Samael
El fin de semana que tenía planeado con Eleanor se ha ido al demonio, una porque no será en mi departamento y dos porque llevo a todo un kínder a Italia.
Solo a mi se me ocurre tener más que un hijo.
Richard está de paranoico pero sé que Eric con tremendo trauma que le hemos provocado no dirá nada.
Trato de relajarme pero Narccise y El pequeño Richard no hacen más que reír y gritar por todo el avión. Los mellizos son muy pequeños así que decidimos no traerlos. Gracias a Dios.
De no ser por todos los niños ya se lo estuviera haciendo sin importar que el piloto y la azafata nos escucharan.
Está hablando por teléfono, eso me da el tiempo de observarla, lleva una minifalda y unas medias negras que me hacen fantasear.
- ¡ya cállense!— Oliver me saca del trance, los dos niños obedecen asustados. Mi hijo se talla la sien como si tuviera el estrés de un hombre de mi edad, tiene un pequeño libro en mano– Ojalá fuera hijo único– Musita–
Sí, yo también lo he pensado.
- No les grites, estoy seguro que eras igual de fastidioso a esa edad– Yakov se mete–
- Me meto porque el único que debería estar aquí soy yo, son mis papás, no los suyos–
- Ya basta, mamá está al teléfono–
Guardan silencio.
Eleanor apaga el teléfono.
- ¿por qué tanto grito?– Cuestiono–
- Debería estar solo yo– Oliver se vuelve a quejar– Son mis papás divorciados, no los de ellos–
Serkan se ríe sin despegarle la vista al Nintendo que Richard le regaló.
- Tus papás divorciados son geniales, se compartido–
- Ven, ángel– mi hijo tendrá casi diez años, pero Eleanor seguirá agudizando la voz para hablarle, y él responderá como si tuviera cuatro años.
Se le sienta en las piernas acurrucándose.
- Haremos un trato– le habla en italiano– Papi, tú y yo iremos a donde quieras–
- ¿solo los tres?–
- Solo los tres–
Como debió ser siempre. Lo que no entiendo de Lio es que, mientras me tiene en el mismo lugar que él me odia, pero cuando estoy lejos hasta me busca y me cela. Debió copiarme todo menos lo indeciso.
Llegamos a Italia por la tarde, y lo primero que hacemos es dejar a todos en el hotel, a excepción de Lio al casi ponerse a llorar con tal de acompañarnos...bueno los dos nos pusimos con una rabieta en medio vestíbulo para que nos llevaran, pero ¿a quién le importa?–
- Quiero un helado–
- Ahora iremos a hablar con el tío Max, debieron quedarse con los demás, yo voy a tardar–
- Pero dijiste que estaríamos los tres– Hablo–
- Sí, pero esto no son vacaciones, es trabajo. No es para que hagan el ridículo en pleno recibidor . Solo les faltó tirarse al piso– gira los ojos–
- Pues no nos querías traer–
- Porque es trabajo, ahora se van a aburrir–
- No nos vamos a aburrir– sentencio.
...................
Jamás creí que hablar de armas fuera tan aburrido maldita sea.
Silas empeoró las cosas cuando se puso a hablar de cosas legales que obviamente van a evitar.
Oliver se cabecea, lo jalo a mi para que se recargue, pero Eleanor lo levanta.
Massimo asiente con cada cosa que le dice Silas así como un sujeto que se sienta a su derecha.
Sergei por otro lado se mantiene de pie atrás de nosotros.
- No pueden distribuir las armas a esa zona, es territorio de otra mafia– Habla el ruso–
- Son aliados, no hables si no tienes idea– le contesta el hombre–
- No, se hará el trato solo para el ejército del Señor Massimo–
- entre más aliados...
- Más peligroso. Hace unos meses la mafia italiana asesinó a Varios Volkov– Habla mi esposa– Yo solo creo en un italiano, y es en mi único amigo en estas tierras–
- entiendo tu desconfianza, y ya que me entregarás este tipo de armamento, no puedo negarme a tus peticiones–
- Si llega a caer en otras manos, las retiraremos. Por ello se entregará con inventario, y si bien las estarás comprando, mi hermana seguirá monitoreándolas– Sila cierra la carpeta que tiene en la mesa– ¿si o no?–
Eleanor y el italiano asienten dedicándose una leve sonrisa cómplice que me llena de celos.
- celebremos con una rica cena–
El proyector utilizado para mostrar las armas y cuánta cosa se apaga y se encienden las luces de la sala.
Si son amigos, ¿cuál era la necesidad de una conferencia de como cuatro horas?
En minutos se arma una fiesta en el patio de la casa del italiano.
Cenamos ahí junto con gente que no conozco, Eleanor no se ve cómoda y le ha negado a Oliver irse de nuestro lado. Hay varios niños jugando por ahí así que no entiendo, y he contado a más o menos veinte hombres armados rondando la zona.
Apoyo el brazo en su silla para poder llegar a su altura–
- ¿quién es esta gente?–
Me da un beso en la mejilla sin responderme. Un sutil, " no estes preguntando".
La cena termina y regresa la música, las risas y las conversaciones.
- Quiero más jugo– Oliver se levanta de la banca dónde estamos–
- yo iré, quédate con papi–
Le quita el vaso sin darme oportunidad de protestar.
- Ya me quiero ir–
- Yo también, pero fue nuestra culpa por insistir venir– hace frío, así que le cierro el suéter de colores, me impresiona que no le deje de quedar. Le froto las manos heladas.
- Creí que mami y tú se querían–
- Mami y yo nos queremos– lo meto entre mis piernas arropándolo con mi abrigo– ¿sabes por qué?–
- No lo parece, se divorciaron–
- Nos queremos porque tú existes. Nos separamos solo un momento, siempre es así–
- Al fin conocemos al hijo de Isabell Volkova– el acento italiano nos saca de nuestro momento– ¿Y tú eres?– sonríe amistoso– yo soy Sandro, primo de Massimo– no tendrá más de los veintitantos.
No me da confianza así que no alejo a mi hijo de mi pecho sin dejar de tenerlo cubierto con mi abrigo.
- Samael–
- ¿el bambino tiene frío?– llama a no se quien con las manos, un sujeto se acerca de inmediato, el tal Sandro le pide una manta–
- ¿qué haces, Sandro?– Massimo se presenta– No te acerques a ellos a menos que quieras terminar de esclavo, largo–
- Solo estaba siendo amable, nadie les habla–
- Que te largues–
El tipo obedece.
- Tio Max, ya me aburrí–
- mamá me dijo que hiciste un berrinche para venir– se sienta a mi lado– Y tú también– le sacude los cabellos haciéndolo reír.
- Nunca salimos juntos– sincero–
- está protegiéndolos. Sabes, Elli y yo no solemos hacer negocios porque nuestra amistad va más allá de lo que somos, porque rusos e italianos...– niega– Confía en mi pero no en mi gente–
- Yo confió en ti, tio–
- y yo en ti pequeño príncipe. Convenceré a mamá que te quedes conmigo un fin de semana, verás como nos vamos a divertir–
- ¡si!–
La frazada llega.
- No la necesita, vete– el hombre asiente y se va–
Eleanor regresa con el jugo.
- Me encontré con tu novia, Max. ¿Por qué parece que te odia?–
- Ella ya no quiere ser mi novia pero la estoy obligando a serlo–
- Eso me suena a secuestro–
Le tapo las orejas a mi hijo.
- Pues si no se comporta se convertirá en matrimonio y eso es aún peor– nos reímos– Estoy averiguando si puedes presentarte a mis clases de posgrado–
- Gracias, esta vez no lo rechazaré–
- No te atrevas a dejarme plantado por otro bastardo–
- No le llames así, ¿acaso no quieres conocerlo?–
- No. Le estaba diciendo a Lio que deberías dejarlo conmigo un fin de semana. Sabes que aquí está seguro–
- Lo sé, Max. Creo que sería buena idea– miente–
- Genial, así mi víctima se distrae un poco–
- Medicate, hermano–
- No, me hizo cosas feas y me las tiene que pagar—
- ¿qué te hizo tío?–
- Rompió mi corazón—
- ¿cuál?–
- Graciosa, mejor sigamos con la fiesta, hay un tío que te quiere conocer– se levanta– Es de mi entera confianza, sabe que eres como mi hermanita–
- ¿lo dejamos para otro día? Lio debe dormir y Sam ya está cansado–
- O dime un no en lugar de poner de excusa a tu esposo–
- En realidad lo estoy– levanto a Oliver quien ya se ha terminado el jugo– Hemos venido aquí después del avión y hace frío–
- Bien, igual Sergei y Federico se quieren matar por alguna razón, evitemos eso–
Charlamos unos cinco minutos más y nos vamos.
- ¿por qué nos estamos quedando en un hotel? Creí que eras extremadamente rica para tener una casa en Italia– hablo cuando estamos en camino–
- No están en uso, y yo tenía planeado venir sola–
Giro los ojos. Oliver se ha dormido así que debo cargarlo hasta la suite dónde estamos.
Está la cama principal y la habitación unida en donde estarán todos los niños. Abrimos las puertas encontrándonos con un desastre. El mini bar ha sido saqueado a excepción del alcohol. Los dos bebes duermen en la cama y los otros dos niños en el suelo. Le hacemos un espacio a Lio quitándole los zapatos y desaprobándole la camisa.
Salimos y cerramos las puertas con cautela.
- hace falta una niña ¿no crees?– Eleanor me mira– ¿qué?–
- No, Sam– suelta una risita– ¿qué prefieres? ¿El sofá?–
- No voy a dormir en el sofá, y tú tampoco–
Voy a acercarme pero me aleja–
- Basta Sam, haciendo esto sólo confundimos a Lio. Ya no estamos casados—
- Nuestro hijo quiere que estemos juntos y deberías darle gusto–
- No–
- ¿no qué?–
- No quiero ya nada contigo– Traga en seco cuando me tiene a centímetros–
- Eres una tonta al pensar que yo voy a alejarme de ti. Entiende que tu estúpido se acabó–
El ego se me engrandece al ver a una mujer como ella mirándome y temblando por mi cercanía. Muy mala, pero conmigo siempre será esa niña dulce.
Paso mis dedos por sus labios antes de tomarlos en un beso cargado de deseo. La mano que apoya en mi pecho la llevo a mis pantalones. Se acabó su Samael de caricias lindas, a ese no lo quiso, tendrá al maldito.
La jalo de la muñeca y me siento en la orilla de la cama desaprobándome el pantalón.
- De rodillas querida, quiero que me la chupes como te enseñé–
- Pero los niños...–
- Están dormidos– Le jalo– se la chupas a muchos, ¿por que no a mi? No me enojes y de rodillas—
Obedece acomodándose entre mis piernas. Me brinca la erección al verla comportarse como si siguiera siendo la Virgen que conocí, sus dedos se vuelven torpes pero logra sacar mi dureza que le brinca enfrente.
El pecho me cosquillea al ver el primer húmedo beso que le da a la base de mi verga. No, no puede seguir con su jueguito. Jalo de su cabello alzándola un poco.
- ¡auch!– se apoya en mis piernas–
- No te hagas la tonta que muy bien sabes mamar vergas. Hazlo bien–
- Pues no me dejaste iniciar– se queja–
- ¡No me respondas!– mascullo apretando más sus cabellos– hazlo bien o te mantendré aquí hasta que me canse– la suelto.
Toma la base y pasa la lengua por toda la longitud, recoge el líquido que brota de mi punta y se la mete.
Apoyo mis manos en la cama cerrando los ojos y repitiendo la tabla del siete mil veces para no correrme en cinco minutos por la escena que me da.
- ¿así papi?–
- Sí...y no te detengas–
Chupa y lame como me gusta porque fui yo quien le enseñó a hacérmelo. Me atrevo a abrir los ojos topándome con la imagen que muchos quisieran presenciar.
No es la Eleanor que me ama, es la zorra que me ha echado de su vida, eso es y por eso no se merece mi ternura.
- Toda–
Intenta hacerlo pero solo se come la mitad.
- Dije que toda– enredo los dedos en su cabello y empujo hasta que se la meto toda. Me baña la dureza de saliva comenzado a follarle la boca. Los ruidos que hace son morbosos encendiéndome más.
La dejó respirar paseando la punta en sus hinchados labios.
- ¿te gusta?–
Asiente
- Mucho papi–
- ¿te gusta comértela toda?– limpio la saliva de la comisura de sus labios.
- Sí, mucho–
Vuelve a meterse mi hombría llevando el ritmo con una mano en su cabeza.
- Eso es, conejita...–
La obligo a acelerar el trabajo, tomo el control de las mamadas hasta que me corro en su boca. Sé que se lo va a tragar pero me aseguro de eso tapándole la boca con la mano y sujetando su cabello.
- Cómelo, conejita–
Se lo pasa sin problema, eso me pone más duro.
- Más, quiero más papi–
La dejo acariciar mi falo acercándose para besarme.
- Que conejita tan mala– chilla cuando la alzo de un tirón para sentarla de piernas abiertas sobre mi– Pero voy a complacerte–
Arrancó la delgada tela de las mallas, paso mis dedos para comprobar lo mojada que está, la azoto, me aferro a su glúteo y con la otra mano guió mi dureza a su entrada.
El sonido húmedo que emana de nuestra unión se escucha en toda la habitación, no la dejo llevar el ritmo, no cuando me debe muchas.
- ¡para!– se tapa la boca al escucharse. Sus piernas tiemblan y su entrada se moja más– Por favor– Suelta a como puede–
- No–
- ¡No quiero hacer un desastre!–
Le separo los glúteos arremetiendo rápido y fuerte. Se aferra a mi camisa ahogando un grito al mismo tiempo que se corre hasta mojarme, mi semen se combina con sus fluidos.
Paso mi glande por toda su intimidad dejando que se calme. La dejo sobre la cama alzando su pierna sobre las sábanas, su sexo sigue húmedo y no voy a parar hasta verla más llena de mi.
Me hinco acomodándome, arrastra más la rodilla hacia arriba dándome más acceso.
Arranco toda prenda que me quite vista a su excelente cuerpo.
- me gustaba esa falda–
- No puedo decirte que te la pagaré porque me dejaste sin ni una libra- la azoto y vuelvo a follarmela.
Me detengo cuando el ruido de nuestros cuerpos chocar se intensifica, no me apetece que mi hijo o dos adolescentes sepan que me follo de esta manera a la mujer que ven como su madre.
Suelta una risita que me contagia.
- No te rías–
- Estoy diciéndote que hagas menos ruido y no me haces caso–
- Cuándo me prendo me prendo ya lo sabes–
La beso continuando con los empellones.
Extrañaba esto, solo los dos y nadie más jodiendo, aunque sería mejor si ella me amara y siguiéramos casados.
Salgo de ella cuando le he dejado todo de mi adentro, observo cómo se derrama de su interior, lo recojo con mi verga y lo vuelvo a meter.
Me tiro a un costado tratando que la respiración y temperatura se regularice. Eleanor me pone como un maldito Tronco, pero también deseo abrazarla y llenarla de mimos, pero no se los merece.
Me enfado al instante, odio que termináramos siendo esto cuando lo éramos todo. Me enferma saber que pueda amar a otro como alguna vez me amó, que se entregue a otros cuando fui yo su primer hombre y debí ser el último.
Me levanto furioso con ella y conmigo al cuarto de baño.
Orino, me limpio y salgo en busca de ropa que no tenga su maldito olor.
Ella hace lo mismo, no la quiero ni mirar. Me coloco la ropa para irme antes de que salga pero es más rápida.
Me enfada más que ni siquiera tenga la intención de preguntar a dónde voy. Es una perra.
Salgo de la habitación caliente de la rabia. Ojalá algún día pueda dejar de pensarla tanto, de amarla como lo hago.
No tengo auto, y si me llevo el de Eleanor seguro se entera dónde estaré, cosa que obvio ni le importa, de igual forma decido caminar.
Es un pueblo de quien sabe que parte de Italia, conozco varias ciudades y pueblos pero a este jamás lo visité. Por el acento de la gente deduzco que es la Toscana, así que no debe estar muy lejos de la capital.
Mis años en este país se limitaron a trabajo así que mis recorridos eran justamente solo para eso, Dorian insistía en tomar vacaciones, pero de haber perdido mi tiempo en eso no tendría lo que tengo ahora en mi campo. No estuve mucho tiempo aquí pero fue suficiente para mis conocimientos.
Regresar a Inglaterra y quedarme en Cambridge fue mi mejor decisión a pesar que haya terminado caminando solo en quien sabe dónde en un pueblo como este.
El lugar es acogedor, las calles están adornadas con luces y los establecimientos que aún están abiertos ofrecen pasteles y café.
Es más de media noche, me parece sorprendente. Me imagino para los turistas locos como yo.
Entro a uno, me pido un café y vuelvo a salir.
- Hagamos esto fácil–
Me llevo los dedos al puente de la nariz. Sergei.
- Tengo sueño y trabajo más importante que cuidarle el trasero. De regreso al hotel–
- No me tienes que cuidar–
- Claro que sí. No me quiere morir a mis treinta y siete años–
- Aléjate– sigo mi camino–
Un auto se empareja, el ruso se interpone sacando su arma de atrás.
- ¡¿qué te sucede ruso pendejo?!–
Daniels reclama con George de copiloto.
Sigo caminando tratando de ignorarlos.
- ¿de dónde sacaron ese auto?– espeta el ruso–
- ¿de dónde más? De la señora–
- Señor, ¿a dónde va?– George me Cuestiona pero lo ignoro–
- Yo ya me voy. Lo regresan al hotel– Sergei se retira dejándome con los dos guardaespaldas–
- Señor, ya regresemos al hotel. Verá, no es que estemos en nuestro territorio–
- ¿sabe lo que es un toque de...–
- ¿café?– me detengo extendiendo el vaso. No voy a desquitarme con ellos cuando solo están recibiendo órdenes. ¿Que le sucede a esta mujer? No me detiene pero me quiere de regreso. Perra loca.
El vaso se destruye en mi mano cuando le pasa una puta bala.
- ¡suba al auto!–
Obedezco y en un segundo ya estoy arriba, Daniels arranca mientras me agacho por los impactos de proyectil. El auto es blindado pero eso no quita el hecho que nos estén disparando.
- Llama a la señora– Daniels sigue conduciendo, George se rebusca en los pantalones....de pijama, los dos vienen en ¡pijama!–
- ¡No lo tengo!¡NO LO TENGO DAN!–
- ¡cálmate!¡vas a asustar al señor!–
- Créanme, me asustan más los disparos que tú pánico–
Me busco el mío, pero lo debí dejar en la cama mientras me follaba a la " señora"
Los disparos no cesan. Me asomo para ver a dos motos siguiéndonos. Se separan apareciendo a cada lado de mi.
Intentan abrir pero los seguros no se lo permiten.
Un auto sale de una de las calles uniéndose a la persecución.
- No, ¡da la vuelta! ¡Da la vuelta!–
- ¡¿cómo diablos?!– se ponen histéricos como si no fueran los Matones de una mafiosa.
Los motociclistas descargan sus armas en las puertas pero gracias a Dios no ceden.
- ¡Dan no salgas del territorio del señor Max!–
Bueno, no debí salir del hotel.
Daniels intenta dar una vuelta pero se nos atraviesan dos autos más que nos chocan, volantea pero se mantiene.
Uno de los motociclistas se para sobre esta y salta al auto. Dispara pero no hay manera que perforen el auto. ¿Me quieren matar o que carajo?¿y de qué rayos está hecho este vehículo?
- ¡Regresa Daniels!–
- ¡espera voy a encender los propulsores!¡SI ES QUE LO TUVIÉRAMOS!–
Voy a morir por culpa de estos dos.
George saca un arma, abre el sunroof y sube para dispararle al intruso, este cae, George descarga el arma y vuelve a entrar repitiendo la acción un par de veces hasta que dos autos se nos atraviesan obligando a Daniels frenar.
Maniobran en mis puertas dos hombres, quienes desaparecen y en poco esfuerzo las puertas son tiradas gracias a que fueros conectadas a autos.
Los dos guardaespaldas bajan de inmediato a servirme como escudos pero la paliza que reciben de dos sujetos me dejan como blanco fácil. Se me acercan de cada lado, no hay escapatoria.
- ¡¿dónde está El Niño?!– italianos– ¡Dijiste que estaba El Niño con él–
- ¡lo estaba!– Se me hace conocido, este es el tipo que me saludó en la fiesta–
Me sacan sin importar que forcejee. Nos tienen rodeados en una especie de pueblo fantasma Justo en el centro de este, los edificios tienen las luces apagadas y lo único que nos da un poco de luz el el alumbrado de las calles.
Las luces de los autos me deslumbran, no me dejan ver a las personas que bajan de uno , solo las siluetas delgadas y altas.
- Yo no veo aquí al cachorro–
El acento ruso me pone nervioso.
- ¡me prometieron a la familia de esa puta!–
Se acerca el sujeto a mi, solo dios Sabe quien es, pero el cabello negro, la piel blanca y el porte de mal nacido me dice que nombre lleva.
-¡llévenlo!– ordena–
- ¡No se atrevan a tocarlo!– Daniels habla, me giro para verlo, está adolorido– ¡ella va a venir!-
- ¡que se lo lleven! ¡Y más les vale traerme al cachorro esta misma noche!–
Dos sujetos me intentan arrastrar pero me niego.
- ¿eres un Volkov?–
Me mira, esos ojos negros me lo confirman.
- Sé que Oliver Volkov, el cachorro, está en ese hotel. Si no está contigo está ahí–
- Es extraño que no esté contigo – Habla otro sujeto, igual es ruso–
- Uno es mejor que nada. Aún faltan los otros dos y Narccise, ha, no olvidemos a los otros dos esposos – me toquetea hasta encontrar mi billetera– Dicen que Tú y Richard Greene son excelentes padres ¿tienes una foto del pequeño Narcisse?–
- Con lentes no nos sirve, los rumores dicen que es ciego y deforme, que ni siquiera ojos tiene– el otro ruso se asoma a ver lo que saca de mi billetera– Mira, Richard Greene con dos ojos–
- ¿quién rayos son ustedes?– me impacienta tanta cosa–
- Los que vamos a exterminar todo rastro de la puta de tu mujer–
- ¿no me digas? ¿Ustedes y quienes más?–
Le doy la espalda a los tipos para encontrarme a mi esposa con una pistola ametralladora colgada con un cinturón, a su lado está Sergei.
- ¿cómo nos encontraste?–
- Jesucristo me lo dijo–
- eres una estúpida si crees que vas a ganar, somos más que dos– se burla– ¿y vas a abrir fuego en territorio enemigo?–
- ¿o matarnos?–
Se carcajean
- No si me entregan lo que me pertenece–
- No, si bien no matamos a la familia, hay cosas peores que hacerle a tu basura –
- ¿Barton y Rue, cierto? Digamos que a mi me importa una mierda sus planes–
Alza el arma a dirección de Sandro, quien recibe varias balas que le destruyen el craneo.
- ¡de aquí no salen vivos!– apunta a mi dirección, me agacho y los disparos inician, Eleanor se ha vuelto loca disparando a diestra y siniestra caminando a mi dirección asesinando a cada soldado, al menos la mayoría, los dos hombres se han cubierto tras las puertas de mi sus autos a cómo pudieron.
- ¡salgan de ahí perras!– se para frente a mi sin dejar de accionar el gatillo junto a sus tres hombres.
- ¡Somos tu Sangre!–
- ¡deja de disparar!–
- ¡salgan!¡a ver qué hombres contra los míos!–
Doy una rápida mirada a mi alrededor, quedarán cinco a lo mucho. - ¡vamos!¡que a mi no me tiembla la mano!– se detiene a recargar– Mal nacidos–
Se acerca sin miedo y decidida , alza de nuevo el arma jalando el gatillo contra los dos rusos.
Descarga toda el arma furiosa, toma aire irguiéndose.
- ¡LARGO!– ruge.
Los soldados que quedaron huyen aterrados. Pero si mide 1.55 por Dios.
Me levanto cuando creo que viene hacia mi, pero pasa a mi lado, se dirige a Sergei quien lo doblega con un buen golpe en el rostro usando el arma–
- ¡mi señora!–
- ¡te di una orden!–
Lo golpea de nuevo haciéndolo caer.
- ¡debería matarte también a ti!–
- El señor...
- ¡desobediente!– Daniels y George bajan la cabeza mientras su jefa le rompe el rostro al ruso, este se intenta cubrir pero aún así logra lastimarlo. Se lleva el arma a la espalda jalándolo de la camisa.
- ¡pusiste en peligro la vida de tu señor!¡vida que vale más que la tuya!–
- Perdón...mi señora–
- Conmigo no estás por cara bonita ¡estás aquí para obedecerme!– le dice no sé qué otra cosa en ruso, lo deja caer. El ruso se apoya en sus brazos aceptando tremenda golpiza.
- Ustedes dos no tenían que cubrir a este imbécil–
Los dos hombres no la miran, ella se da la media vuelta caminando a mi dirección.
- ¿Te lastimaron, papi?–
Ella ha matado por mi sin importar que eran su familia. Niego digiriendo todo lo que ha sucedido. El olor a sangre está en el aire y es que mi esposa ha hecho que la calle se tiñera de rojo.
- ¿Seguro?–
- Sí, seguro–
El arma le cuelga en la espalda abrazándose a mi.
- Perdón, debes creer que soy un monstruo–
- No...claro que no, tú eres solo un conejito– levanto su rostro– Te puedes meter en problemas por esto ¿por qué lo hiciste?–
Los ojos le brillan como si realmente me amara, como si realmente fuera el único hombre en su vida o me adorara.– Dímelo–
- No puedes hacer esto cada que te tocan al marido– El gesto dulce desaparece en segundo cuando hace presencia Massimo, se aleja de mi para hacerle frente al italiano– ¡mira lo que hiciste!–
- Tienes gusanos en tu familia, Max, así como yo tengo hienas en la mía. Me llevaste a un lugar con gente que conspira en mi contra–
El italiano da un vistazo a Sergei, quien está apoyado en el auto, vuelve a los cuerpos ,observa a uno–
- No tenía idea que Sandro estaba aliado con los Volkov–
- De nada–
Me toma de la mano
- No te preocupes por esto que se sabrá quien fue–
La sigo porque realmente no sé qué diablos decir en cuestiones de mafias. Cuando conocí a Eleanor jamás imaginé que era heredera de dos mafiosos y que su padrastro también lo fuera.
Massimo me mira sin expresión y yo hago lo mismo.
Sergei nos abre la puerta a pesar de tener la nariz y boca rotas.
Con esto, dejar de amar a Ell será sencillamente imposible porque me demuestra que me ama igual que yo a ella, que me ama a mí y a mi hijo como a nadie más.
El hotel no parece una fortaleza, pero lo debe ser si ella nos tiene aquí, no nos vamos así que debe sentirse segura.
- Debiste decirme que era peligroso salir a esta hora– Me quito el abrigo–
- Creí que irías al bar del hotel o que te quedarías dentro de sus instalaciones–
No me mira, se entretiene quitándose la ropa frente al equipaje.
- Lo siento, estaba...–
- No es tu culpa, mi familia aún cree que estamos casados, pronto lo arreglaré— se pone la pijama y aún sin mirarme se va a la cama metiéndose entre las sábanas.
Hago lo mismo, apago las luces y con un solo brazo la arrastro hasta mi pecho.
- Te amo, conejita–
- Mientes–
- tal vez no sea un mafioso ruso asesino, ni un militar...pero ten por seguro que yo daría mi vida por la tuya sin pensarlo–
- No te atrevas a lastimarme de nuevo con tu ausencia–
- ¿de qué otra manera puedo protegerte si no es dando mi vida?–
- Lo que dices es una tontería—
Se pega más a mí y yo la presiono más contra mi. Es tan pequeña a mi lado que temo hacerle daño. Tan delicada y tierna.
Despierto antes del amanecer con ella amarrándome con pierna y brazo. El cabello lo tiene tiene alborotado sobre la cara luciendo preciosa.
Me es inevitable no acariciar la piel de sus muslos y mucho menos no subir hasta meterme bajo la pijama corta, salgo subiendo a su cintura volviendo a su trasero.
- Amor– le quito el cabello de la cara– Amor– beso sus labios sin dejar de apretar la carne que tengo a mi disposición.
- Mmmh– frunce el ceño-
- Quiero– Alzo más su rodilla, entro bajo la tela para acariciarle su intimidad sobre las bragas que comienzan a humedecerse.
Me bajo la pijama soltando mi dureza, la posición me permite restregársela y mejor aún, hacer a un lado su ropa y metérsela.
Pongo un poco de saliva en mi punta y me comienzo a introducir.
Suelta un pequeño gemido sin abrir los ojos, me muevo un par de veces despertándola.
- Buenos días–
Sonríe mordiéndose el labio en tanto me muevo. Giro terminando sobre ella, enreda sus brazos en mi cuello disfrutando del momento tanto como yo.
- así no me molesta despertar temprano– enreda los dedos en mis alborotados cabellos al mismo tiempo que me regala un beso.
- Un rico mañanero antes que los niños despierten, conejita– Subo su pierna a mi cintura dándole sin soltársela.
Gimotea con cada empellón solo para mi así como yo lo hago para ella. Saco sus perfectas tetas que lamo, chupo y muerdo hasta ponerlas hinchadas.
La temperatura se vuelve asfixiante, poder besarnos a cómo se debe es casi imposible añadiendo los jadeos.
Logramos terminar juntos a cómo trato que sea siempre, suelta una risita cuando dejo repentinos besos sobre sus labios terminando con un roce de narices.
¡Mierda! ya estoy como su estúpido de nuevo. ¡Pero es una mentirosa!¡una zorra!
Salgo de ella acomodando mi ropa, me siento en la orilla con intención de largarme a duchar para quitarme su olor embriagante y manipulador.
- ¿qué pasa?– se cuelga de mi espalda– ¿no te gustó?–
- Odio que me manipules con sexo–
- pero...tú comenzaste– Se ríe dándome un beso en la mejilla. Claramente no es su coño si no ella y su maldita dulzura– yo estaba soñando que un tipo sexy grandote de dos metros me lo hacía– me vuelve a besar– no sabia que hacías los sueños realidad ¿te digo duende de los deseos?–
- No, dime Ada madrina que mi varita es la que te cumple los sueños– Digo provocándole una risa. Me gano más besos en la cara, la jalo sentándola en mis piernas.
- Comienzo a odiarte, no sabes cuánto–
- Así me gusta, que me odien–
- ¿sí? Porque eres tan desobediente y caprichosa que me harto– me acerco para besarla pero las puertas se abren de par en par soltando la avalancha conformada por dos niños.
Se suben a la cama riendo y gritando como desquiciados, corren y se tiran sobre nosotros.
- papi, mami¡tengo hambre!— el acento ruso de Narccise me causa gracia, el pequeño Richard es usualmente callado pero cuando está con su primo se vuelven un caos.
- Tio Papi, prometiste hot cakes–
- Lo sé lo sé, pero tu tía está cansada–
- ¡No! Yo quiero tot cakes de mami–
- ¿alguien dijo Hot cakes de mami?– El hijo menor de Pável hace presencia rascándose un ojo. Según el reloj de la pared son las 7 ¿que Niño se despierta por sí solo a esta hora?–
El otro Niño ruso aparece en el balcón con una pijama de los vengadores tomando una foto del pueblo a pleno amanecer con un cigarrillo entre los dedos, el único normal es mi hijo a quien puedo verle dormir desde aquí, está tendido en toda la cama como estrella.
- Voy a ir a Florencia– El adolescente entra emocionado– Pero después de comer hot cakes obviamente. Si no llego a tiempo me regreso en avión, no hay problema–
- ¿con el permiso de quién?– Eleanor hace una mueca, espero su reacción para reprenderlo de ser necesario–
- Me sé cuidar solo– resopla–
- Mientras uses una pijama de iron man estás dentro de mi jurisdicción, y ya apaga esa porquería –
- Es de los vengadores– tira el cigarrillo por la ventana acercándose más– Iron man, Hulk...– comienza a señalar cada dibujo–
- Como sea, te vas a quedar con nosotros a dónde vayamos–
- Pero yo quiero ir a Florencia y ustedes harán quien sabe que cosa aburrida con los bebés– se queja–
- Viniste con nosotros y con nosotros estarás te guste o no Serkan– Sentencia, el chico busca ayuda en mi–
- Bueno, podemos hacer cosas aburridas en Florencia–
- Sam– masculla reprendiéndome–
- Tómalo o déjalo– le advierto al ruso–
- Bien, como sea. No es justo que me definan por mi pijama, usted tiene una de Iron man–
- pero no la uso junta y no tiene elásticos en muñecas y tobillos, hay diferencia–
Eleanor se ríe por debajo.
- Ríete más–
- Vamos, les haré sus hot cakes– los niños celebran— vayan a ver televisión–
Se van a la sala mientras nosotros nos duchamos y vestimos entre mimos y toqueteos que nos ponen calientes pero que no llegas a más.
Vestimos a los dos más pequeños y como Lio sigue durmiendo le buscamos el atuendo antes de ir a despertarlo.
Hay algo con el primer hijo que jamás se sentirá con los siguientes, especialmente nosotros. Quizá no lo hayamos creado como a los otros dos, pero la enorme diferencia es que este fue creado con nuestras almas, con nuestro amor, sueños, esperanzas, bellos momentos y lo que lo hace único, con nuestros errores, pecados, amargados días y sufrimientos. Por ello lo adoramos tanto, lagrimas y risas hay en él haciéndolo Perfecto.
- ¿nos quedaremos así todo el día?–
Me soba la pierna, beso su mano sin dejar de ver cómo ella el ángel que duerme. Esos cabellos rubios con pequeños rizos y mejillas rosadas lo hacen ver precioso.
Ojalá jamás hubiera crecido, que siguiera siendo mi pequeño Oliver, que jamás me haya perdido todo un año de su vida.
- Yo no tendría problema–
- Nuestro bebé...hay que protegerlo, porque no podríamos vivir sin él– Dice acariciando los mechones dorados–
- Muerto el que lo toque– aseguro–
- Muerto el que lo toque– Le besa la frente acariciando su mejilla– ¿escuchaste, Ángel? Papi y yo siempre estaremos para ti–
El corazón me palpita más de lo normal, porque no puedo estar más enamorado de estas dos personas. Esto debimos ser siempre, Solo los tres, es un sueño que me gusta tener presente, pero no me entristece como antes, pues a pesar de todo, ella y yo aún creemos ser solo los tres, lo sé cuando me da momentos como estos, donde me afirma que no hay más más hijos que Oliver y más padres que nosotros para él. Tendremos mil hijos, pero este ángel hecho humano siempre tendrá nuestra completa atención.
- Nuestro ángel–
- Nuestro único hijo–
- Lo es– lo besa de nuevo–
Sí, nuestro favorito, nuestro todo. No hay padre que ame tanto a un hijo, mentiroso el que lo diga, pues no nos ha conocido, no hay cosa que no haríamos por nuestro Niño.
Entre tiernas caricias lo hacemos despertar, nos muestra el plata de sus ojos, maldito el que diga no es nuestro, porque hasta Dios nos lo ha enviado como nosotros.
- Quiero dormir–
- Ángel, debemos desayunar– mi hijo vuelve a cerrar los ojos–
- Anda dinosaurio– Le jalo de la mano sentándolo–
- No...–
- Te encueraremos y te vamos a vestir como bebé– Amenazo–
- Por favor– se tira a la cama–
- Oye, no tientes a tu mamá, hasta el trasero te puede limpiar con toallitas húmedas—
Ell suelta una risita porque sabe de lo que hablo.
- Bien, será un recuerdo para contarle a su futura esposa– Lo levanta para terminar de quitarle la camisa–
Oliver sonríe, entro al momento haciéndole cosquillas en las axilas cuando le quito la playeras, se retuerce entre pequeñas risas sin abrir los ojos.
- Bueno, al menos no sale corriendo con las bolas al aire como antes– Comenta Ell cuando termino de abrocharle el cinturón.
- ¿cuáles? En esos tiempos no le habían bajado aún–
Oliver suelta una risa que nos alimenta el alma.
- Vamos holgazán– lo jalo de nuevo, se hace como si fuera un muñeco–
- Recuerda que es un bebé, trátalo bonito–
- Es verdad– Se deja cargar como lo que finge ser a pesar de sus nueve años– ¿así?– Lo arrullo y no puedo creer que nos esté haciendo jugar esto.
- Bueno, los bebés no comen hot cakes–
- yo soy un bebé grande– abre los ojos–
- sí lo sé, estás a unos 20 centímetros de tener la estatura de tu mamá–
- Ya vas a empezar, ¿así te gusté o no?–
- Claro, así te puedo tener en mi bolsillo–
Los hago reír.
- Hay que desayunar, dinosaurio, debes crecer para cuidar a mami–
- ¡como tú!–
- Otro poste de luz, oh no–
- Mami– Se siente– Prometo crecer tan alto y fuerte que papi para protegerte. Siempre mami–
Los ojos de la mujer que amo se le humedecen.
- Los dos ¿verdad papi?– Asiento ante la mirada de mi hijo–
- Mami es tan delicada que nadie puede tocarla– Acerco a mi esposa a nosotros– mírala, tan frágil que hasta palabras dulces le provocan lágrimas–
Mi hijo la abraza acariciando su cabello.
- Adoremos a tu madre y cuidémosla de todos esos mortales que nos la quieren lastimar.– mi hijo la aleja limpiando las pequeñas lágrimas de la mejilla– Una diosa gentil y dulce...
- Entonces nosotros también somos dioses, pero valientes y fuertes– me interrumpe–
- Sí, para cuidarla– me llevo la mano de mi amor para besarla sin despegarle la mirada–
Así como yo miro a mi esposa, así su hijo la mira. Con amor.
- Ya, no me pongas así– se levanta soplándose la cara– Vamos mis Dioses, les prepararé Hot cakes– le da un beso a mi hijo y a mi me intenta dar uno rápido en los labios pero lo alargo al sostenerla de la cabeza.
¿Olvidarme a mi? Puede buscar vergas, pero lo que tiene conmigo jamás lo va a encontrar.
De sus dos tóxicos jamás se va a librar, mucho menos del mini yo, porque ese Niño y yo nos podremos fastidiar mutuamente, pero cuando se trata de arruinarle la vida amorosa a la mamá, nos unimos.
Yo con ella me planto en el altar si o sí.