ¿tú qué haces en mi casa? ¿Y por qué tendría que avisarte dónde estoy?– Niña linda suelta molesta, me encanta que le de tanta rabia solo mirarlo.
- Llevé al abogado a Inglaterra y no estabas–
- ¿y no podías mandarme un texto?–
- Estaba aquí–
- Solo firma los papeles y ya está–
- a mi no me vas hacer lo que le hiciste a Monstruo– se cruza de brazos–
- Si eso es lo que tenías que decirme, ya te puedes largar, o te sacan a patadas mis soldados–
- Aquí yo soy tu esposo, que no se te olvide–
- Aquí, en Inglaterra y en toda Europa soy tu Pakhan. Si de puestos hablamos, a mi me tienes que obedecer–
El ruso asiente.
- En eso tienes razón. Vine a otra cosa, mi señora– intento captar el sarcasmo– nuestra última discusión, no soy un hombre de ofensas, y mucho menos de ofender a la mujer que cuidó a mis hijos como suyos– Sigue, se está tragando todo su odio, lo puedo imaginar– Lo siento– miro a Eleanor, se está suavizando.
- Eres un marica arrastrado– me le burlo–
- Pero bien que te cogías a tu esposa ¿no?– Samael añade. Nos mira con rabia pero se controla.
- No me interesan tus disculpas, Pável. Hablamos más tarde en privado– le da la espalda desarmando el arma de sus manos.
El ruso no sabe que hacer, pero irse no quiere ¿qué le pasa?
- ¿irás a la recaudación?–
- Sí, por su puesto–
- Yo también–
- Si vas, tendrías que ir conmigo, y yo no te quiero cerca–
- No lo creo, estamos separados...–
- ¡yo estoy en guerra!– se voltea callándolo- Que mi esposo se ande por ahí solo no dice nada bueno de mi matrimonio. Mucho menos si pretendes llevarte a otra mujer–
- Me conociste solo, no voy a llevar a nadie– Espeta el ruso– A mi ya me conocen como tu esposo, a ellos no, no tengo que aparecerme frente a ti si no quieres–
- Solo no me metas en problemas–
- No te preocupes– asiente y nos mira– Caballeros—
Se retira, no nos insultó como siempre hace, creo que esta separación va en serio y me alegro.
Una hora mas, niña linda manda a recoger todo mientras nos encaminaos de regreso.
- ¿cómo sabes si vamos de regreso si solo hay árboles y tierra?– Samael recorre una delgada rama para comenzar a romperla–
- Conozco un poco el bosque y seguir nuestras huellas– responde – Pero hace un par de años hice que hicieran caminos– se desvía subiéndose al tronco de un árbol talado y regresa– sigues estos y llegas a algún punto de la propiedad, depende dónde estés. Si hay algún ataque el bosque no es nuestra mejor opción pero es la única– explica, se detiene y nosotros también– recuerden el camino, síganlo hasta llegar al arroyo, caminen en dirección del flujo de agua, si cruzan y siguen, probablemente no vuelvan, es aún más peligroso que aquí— me mete mas miedo y seguimos– hemos estado hasta el arroyo así que no pueden perderse–
- No nos subestimes– Advierto–
Seguimos en silencio.
- ¿qué pasa si nos encontramos a un lobo?- Samael cuestiona, la mira a ella primero y después a mi–
- Al fin podré ser feliz con mis diez amantes– dice con seriedad–
- Es enserio, Ell– sam insiste–
Los cinco minutos restantes de camino nos explica lo que debemos hacer.
Pasamos el portón oxidado, el cual unos trabajadores corren a cerrar.
Me alejo cuando los agitados hombres se nos acercan.
- Señora, disculpe las molestias– Habla uno con un inglés algo mal, Eleanor no se detiene, no dice nada– ¿señora?– el hombre suena preocupado.
- Lo que tengas que decir se lo dices a Sergei–
- Nosotros podemos hacernos cargo– Eleanor me mira y gira los ojos– ¿no?– levanto la mirada a Samael, este a pesar de venir de un orfanato tiene poca humildad, es más, Eleanor tiene más a excepción con sus empleados de esta propiedad.
- Como sea– Me apoya mi amigo de mala gana pero lo hace–
- El desayuno se sirve en 10 minutos– advierte, nos detenemos mientras ella ni siquiera se molesta en mirarle la cara a los hombres–
- ¿en qué podemos ayudarles?– Trato de ser amable porque mi esposa no lo está haciendo con nadie en esta casa–
Se miran entre ellos un momento.
- Nada, lo hablaremos con el señor Sergei—
- Eso te pasa por hacerte el bueno– Samael me dice siguiendo el camino a la casa, demoramos en llegar a pesar de que es una de las salidas al bosque más cercanas a la casa. Ell solo iba a unos metros adelante.
La encontramos en la banca de madera del pórtico.
- Creo que es mejor llevar caballos. Yo no sé cómo Lio se recorre toda la propiedad, entra y sale del bosque sin fatigarse– dice–
- Tal vez no se aleja tanto como crees– Comento–
- Lo hace, pero casi siempre va en caballo– Samael se sienta a su lado apoyando a niña linda– Tal vez deberíamos mudarnos a una casa mas pequeña con un patio de menos hectáreas ¿no crees?–
- ¿te quieres mudar a esta casa de pueblo?– Lo dice con tanto asco que me sorprende lo que dice–
- No, algo más pequeño y normal...sí, un patio grande pero no taaan grande como el de Inglaterra o como este. Es algo tedioso caminar varios minutos, o ir en coche o caballo a ciertos lugares–
- Lo indispensable está cerca del palacio– Dice obvia– No hay vecinos, y piscina–
- No una piscina, hay tres y un lago ¿es normal?sin contar las naturales en el bosque– Samael se cruza de brazos– No es normal que nuestros hijos tengas de patio un bosque con animales y todo incluido—
- En Escocia tenías eso tú—
- Pero no de mi propiedad y lo compartía con todo un orfanato. He visto a Lio ir a los establos en esos autos réplicas miniatura—
- El Aston está fabuloso– Comento, Ell tiene una colección fabulosa, todos regalados por su abuelo, y esta crece con los que ella le compra a los niños–
- Creo que deberíamos mudarnos a algo más pequeño, como la casa de Alex o dónde vivías con tu abuelo–
- La casa de Alex No es pequeña– Frunzo el ceño recordando, es una mansión- Yo le cambié los focos como a diez habitaciones y a la casa de Piscina–
- Bueno, es mucho mejor que este tipo de casas ¿no lo crees?– pide mi opinión mirándome– En esa casa hay hasta una biblioteca, es grande la propiedad pero no inmensa–
- Los niños podrían convivir más, y también nosotros.– Me pongo del lado de mi amigo, tal vez algo mas pequeño resuelva nuestros problemas–
- ¿quieres irse a vivir con alex?–
Negamos rotundamente y ella se ríe.
- Entiendo, pero es un no. Inscribirlo a los exploradores, béisbol y etcétera, es suficiente, no somos una familia de los suburbios–
- Yo fui un explorador–
- Sí amor, y dar cheques debió ser divertido para tu papá, nos gusta ayudar.
- comencé a odiar las galletas de menta de tanto comerlas– Samael añade–
- ¡Se supone que debe venderlas!–
- ¿a quienes? ¿A sus vecinos?– Niña linda se peina el cabello-
- Pues sí– Digo obvio–
- Rick tiene razón, no deberíamos comprar todo lo que debe vender–
- Yo fui un gran explorador– presumo– se me daban las ventas–
- Igual a mi, era el que más dinero obtenía en las colectas–
- Por tu cara de perrito no lo dudo– Me burlo, se ríe con sarcasmo— ¿eras de los que se ponían en navidad en los centros comerciales con una lata?–
- Sí, lo peor de todo es que yo no estaba en venta– resopla molesto– En su próxima venta, lo hará él–
- Si con eso olvidamos el tema de mudarnos a una casa pequeña está bien—
- No lo voy a olvidar, pero pospondremos la discusión– Asegura Samael– las puede hacer en el vecindario donde tengo la casa–
Niña linda accede con un asentimiento de cabeza.
- No quiero posponer nada. Que les entre en la cabeza que pertenecen a la élite – se levanta– Son esposos de un Pakhan, y no de cualquiera, deberían comenzar a comportarse y pensar como tal– sigue– sin embargo eso no cambia la forma en la que educamos a nuestros hijos–
No decimos nada, se marcha y nosotros la seguimos.
Niña linda a dejado siempre muy claro que la educación que le dio Alex, es la que se le debe dar a los niños, nos nos oponemos, los prefiero Davies a Parisi.
Hoy desayunamos en la cocina, y la única en la casa, por las miradas nerviosas de los cocineros no deberíamos estar aquí. Los del palacio ya están acostumbrados que nos paseemos por ahí.
Desayunamos en una vieja mesa cuadrada de madera pegada a un costado a la puerta de servicio, las sillas son bancos pequeños y desgastados. Me incomoda el hecho que las personas vestidas de blanco estén en una fila tras la mesa enorme de centro donde deben hacer las comidas.
- ¿ustedes ya desayunaron?– Cuestiono inclinándome el vaso de jugo, todos se miran– ¿y?–
Algunos cuantos niegan avergonzados.
- Pues háganlo, suficiente comida y lugar hay–
Miro a niña linda, sigue comiendo mirando un video en el celular, por lo que no debe estar en desacuerdo, vuelvo a los sirvientes pero no se mueven. No voy a insistir, me pasa por idiota, sigo con mi comida–
- ¿qué no escucharon?– Levanto la mirada hacia mi esposa, se lleva un poco de huevos a la boca, no despega su mirada del móvil– Les ha ordenado algo , háganlo–
No hacen nada, la miran sin comprender.
- ¡ahora!– exige en un grito que despierta a todos movilizándolos en seguida–
- ¿hoy podemos cenar hot cakes?– Oliver cuestiona–
- No, hoy iremos a un baile, ¿lo recuerdas?–
- No– Claro que lo hace–
- Será divertido– Lo anima–
- Lenin estará ahí, y no quiero verme como un inservible–
Samael le da un golpe en la cabeza provocando que se le caiga del tenedor la comida.
- Primero, no le contestes así a tu madre, y segundo, inservible siempre te ves–
- Lenin...–
- cállate ya– Oliver mira a su madre atónito como nosotros, la rabia en sus palabras se puede tocar–
- ¿por qué los sirvientes comen con ustedes?–
Niña linda deja el teléfono para girarse y ver a Eric. Las personas se apenan– Es broma– Agita al chef– cuando termines me preparas uno de tus sándwiches– Le dice amistoso ¿Eric amistoso con los empleados?–
- Sí, señor–
Jala una de las desgastadas sillas
- ¿qué haces aquí?– Mi esposa cuestiona–
- ¿por qué no me dijiste que estabas aquí?–
- Porque quiero estar con mi familia a solas–
- pero yo...-
- hablo de mis hijos y sus respectivos papás– gira los ojos como lo hace él–
- pero vincent y Bernard están con Alex, cosa que me ofende porque pudiste dejarlos conmigo–
- ¿quienes son esos?– Samael frunce el ceño–
- ¿Mis nietos?–
- Ya te dijimos que no les vamos a cambiar el nombre– niña linda niega-
– y menos por unos tan feos– Samael sigue comiendo–
- ¿pero por qué le tenían que poner Alexei a uno? En ese caso debieron llamar al otro Eric, ¿Nikita? Los nombres rusos son horrendos-
- más feo mis nombres que ni siquiera combinan– Resopla–
- El primero lo tienes solo para jodernos– le quiere tocar el cabello pero se niega, noto como al francés le duele la acción– Pero John te lo puso, debes apreciarlo-
- Insisto ¿a qué viniste?–
- Soy tu consejero, debo ir a la recaudación...
- Irá el de mi madre–
- Pero Melvin Aretva no te conoce– Eric espeta–
- ¿y tú sí? Melvin estuvo incluso cuando me quitaron el poder, administraba mi herencia y creo que está facultado–
- No estaba enterado que los mismos hombres que me quitaron a mi esposa también lo hicieron con mi hija– Suelta una risa amarga–
- ¿no tienes que ir a Francia con tu familia?–
- ¿y tú no tienes que respetarme? Solo le enseñas a tus hijos a no hacerlo, y ni a sus padres– se molesta–
- ¿tienes alguna enfermedad terminal o qué? ¿Qué te sucede?– Niña linda se levanta–
- No, siéntate– exige–
- ¿para qué? ¿Vas a darme un sermón? ¿O consejos que solo me traen problemas con mis esposos?–
- En ese caso ¡despídeme!– también se pone de pie–
- Lo haré...–
- Mamá no- Oliver se mete– Es el abuelo–
- Tú abuelo te vendería por cualquier otro Parisi–
- Isabell–
Es como ver a una adolescente que odia a su padre, se supone que su relación había mejorado.
- Está bien, regreso a París– Asiente– Cuando quieras decirme el porqué de tu odio, estaré para mandarte al demonio–
- Te avisaré cuando me importe, o sea, nunca–
Le deja con las palabras en boca cuando se da la vuelta y se va.
Oliver se va tras su mamá y Narccise sigue a su hermano.
Los sirvientes no dicen nada, pero es algo que comentarán con los demás.
- Ustedes ya largo– Samael los corre, ni se mueven– ¿quieres que se los escriba en el periódico? Suponiendo que saben leer ¡largo!–
Solo a los gritos obedecen al parecer–
- ¿qué les pasa a esta gente?– resoplo cruzando mis brazos–
- Aquí no se le hace caso a los esposos– Eric regresa a la silla– Eres un sirviente más y ya—
- Creí que te sabías dar a respetar– Samael lo molesta–
- tú no llegaste aquí a tus 20 y mucho menos solo. No nacieron en la élite, eso no los hace entender nada de esto–
- Richard sí–
- Claro que no– se burla– él se abrió camino con el teatro– bebe del vaso de Eleanor, creo que es de la única persona que soporta compartir gérmenes–
- Mi padre era rico– Le contradigo–
- No tan rico–
- Creíamos que se querían, tú y la mamá de Ell–
Me pongo atento, esto es algo que siempre le hemos querido sacar a Eric, así como muchas cosas.
Guarda silencio escogiendo una fresa.
- La mafia francesa y Rusa habían tenido un mal entendido, y...mi padre me envió a qué eso jamás volviera a suceder, una alianza de por vida, no habrían más guerras– explica– Se acordó que me casaría con una hija–
- ¿entonces nunca se quisieron?– Las fotos deben ser ¿falsas?–
- No, jamás, conocí a la mamá de Isabell. Tenía unos hermosos ojos azules– Mira la fruta que tiene entre los dedos– Era muy dulce, y fue inevitable no amarnos, sin embargo no era posible porque yo ya estaba comprometido–
- No te creo– Me acomodo en la silla–
Eric asiente.
- Me gané la confianza del abuelo de Isabel y me permitió casarme con Ninette– Creo que es la primera vez que escucho el nombre de esa mujer– Fue difícil convencerlo pero lo hice, terminé la universidad y vine con ella aquí–
- ¿entonces por qué te fue infiel? Tú lo hiciste primero– Lo acuso pero niega–
- Ella odiaba a nuestra hija desde que la escuchó llorar, la entendí los primeros meses, yo le había rogado tener un bebé, pero la aborrecía– niega– Isabell era la bebé mas hermosa de toda Rusia, nació perfectamente sana, aunque por adelantarse mes y medio debió estar en incubadora–
- No entiendo ¿qué tiene que ver eso con lo otro?– Samael frunce el ceño–
- Adoraba a mi hija, siempre quise ser papá aún más de una niña– suspira– Descubrí más tarde que mi esposa odiaba tanto a Isabell porque estaba celosa. Jamás la vio como su hija, si no como la mujer que le estaba quitando al esposo– se amarga con sus propios recuerdos– Estaba enferma. Yo no concebía la idea de que la viera como un rival. Justificó sus infidelidades con el haberla cambiado por Isabel, de ya no amarla por su culpa. Melvin y Sergei hicieron más difícil mi matrimonio–
- Debiste largarte- Samael se enfada y lo entiendo– Ella la trataba muy mal–
- No me lo permitía. Yo quería arreglar todo, sin embargo en algo tenía razón Ninette, amaba mucho más a mi hija que a ella– Se encoge de hombros– No me molestaba ser solo mi bebé y yo. Aprendí a vivir con eso. Me dediqué a ella y al pueblo–
- Pues yo no te creo– Samael lo ataca– De haberla querido tanto no la hubieras abandonado–
- Mi esposa había muerto, era una herida que no sabía cómo sanar– se defiende– Ninette era una maldita, pero la amaba–
- Eso no lo justifica– Añado, el francés no hace have nada–
- No, claro que no. La dejé con Jhonatan Pierce porque creí era lo mejor, con él estaría a salvo con una vida normal...yo en esos momentos solo le podía dar un padre inestable–
- ¿y no pensaste en ella?– Samael se molesta y tiene la razón, esta conversación la queríamos tener con Eric hace tiempo– Ella quería a su papá–
- Yo quería olvidarme de los Volkov, estaba tan furioso, no lo entienden. A Jhon tampoco le agradaban y creí que eso sería bueno. Yo no sabía que Pierce no estaba facultado, pero Isabell lo quería–
- De todas formas la abandonaste– Samael insiste– Nosotros te conocíamos a todos tus hijos menos a Ell–
- Estaba sanando para poder llevarla conmigo a Francia, pero ella comenzó a odiarme, no quería estar conmigo– se justifica– ella simplemente dejó de quererme– resopla–no quiso irse conmigo, decidió el Internado e Inglaterra–
- ¿y solo pro eso dejaste de frecuentarla?– Indago–No me es suficiente–
- Tenía una hija que me necesitaba en Francia, e Isabell al parecer ya no–
- La abandonaste– Samael sentencia–
Eric gira sus ojos
- No es algo de lo que esté orgulloso. Yo adoro a mi hija, quise componerlo muchas veces pero ya era muy tarde. Cuando Pierce murió creí que podía llevármela pero Alex de nuevo metió sus narices–
- Bueno, es su papá más que tú– Samael se encoge de hombros–
- Gracias– Suelta con sarcasmo– Yo desearía de verdad volver al pasado. Si yo no hubiera tenido tanto miedo, ella sería una Parisi y no un Volkov– en su voz se nota su arrepentimiento–
- Bueno, si ella pudiera se quita tu apellido y solo se deja el Davies– Samael le echa sal a la herida–
- Pero como no puede, se carga una biblia en el nombre– Añado–
- Sí Bueno, fueron meses de un juicio familiar, y aún así Alex hizo lo que se le dio la gana– Resopla– Como sea, mis nietos no tiene ese horrible...– se calla cuando Sam y yo nos miramos–No me digan que se lo puso a los niños—
- Cada uno– Samael asiente– Cambiando de tema, ¿por qué está enojada contigo?–
- No sé, estábamos bien, y después me trató como siempre– Suspira—
- Bien, te lo mereces por abandonarla– Me trago las náuseas que tengo y paso el malestar con limonada–
- ví a Pável vomitar. Deben tener sida– Se aleja–
- Es andropausia, son unos idiotas a nada de los cincuenta– Samael se burla–
- Olvidaba eso ¿aún se les para?–
- Sí– Me cruzo de brazos– Imbécil, no hay muchos años de diferencia–
Samael termina la charla levantándose con una sonrisa burlona. Comienza a recoger los platos, le ayudo, nos quedamos en el lava trastes, no es que nos guste mucho lavarlos.
- ¿por qué no solo los dejan ahí?–
Lo pienso un segundo, no estamos en Inglaterra.
- No estaría mal ser malos aquí– Digo y Samael asiente–
El desayuno vuelve a mi garganta, y antes que pueda detenerlo ya estoy inclinado, mi amigo abre la llave.
El olor de la comida me provoca una arcada y vuelvo a vomitar.
A mis espaldas escucho al francés con una provocándome más a mi. La silla se corre y puedo verle irse.
- Debemos preguntarle a Ell si no está embarazada– Me saca mi pañuelo del pantalón y me lo entrega, lavo mi boca y seco mis labios–
- No hemos tenido tanto sexo como para embarazarla– Desde el cautiverio han sido pocas las veces a comparación de lo acostumbrado–
- También, he usado preservativo, y algunas veces llegaba afuera– Me dice, los síntomas tienen más tiempo–
- Si con nosotros no ha estado tantas veces...bueno, Pável es imposible– me daría tanto odio que tuviera un hijo con ese mal nacido ruso de mierda–
Nos quedamos un momento en silencio.
- Solo has estado así cuando Ell está embarazada– Asegura, lo detengo cuando se quiere ir– Voy a preguntarle–
- ¿ahora que está enojada?– me regreso a la mesa sirviéndome limonada–
- No tiene nada de malo, solo es curiosidad– me inclino el vaso tomando todo el contenido– ¿por qué se enojaría?–
Con eso me convence, la buscamos y al no entrarla nos vemos obligados a preguntarle a los sirvientes, nos dicen por dónde la vieron y seguimos un pasillo donde abrimos todas las puertas hasta encontrarla en una biblioteca con entre piso, hay un escritorio a un costado de la ventana y ahí está ella ojeando un libro de pie.
- Estábamos buscándote– alza la mirada hacia mi unos segundos, esos ojos grises me encantan.
- Queremos preguntarte algo, y espero seas sincera con nosotros– Samael comienza, ella no dice nada– ¿hola?–
- sí, te escucho– pasa la hoja–
- ¿estás embarazada?– Suelto, levanta la cara–
- ¿qué?–
- Mis malestares, son los mismo que tuve con Narcisse y los mellizos–
- No, he tenido mi periodo y ya me hice una prueba–
- Bueno, haz otra– mi amigo insiste acercándose y ella suelta un risita–
- No se preocupen, si estoy embarazada seguro es de algunos de mis amantes– cierra el libro, pasa frente a nosotros para subir las escaleras cubiertas, aparece arriba–
- Nosotros no creíamos eso– Me defiendo–
- ¿en serio?– golpeo a mi amigo– ¿me vas a decir que no lo pensaste?– Susurra–
- ¿me das un minuto a solas? No necesito tu mala vibra–
- Como quieras– de mala gana se va, subo las estrechas escaleras hasta llegar a donde está ella, está arriba de unas escaleras corredizas acomodando unos libros.
- oye niña linda– el trasero se le ve precioso en ese vestido, voy a tocarla pero ella es más rápida dándome un manotazo. Gracias a los escalones está a mi altura. Me apoyo en el estante– No quería que te molestaras con la pregunta– no dice nada– ¿te acuerdas que pensábamos en tener un bebé? Bueno tal...
- Pues ya no lo pienso– Espeta sacando un libro dejándolo en su brazo en tanto sigue buscando–
- Niña linda–
- Contigo ya no, con mis amantes sí–
Me incomoda lo que dice pero me trago mis comentarios– aunque no sé si ellos quieran tener un bebé con una mujer que tiene hijos de diferentes papás– No sé que decir– Ya estoy muy usada, ¿quién quisiera darle a su hijo una puta como madre?–
- Ya Elli, sabes que yo te amo muchísimo, mis celos hacen que diga cosas feas–
- Yo a ti ya no te quiero– Sentencia– No eres ese Richard del Que me enamoré–
- No digas eso– voy a tocarla pero me lanza una mirada furiosa– Soy tu Rick– trato de mejorar el ánimo pero no funciona–
- No, mi Rick no es celoso, es protector y presumido. Él jamás me hubiera dicho cosas feas– Me reclama– Tú eres un agresivo, posesivo, celoso, grosero e intolerante–
- Perdón– susurro–
- Así que no eres mi Richard– espeta– Contigo ya no quiero otro bebé–
- Tal vez se me pegó lo tóxico de Samael– Bromeo pero no le causa gracia, me ignora sacando otro libro y metiendo el otro.
- Yo te amo mucho, no quiero que me dejes por otro–
- ¿por qué ustedes sí pueden acostarse con otras y yo no con otros?–
- Yo jamás te he sido infiel– me mira– Con Alicia no estábamos juntos–
- Eso aplica conmigo también–
- No, cuando estabas con el Alemán nosotros teníamos un bebé–
- me he acostado con Fritz sólo dos veces–
- ¿y? Te acostaste con el y ya–
- No hice una vida con él– Me echa en cara–
- yo no hice un bebé con Alicia– ataco– Mira, niña linda, estoy dispuesto a olvidar y ni siquiera cuestionarte con cuántos has estado–
Piensa algo.
- ¿acabas de hacer una lista?–
- Es corta– Es una descarada– yo no olvido que te metiste con Ana, y jamás lo haré. Por eso me meteré con cuántos quiera ¿entiendes eso?–
Me trago el coraje.
- Entonces yo me meto con la que quiera– no puedo quedarme callado, se encoge de hombros–¿ah no te importa?–
- Por vi ve y busca la mujer con la que si quieras tener hijos–
- ¿pero qué dices?–
- ¿ahora me dices que quieres tener hijos conmigo? Porque eso no pensabas antes–
Bueno; ahora sé porqué no puede perdonar a su papá, si es que cada cosa la guarda– No soy la mujer con la que querías hijos, era la de paso -
- Niña linda–
- tú querías una mujer como Alicia, lo sé, ella era esa mujer que buscabas–
- Pero estoy contigo, Elli, he regresado contigo–
- No por elección, sientes culpa y por eso regresas– se baja, deja el libro en una mesita, corre la Escalera y vuelve a subir, me acerco– su único defecto es que no puede darte una familia, si no, tú no estarías aquí–
Se seca rápido una lagrima.
- Soy un pésimo hombre, niña linda. Me comporté como un patán con Alicia– se enoja con lo que digo, lo puedo sentir– Ella hizo mucho por mi y yo le pagué dejándola así nada mas por ti– Le tomo de la muñeca a la fuerza obligándola a mirarme–
- entonces lárgate con ella–
- No puedo, te amo más de lo que crees. Te quise arrancar de mi y no pude— Se suelta.– Tengo miedo que dejes de amarme si es que lo haces, por eso soy tan celoso– confieso– los tipos que te buscan son más jóvenes y apuestos–
- tú no eras inseguro–
- Ellos no tienen esta horrible cicatriz– volteo hacia el balcón– Alicia igual tiene heridas de guerra...no había porqué preocuparme. Pero contigo debo competir no solo con Sam y Pável, si no con todo un ejército de hombres–
- A mi no me importa tu cicatriz, yo pienso que eres muy guapo– me acaricia la barba hasta que la miro– La loca que te secuestró te quería para ella– pasa su mano por mi mejilla– Eres muy sexy, y con esa sonrisa que tienes, es lo mínimo que te ven–
Me hace sonreír.
- Vete con la americana si con ella te sientes mejor– se me borra la sonrisa– yo aquí inseguros no quiero, y si no te sientes del nivel que necesito, está bien– vuelve a lo que estaba–
- ¿en serio, niña linda?– asiente– ¿me dejarías ir?¿al padre de tu primogénito?–
- sí, ya te lo dije, yo solo tengo hombres seguros como esposos– hojea un libro– inteligentes pero idiotas a la hora de ser infieles– me pasa el libro–
- ¿qué tipo de hombre quieres que sea?– dejo el libro junto al otro y regreso para mirarla– ¿de qué nivel hablas?–
- El hombre que eres–
- Por ser yo te han criticado, un Americano– No dice nada, pero es la verdad, en reuniones y fiestas he escuchado murmullos respecto a mi y el cómo Ell me tiene como amigo cercano–
- Entonces vete con Alicia. Con lo que dices solo me haces saber que no me sirves–
- No soy un maldito objeto–
- Se supone que debes ser mi esposo– Gruñe enfrentándome – Toda mi familia tiene pendejos de esposos, sumisos e inseguros de mierda. Yo no ¿o sí?–
- Claro que no– Afirmo–
- Bien, entonces sabes que yo no cambio a mis hombres por idiotas descerebrados– gira los ojos, algo se mueve dentro de mi con esas palabras, le robo un beso que ella no acepta quitándome–
- Lo que hablamos no significa que te perdono–
- Dijiste que era tu hombre–
- Ahora quiero a mi hombre lejos de mi–
- Niña linda– agudo mi voz acercándome más– Perdóname– me esquiva el beso–
Los dedos me pican por tocarla. No corrí a Sam con intenciones de convencerla de hacerse una prueba, si no de hacerle un bebé. Me apoyo en la madera de la escalera jugueteando con la tela de su vestido–
- Richard– Me manotea– No estoy jugando. No me apetece estar con un hombre que me diga zorra cada que puede–
- Me enferma saber que otros te tuvieron, entiéndeme– chasqueo la lengua–
- Lo entiendo– me encara– Tú vivías con tu amante– espeta– pero sé que mientras te la cogías pensabas en mí– me mira los labios y después a los ojos, trago saliva– Quiero que lo niegues–
- No...no siempre– acaricia mi mentón, me tortura–
- yo pago con la misma moneda, lo sabes muy bien–
Insisto tener un beso suyo, pero solo hay una negativa.
- Lo sé– musito, yo fui una de sus monedas hace unos años, jamás creí que me aplicaran lo mismo– ¿cuánto tiempo estarás enojada conmigo? Para saber cuántos días tendré que usar mi mano–
No dice nada, se concentra en un libro. Me atrevo a ponerle una mano en el trasero.
- Si no la quitas, no tendrás mano con qué tocarte– No hago caso a su amenaza–
- Hagamos un trato– sigo tocándola– Como los de antes– deslizo mi mano bajo la falda acariciando la piel y el pedazo de tela que cubre su trasero– Después de esto puedes seguir molesta–
Me mira, tomo aire cuando paso mis dedos por su intimidad, está tibio.
- ¿sí, niña linda?– hago a un lado la tela acariciando todo lo que puedo. Dejo de respirar un segundo quedándome quieto cuando es ella la que se estampa en mis labios, un beso que me termina de despertar las hormonas.
Sus manos acarician mi pecho y suben a mi rostro. Necesitaba esto.
Mis dedos se humedecen y mi erección se hace más grande. La ayudo a bajar en tanto me desabrocho el cinturón y quito el botón de mis pantalones. Le ataco los labios obligándola caminar de trasera hacia la silla junto a la mesita, me siento y a ella sobre mis piernas.
Dejo su boca para irme a su delicado cuello y después de descubrirle los pechos los saboreo.
Está solo para mí. Le hago abrir las piernas arrastrando la tela , pongo saliva en mi mano y la guío a su entre pierna.
Se muerde el labio disfrutando lo que le hago, tomo su rostro buscando su boca, la cual no se niega a recibirme. La humedad en mis dedos aumenta como los ruidos de disfrute de mi esposa.
La levanto acomodándola de espaldas a mi sacando mi erección.
- ¿quieres?– cuestiono tocándome, la paso por toda su humedad. Asiente moviéndose.
Sus labios me vuelven a llamar, podría besarla todo el día a todo minuto.
Se levanta un poco y la dejo introducirme en ella sosteniéndola de una pierna mientras que la otra la tiene en el brazo de la silla.
Suelta un gemido junto conmigo disfrutando de la intromisión, dejo que se acostumbre a mi tamaño dejando en su hombro y mejilla besos dulces.
El calor interno quema, mis besos se vuelven salvajes y ella los responde de la misma manera con mi carne ensartada en su pequeña cavidad.
Mis movimientos aumentan llenando el lugar del sonido de nuestra unión junto a los jadeos inevitables. Me detengo ensartándome todo lo que puedo provocándole un chillido.
- Anda, quiero que me montes– se quita de encima y como niña pequeña sonríe contagiándome, me acomodo en la silla dejando que se me suba.
Toqueteo su trasero bajando mi mano a donde está tan húmedo recibiendo sus candentes besos, si quería que esto se prolongara no debí pedir que ella estuviera arriba.
Trago en seco dejándome sacar la playera, me toquetea y besa mi torso tanto como quiere. Me voy a morir, la verga se me mueve y ella se restriega como si no supiera que su esposo aveces es un precoz cuando de ella se trata. Le doy acceso a mi cuello pero se detiene en la marca de mi cuello, las inseguridades se aparecen junto a las promesas de esa mujer.
- Me gustas mucho– Me dice acariciando mis labios con los suyos– No voy a dejar que alguien te robe– entre abro la boca cuando mi duro pene se desliza dentro de ella.
No me avergüenzo de los ruidos de placer que emanan de mi boca, mi esposa me está follando como me gusta y me encanta.
Se escucha como la puerta se abre, me tapa de inmediato la boca.
- Oye, Elli, el escocés asiático sigue jodiendo– George– ¿qué le digo?–
- Estoy ocupada, George–
- Me tiene el buzón con amenazas y todo, al fin pandillero, ¿podrías tomarle una llamada?–
Intento quitarme su mano pero se niega, alzo mi pelvis metiéndosela por completo, ahoga un grito.
- ¿lo harás?– el hombre insiste–
- ,ya vete ¿quieres?–
- Sí, una cosa más...–
- ¡no! Quiero estar con mi esposo en paz ¡vete!–
Se escucha la puerta cerrarse.
- ¿por qué te sigue buscando ese tipo?–
- Es mi guardaespaldas– le resta importancia besando mi cuello–
- Hablo del pandillero–
- Tengo tu pene adentro, no quiero hablar de trabajo ahora–
- Bueno, pero...– no me deja terminar y no tardo en olvidar mis celos con tan excitante movimiento, devoró sus pechos y Me calienta tanto que la pego a mi para comenzar a embestirla con mis manos abriéndole el trasero.
Chilla y gimotea con la mejilla en mi hombro y las uñas enterradas en mi piel. Suelta un pequeño grito y yo todo mi líquido en su interior empalando al tope a mi mujer.
Los espasmos del orgasmo se van pero los ricos besos de mi esposa no.
Mi líquido gotea de su interior cuando saco mi verga, la agarro para meterla una par de veces, quiero más, la paso por su área más sensible preparándome.
- ¿te parece si nos vamos a una habitación?– beso sus lindos pechos– ¿si?– me empuja contra el respaldo y se cubre–
- Estoy ocupada, ya vete– se levanta acomodándose el vestido–
- ¿perdón?– Acomodo mi pantalón–
- Quiero llevarme unos libros de aquí, ya vete– Recoge mi playera, me la extiende pero no la tomo, me levanto–
- ¿en eso o quieres comunicarte con ese pandillero?– me abrocho el cinturón con los celos en la sangre–
- ¿me reclama el que sigue usando el perfúmeme de la ex?– me avienta la playera–
- No voy a despreciar un regalo– le suelto y eso la molesta más–
- Bueno, tienes razón – Se encoge de hombros– Lo siento. Espero con ella ¡si tuvieras la decencia de traerle con que limpiarse!– me grita y tiene razón–
- Lo siento, no tardo–
- ¡Olvídalo!– Toma los libros y el celular que tenía en la mesita, antes que se marche puedo notar el " papi Alex" en la pantalla.
Se detiene y contesta. Creo que es al único ser humano que le recibe las llamadas a cualquier hora.
- Dime– Giro los ojos, agudiza la voz como si no me estuviera gritando a mi– Ah, todo bien...¡es que no lo estoy! Samael es un chismoso– se queja– no puedo creer que me esté acusando contigo–
Comienza a bajar las escaleras y yo la sigo.
- No se vale– se voltea para mirarme molesta– ¿ahora te pones del lado de los hombres que me rompieron el corazón? ¿Solo porque se fueron a quejar contigo?–
Niego todo aunque sea verdad, si no nos escucha a nosotros,debemos acudir a Alex.
Sigue su camino.
- Está bien– cede a lo que le esté diciendo– Está bien, papá. Entiendo. Lo haré– Suelta una risita– Está bien tú lo harás, nos vemos–
Cuelga dejando el celular arriba de los libros, me pongo la playera antes de salir.
- ¿qué te dijo Alex?— no me responde, salimos siendo abordados por George.
El guardaespaldas le entrega otro móvil
- Ah dile al idiota que vaya por Aretva–
- Me estaba preguntando cuál era su encomienda de esta noche–
- No sé invéntale algo–
- cada vez que le asignamos algo quiere matarnos–
- ¿y le tienen miedo?– indaga–
- ¿a un soldado de la mafia rusa? ¿Sabes lo que era antes de esto? Un desertor porque me asusté en un operativo. Claro que me da miedo– resopla– Sinceramente, James ni franco están calificados para la seguridad de esta noche, Sergei conoce este territorio–
- No, lo harán ustedes– Sentencia parando en seco– aprenden o tendré que asignarlos a otras tareas y eso conlleva a quitarles su puesto. Decidan–
El tipo asiente.
- ¿a Wilson lo podemos mandar a descansar? Es que nosotros queremos descansar de él—
- Mejor ve y dile a Daniels que deje de mandarte a quejarte–
Seguimos el camino al recibidor.
- ah, consígueme tres pruebas de embarazo– George se queda atrás, me giro un momento para verle la cara de espantado ¿qué le pasa?–
Eleanor suelta los libros cuando la puerta se abre de golpe, mi guardaespaldas entra agitado y sudando.
- Ay patrona perdón– Se agacha a recoger la cosas tembloroso–
- ¿qué te sucede?– lo regaño– No puedes entrar así–
Se le cae un libro y vuelve a agacharse al mismo tiempo que Ell golpeando sus cabezas.
- Perdón perdón–
- ¿qué está pasando, Wilson?– cuestiona niña linda mientras le sobo la cabeza–
- Le dije a Sergei que debía alimentar a los perros, y me los soltó– Se le quiebra la voz— Que soy Comida–
- Dile a Daniels que lo resuelva– no dice nada más para comenzar a subir las escaleras.
- ¿ahora que vas a hacer?–
- Dormir hasta que sea prudente comenzar a arreglarme—
- ¿puedo hacerlo contigo?–
- No–
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