PÁVEL
Ignoro a mi hijo mayor mientras me sigue a las caballerizas, me implora que hable con Isabell, Cambridge aún no se pronuncia respecto a lo sucedido, pero por lo que me dice, no deben de tardar, seguramente lo expulsarán, y eso para Isabell es muy importante.
- ¿vas a decirle? No me quiero ir papá–
Abro la puerta pesada de madera, no lo espero, lo dejo por un momento atrás.
- ¿papá?¿lo harás?–
- No. Si te expulsan, ninguna universidad prestigiosa te aceptará– no le ayudo con mi comentario– y eso para el clan volkov es una X roja en tu rostro–
- ¿por qué no hablas con Mamá y el señor Samael?– insiste–
- Lo que vas a hacer es rezar para que no te corean, y ser obediente con lo que te ordenan–
De un establo sale disparada la cachorra que me ha dado Isabell. La detesto, pero puede ser una gran come hombres.
- Andando– hago que me siga, no está con las de Samael y Richard así que supongo están con el americano.
- Si me corre...¿podré seguir trabajando para ti?– lo miro por un segundo. Su hermano acataba órdenes sin preguntar, era centrado e inteligente, mi heredero perfecto, sin embargo no tenía una relación íntima él, y eso lo hizo más fácil cuando lo mataron en un ajuste de cuentas. El orgullo le hizo creer que podía solo, que no necesitaba de mi, su jefe, se creyó mejor que yo y perdió la vida. Estúpido.
Serkan es distinto.
- Van a divorciarse, lo sé, pero quiero...–
- es una larga caminata de aquí al palacio, ya cállate– me irrita, solo a mí se me ocurre venir sin auto–
- papá yo no me quiero ir– me jala del brazo, miro el agarre y después a él. Me suelta– haz algo por favor–
- desde tu perspectiva ¿crees que estoy bien con Isabell?—sigo caminando–
- ¿no?–
Lo ignoro.
- Pero eso no es mi culpa. ¿Vas a decirme con quién te acostaste de verdad?– Lo encaro, baja el rostro– yo tal vez le pregunté a mamá–
- ¿qué tú qué?– lo encuello furioso–
- Estaba furioso, quería saber porqué lo hicieron...yo creí que querías a mamá– me explica– yo creía que no fue por conveniencia–
- Vi vida debe de interesarte poco– lo suelto brusco– No me obligues a sacarte de aquí yo mismo–
- Si Cambridge me corre...–
- Te lo vas a tener merecido. Te lo advertí– Lo señalo– No confundas la libertad Volkov con falta de rigor. Ellos son impecables ante los ojos del mundo. La familia de los Volkov debe ser perfecta, y un integrante que se mete coca en un club no es la definición de perfección–
- Solo me equivoqué una vez–
- Debiste ser cuidadoso, no un estúpido metiéndose porquerías. Tu abuelo culpa a Isabell de tus idioteces– vuelvo a caminar– Dice que debería desheredarte–
- ¿y lo harás?–
- no lo hice por encontrarte viendo porno gay, no lo haré por ser un adolescente pendejo– se para frente a mi– Quítate–
- Mamá está muy decepcionada de mi, dime que hacer–
Me encojo de hombros.
- Está furiosa porque posiblemente hablen de ti, eso es importante para esta familia. Va a recordar esto cada vez que alguien le comente lo mal hijo que eres–
- No me ayudas– se queja– Por favor haz algo para que no me corran de Cambridge. No quiero avergonzarlos más–
Para mí familia esa foto es como un puñal en el estómago, somos rectos, nadie espera algo así de alguno de nosotros, presumimos esa rectitud. Van a excluir a Serkan, eso es seguro, lo mejor es que ni se aparezca por ahora.
Lo aparto siguiendo mi camino.
- papá...–
- ¿quién te ha enseñado a consumir?–
- Nadie, lo he hecho solo un par de veces. En la foto fue la segunda–
- ¿me lo prometes?– lo miro de reojo–
- ¡si! ¡Lo hago! Lo único que encontraron en mi habitación fueron condones–
Ruedo los ojos.
- Intentaré hablar con Isabell, pero no prometo nada, pero ya cállate– Checo mi reloj, faltan hora y media para que llegue Richard–
A medio camino me toca cargar al estúpido perro porque se cansó. Al llegar al palacio se lo doy a mi escolta, me cambio rápido en mi habitación y bajo al estudio.
Entro y veo algo que me llena de celos.
El hombre de ojos parecidos a una serpiente tiene los brazos a cada lado de ella aprisionandola mientras ella está sentada, está muy cerca, y no alcanzo a escuchar lo que dicen, pero esas risitas me enferman. Él levanta el rostro primero que ella.
- ¿no puedes tocar?– Mi esposa me reclama–
- ¿por qué debería hacerlo?– cierro la puerta tras de mí.
El hermano de Samael se levanta sonriente.
- Pável–
- Hermano de Samael—
- Me llamo Dorian pero llámame como quieras– se toca la corbata incómodo– Solo ayudaba a Elli a...–
- yo no te pregunté– lo interrumpo–
- Claro– Mira a Isabel–
- Te veo en la universidad–
- envíame el archivo, linda– me da un pequeño asiento de cabeza cuando pasa a mi lado–
- ¿Samael sabe que su hermano viene a verte?–Cuestiono cuando escucho la puerta cerrarse–
- Primero, Samael ni nadie me dice con quién puedo verme, segundo, no me metería con el hermano de uno de mis esposos– recoge unas hojas– ¿qué quieres?–
- No querrás hacer a nuestro hijo en presencia de Richard–
Me mira.
- Puede ser en la noche–
- Duermes con él, un marine, va a despertarse– no quiero verme insistente así que no expreso más que fastidio–
- Bien– me gira los ojos. Lleva jeans y una camisa blanca, se ve bellísima.
La sigo dos pasos atrás. Entramos a mi habitación, le pongo seguro a la puerta, cuando me giro ya se está desvistiendo.
No me gusta esto, pero es lo que hay. Me siento al orilla de la cama para observarla apoyando mis manos en las sábanas
- ¿crees que estamos en un club o qué soy una prostituta?– me toma por sorpresa su comentario– Deja de mirarme– me gruñe–
- Déjame calentarme viéndote, no es la primera vez–
- Te la chupo si quieres–
- no, no quiero que hagas eso– resoplo, obvio que no deseo eso...bueno sí lo deseo pero no quiero que se entere de mi estado. Me acuesto–
- ¿en qué posición lo quieres?– Miro el techo asimilando lo que me pregunta. Debe ser en una que no me vea– ¿me escuchaste?–
- Que sea de espaldas–
- Si quieres me pongo una peluca pelirroja, para que te la imagines bien. ¿O prefieres imaginar a tu esposa mientras follamos?–
La verga me brinca de solo pensar en cómo debe estar, me llevo la mano a mi paquete sintiendo lo duro que estoy.
- Ya– se mete bajo las sábanas, apago las luces privándome casi por completo de la dicha de poder verla—
Noto que se voltea, me pongo de rodillas, le quito la sábana y ella se pone en cuatro–
- ¿así?–
- ajá— es lo único que puedo decir, no sale nada más. Me posiciono atrás de ella quitándome el cinturón. Manoseo su trasero, paso mi dedo pulgar por su entrada en tanto quito los botones de mi pantalón.
- deja de jugar– me dice–
- Deja que lo haga como me gusta , o no me concentro– Le abro más las piernas metiéndome entre ellas obligándola a arquear más la espalda, se quita el cabello de la cara–
- Dime que te decían ellas, tal vez así lo disfrutes más–
- No, mejor dime cómo te lo hace tu amante, tal vez así te guste más– le doy una nalgada que me deja picando los dedos, ella chilla del dolor–
- ¡imbécil!–
- ¿así te gusta no?– Espeto fingiendo que no me preocupa que me haya pasado–
- Solo hazlo y ya– Me gruñe–
Me aguanto la risa.
- ¿estás riéndote?–
- ¡no! Ya cálmate– saco el falo que la espera con tal ansias que me brinca. La paseo entre sus glúteos, su entrada y todo lo que quiero en tanto mi otra mano se aferra a su muslo por si quiere escapar.
Escupo en ella y unto la saliva en su entrada con mi verga. Entro despacio hasta donde sé que no la voy a lastimar. Toco su parte más sensible e inicio a moverme. ¿Cómo cree esta que puedo acostarme con otra mujer teniéndola a ella en casa?
Me abstengo de hacer algún tipo de ruido aunque es difícil. Ella se pone más húmeda y yo más animal por la mujer que tengo en mi cama.
Me motiva el medio verla aferrarse a la almohada, se le escapa un gemido que me hace cosquillas en el pecho.
Apoyo mis manos a cada lado de ella para besar su espalda y hombros, aspiro su aroma sin parar de moverme. La levanto junto conmigo pegándola a mi pecho, beso el cuello que cubro con mis dedos, mi mano la estimula y la obligo a corresponderme un beso con mi verga hundiéndose en su estrecho coño. Acaricia mi cabello y es suficiente señal para saber que le está gustando, los dedos de su otra mano tocan mi muslo sintiendo las embestidas que le doy.
Toco y estrujo sus ricos pechos, paso mi brazo sobre ellos aprisionándolos mientras me cojo a su dueña.
Salgo para ponérmela de frente y besarla tanto como puedo, porque la muy perra no me deja hacerlo si no es aquí. Sin dejar de besarla me la pongo encima. Me meto otra vez en ella, estrujo su trasero chupando sus pechos, doy pequeños movimientos.
- Móntame– pido, no le veo la cara pero sé que está sorprendida, no siempre le pido esto– Móntame– insisto en sus labios– Isabell– gruño aferrándome a su cintura para que no me gane el impulso de romperla. Me entierra los dedos en las mejillas pasando su lengua por mi cuello hasta llegar a la boca que besa con brusquedad.
Brinca sobre mi verga mordisqueando mi manzana de Adán, mis manos van a las sábanas dándole más terreno. Me abre la camisa, pasa sus manos por mi pecho y me empuja para recostarme, no voy a negarme, no ahora que ni siquiera merezco tenerla.
No me gusta que ella tenga el control, simplemente me gusta tenerlo yo siempre, y porque si ella lo tiene me vuelve pendejo como a todos los demás.
La cruz de oro de su cuello me pega en la cara y sus pechos me exigen ser tocados, pero no me deja, se levanta dejándome ver lo excitante y hermosa que es montándome como toda una diosa. Acelera lo que hace y el calor se vuelve sofocante, me dejo arañar y tocar como quiere.
Me apoyo en mis codos, me jala del cabello hacia atrás y siento como besa y succiona mi cuello, no puedo reclamarle, sus piernas tiemblan como yo y la lleno de mi antes que pueda decir algo, me suelta moviéndose un par de veces.
Enreda sus brazos en mi cuello y yo el mío en su cintura apoyando mi mano en las sábanas. Esos besos dulces no hay manera que pueda olvidarlos. Me acaricia el hombro, baja por mi brazo y vuelve a subir dándome un tierno beso...¡de manipuladora!.
Corto el beso volteando mi cara.
- No puedes marcarme así– Le reclamo–
- ¿por qué?¿tu esposa se enoja?– se me quita de encima furiosa, me guardo la verga que quiere más pero me niego a caer en los jueguitos de la mentirosa.
- Eso a ti no te importa– prendo las luces–
- ¡oye!– Se queja abotonándose la camisa, se da la media vuelta– Pues tendrá que aguantarse, te acuestas con ambas, que por cierto espero estés usando preservativo–
- pues debería usarlo contigo– espeto–
- Cuando me embaraces lo usarás, no seas tonto. Esto no es por gusto–
- Pues saltabas en mi verga muy gustosa– Se gira cruzándose de brazos con una sonrisa irónica de niña mimada–
- Tú me lo pediste, y te recuerdo que odias que lo haga, y ahora entiendo porqué— se comienza a poner los jeans–
- ¿ah sí? ¿Por qué?–
No dice nada.
- Dime, anda– me levanto–
- porque eres de ese tipo de hombres machos–
Se sienta en el sofá de enfrente para ponerse los zapatos.
- no sabía que te molestara un verdadero hombre en tu vida–
- Pues me molesta, y mucho. Eres un amargado la mayor parte del tiempo, y si no tuviera sirvientes, te aseguro que me mandarías a la cocina–
- Y a lavarme la ropa como la mujer que deberías ser– la molesto– deberías atenderme a mí–
- ¡ja! Pero ni en tus sueños–
- ¿crees que voy a cambiar pañales?¿a desperdiciar mi tiempo en un bebé? De eso te vas a encargar tú...–
- ¿por qué soy la mujer?—
- Sí, no es una labor de hombre, sí la tuya–
Abre la boca levemente, sorprendida de lo que digo, como si hubiera olvidado las veces que cuidé a Narccise.
- una vez quede embarazada, te quiero fuera de mi vista. Ni te acerques– me advierte recogiendo su celular de la alfombra–
- Con gusto, muñeca–
- No me llames así– hace rabia antes de irse–
Me río, está loca.
Me ducho rápido, paso al vestidor donde me pongo ropa cómoda. Antes de ponerme la playera manga larga noto las dos marcas en mi cuello y las líneas rojas en mi pecho.
Que le quede claro al imbécil norteamericano que conmigo no solo está cogiendo, si no que quiere estar embarazada de mi.
Salgo de mi habitación, no me apetece bajar, así que me quedo en en el ventanal que me da vista del jardín principal y de esa fuente que nunca he visto funcionar.
De niño visite este palacio, jamás me pasó por la mente que iba a vivir en él, incluso perderme en sus pasillos. No estaba en mis planes casarme con un Volkov, jamás, pero...no podía vivir en la oscuridad de un amante, no cuando podía tener más que encuentros rápidos.
La culpa llega rápido como ayer. No puedo acostarme con mi esposa con tranquilidad sabiendo que le he fallado, al menos puedo sentir su rabia y asco hacia mi, pero no es suficiente, no debería aceptarme y yo no debería pedir su calor cuando yo rompí mi promesa. No debería confiarme su desnudez.
- ¡papa!– salgo de mis pensamientos con el niño que se cuelga de mi pierna. Narccise me sonríe con sus lentes oscuros–
- En casa puedes quitártelos– me pongo a su altura, se los guardo en el pantalón y sonríe más contagiándome. Es el hijo de mi enemigo, pero es difícil no quererlo cuando lo he visto crecer–
- mami triste– balbucea en nuestro idioma–
- ¿triste? ¿Por qué?– se encoge de hombros mostrándome un carrito rojo–
- ¿jugar papa?–
- ¿por qué mami está triste?– le pregunto como si un niño de dos años pudiera responderme. solo hay una cosa que un niño asimila con tristeza y es llorar– Creo que papa es culpable que mami esté triste–
- malo– frunce el ceño golpeándome el brazo– papa malo–
Asiento.
- Sí,ha sido un patán con mami– le doy un beso, se emociona y me abraza. Ojalá así de fácil fuese Isabell–
Lo levanto conmigo, la enorme propiedad da un espectáculo relajante con su césped verde y flores de varios colores.
Puedo ver tres autos aproximándose, uno de ellos es el de Richard, otros dos son las escoltas.
Se estaciona en donde siempre, va a abrir la puerta trasera pero esta se abre antes donde baja Oliver vestido como a Isabell le gusta, un príncipe sin corona, el niño tiene porte, no llevará sangre Volkov pero se ha convertido en uno.
Mi hijo lo empuja cuando sale y aparece una sonrisa en su rostro comenzándose a molestar.
Del otro lado sale Samael con una cara seria como siempre.
- ¡papi!¡papi!– Narccise celebra, no me queda de otra que llevarlo abajo. Al instante que ve a Samael quiere que lo suelte.
- ¡Papi Sam!
El escocés le sonríe alzándole los brazos, me despego al niño y se lo entrego.
- ¿dónde está Isabell? Necesito hablar con ella– me exige el americano—
- En su habitación, supongo. ¿Sucede algo?–se ve molesto y no parece que sea hacia–
- No, solo a alguien no le gusta que le hablen por su nombre– Oliver le reta con la mirada– pero tampoco señor ¿qué quieres anciano?–
No es lo que recordaba de estos dos, aunque en esos momentos Oliver tenía siete.
- No me hables así Oliver–
El niño lo imita.
- Ey, ya basta– Samael le golpea la cabeza, Oliver se lleva la mano donde lo golpeó— ve al estudio, mamá hablará contigo–
- Meh, ya lo hizo. Bla bla bla– Hace el gesto de una boca con la mano – Debes respetar a Richard, bla bla bla. Ya le dije señor—
- Solo obedece, mal criado– Lo empuja–
- Ya voy, Dios–
- Si no te comportas lo resuelvo yo, largo– le exige, el niño obedece–
- Vi la foto de Serkan– Comenta Samael, mierda, olvidé hablar de eso con Isabell. No digo nada– No debes preocuparte por Cambridge—
- En Harvard los corrían por ese tipo de cosas– Richard suspira–
- Es difícil creer eso– el escocés hace una mueca– pero no es el punto, Serkan lleva excelentes calificaciones,pero está en unos de los colegios más prestigiosos, corre peligro su lugar, pero Isabell no dejará que lo corran–asegura–
- No fue lo que dijo, estaba muy molesta–
- ya debiste aprender que niña linda no es tan cruel como es. Por un foto no va a comprometer el futuro de Serkan, solo le dará una lección— Richard intenta tomar a su hijo pero este se niega–
- Papi– se acuerda en el pecho de Samael–
- Voy a quedarme con uno de los mellizos, quédate con este–
- No, tuve que morirme para tener esos niños. Además, tú eres un pésimo papá–
- Yo soy el papá cool– se defiende–
- No, eras el tío cool–
- creí que tardarías más con el enfado– Los ojos grises del esconces miran al niño y después a mí–
- Solo vine a ver a mis hijos— Besa al niño— Vamos a ver a tus hermanos–
Yakov lo sigue. No sé qué tiene Samael, pero mis hijos le siguen tanto como pueden.
- ¿ ya te acostaste con mi esposa, infiel?–
- sí— me acerco a el, sé que quiere golpearme, me inclino cerca de su oreja– Y le dejé toda mi leche adentro—
Me empuja furioso, me da gracia lo celoso que es con Isabell .
- ¿para qué?– Enfurece— Tú no le puedes dar hijos. No te sirven los putos huevos–
- Pero sí la verga, y esa muy bien encaja en ella– esquivó un puñetazo– anda y acuéstate con ella, pero recuerda que hay mucho de mí en su coño–
- ¿qué sucede?— La voz de Isabell detiene a Richard, lo empujo dándome espacio–
- Richard como siempre un vulgar– Comienzo–
- ¿por qué?— Baja los últimos escalones–
– Él estaba...—
- ¿yo?– lo corto haciéndome la víctima— Vienes a molestarme diciéndome vulgaridades respecto a Isabell ¿y pretendes acusarme?–
- ¿de qué hablan?– cuestiona irritada–
- Yo no te dije nada ¿qué te sucede víbora de mierda?–
- ¿no? Te burlaste, dijiste que Isabell y yo jamás podremos tener un bebé porque no me sirve nada– niego— esto no es una competencia, no tienes que llenarla de ti primero....¿o cómo dijiste? De tu leche–
- Yo no dije eso– se defiende—
- Cuando te esmeras en ser cruel nadie puede ganarte–
- ¡¿de verdad le crees?!¡él te fue infiel!—
- ¡y tú también!– Richard da un paso hacia atrás cuando ella lo hace hacia él– ¿lo dijiste?–
La mira varios segundos.
- Sí pero no...–
- Pável es un ser humano horrible– La miro, ¿qué?– pero eso no significa que seas cruel con él y tampoco que te interese lo que haga o deje de hacer con él–
- pues sí me intereso, lo odias–
-No lo odio, solo no le soporto cerca de mi. Dice Sam que quieres hablar conmigo– Sigue su camino– ¡báñate Pável!—
Me cercioro de no apestar como ella dice, no hay nada malo en mí.
Las náuseas que tengo hace días se controlaron un poco, pero volvieron con más intensidad. Me niego a tomar esas pastillas para preñadas, voy a la cocina y tomo del jugo de arándanos que hay.
El pequeño Richard aparece riendo y detrás de él Shara. Debería estar en el hospital.
- Basta Richard– Lo atrapa y el niño ríe, lo sienta en la isla—
- ¡hola tío!– Dice con una sonrisa enorme–
- ¿comió chocolate?– le cuestiono–
Suspira.
- Sabes, de bebé era la cosa más tranquila del mundo, dormía todo el tiempo– me quito cuando va a abrir la nevera– Ahora es todo lo contrario–
- Bueno, tal vez sea el nombre–
Se ríe, regresa con su hijo con unas uvas en la mano.
- ¿cómo va...ya sabes?– me mira los pantalones y después a la cara incomodándome un poco– te pregunto como doctora–
- No me hagas arrepentirme de ir contigo–
Me acerco— No le has dicho ¿verdad?—
Se ofende
- No, Claro que no, llegaste conmigo como paciente, soy profesional—
No le creo.
- ¿Tu esposa te lo pidió?–indaga—
- Isabell...–
- no hablo de Isabell– me corta– No, solo dime si te encuentras bien–
- Supongo, algo incómodo aún–
- Debería revisarte–
- Pasaron los tres días que me dijiste y yo lo he visto bien– aseguro, ya no quiero que una niña me revise la verga–
- ¿ya lo usaste?– Se aguanta la sonrisa—
- ¿no deberías estar en el hospital?–
- quería estar con mi bebé— lo besa y el niño ríe por las cosquillas-
- Creí que no podías–
- Dejé a los internos a cargo, solo me llamarán si es emergencia. Llevo diez llamadas que no lo son–
- ¿y Michael?–
Se encoge de brazos.
- Un hombre que se queja de su esposa y le inventa amantes, es porque él ya tiene–
- No es verdad, yo me quejo de Isabell...- Sus ojos acusándome me callan– No puedes saber si tiene una amante—
- Solo tengo que enviar a mis hombres a seguirlo para confirmarlo ¿quieres que apostemos?–
Me río hasta que veo que habla en serio.
- ¿qué harás si sí?–
- Crearle traumas a Richard porque tendrá padres divorciados. Michael se volverá loco cuando sepa que me voy a casar de nuevo, le diga papá a mi esposo y no soportará que tenga un matrimonio feliz y hasta que tenga 40 entenderá que él era el problema—
- ¿todo eso cruzó por tu mente ahorita?Isabell suele hacer eso–
- Se llama ansiedad– peina los cabellos castaños del niño–
- ¿y te vas a divorciar si te engaña? Porque no quiero ser parte de eso–
- ¿Isabell no te lo dijo?–
Niego con la cabeza.
- Que raro, hablará con mi papá, me dejará casarme con un Volkov. Creo que un hombre Volkov es lo mejor para mi carrera, ellos son centrados–
Me apoyo en la isla.
- ¿me estás diciendo que escogerás a cualquiera como en un catálogo?– se sorprende un poco a pesar que ese tipo de matrimonios son los que prevalecen–
- Oye, solo los Volkov aceptarían a una divorciada con un hijo. Ya tengo una lista de prospectos– dice sin más– ¿Isabell y tú quieren tener un bebé?–
- ¿por qué no te vas a jugar con Richard?– propongo–
- De doctora a paciente, comienza a tener una dieta estricta, que seas sano...–
-he agotado mi tiempo de charlas con la familia de Isabell, adiós– Me doy la media vuelta y me voy, solo escucho su risa. La niña es agradable, se casó con un cualquiera y eso no se lo merecía–
Pido al chef un aperitivo, lo solicito en mi habituación, me siento cansado así que dormiré un poco .
- Señor– Mi escolta me hace detenerme en el recibidor, tal vez deba aprenderme otro camino a las habitaciones- La señora lo solicita en el estudio–
- ¿a mi?– Hago una mueca– Dile que...me fui–
-
- ¿en serio?– Frunce el ceño– Bueno, debe ser algo importante porque ahí también están los señores– suspiro.
- Está bien– se retira y yo accedo a las órdenes de Isabell, toco una vez la puerta y entro.
Samael tiene los brazos cruzados y Richard está en la ventana.
- ¿me llamaste?– Me acerco, me mira unos segundos y vuelve al iPad.
- Sí, Samael y Richard....
- No– me limito a decir—
- Ni siquiera terminé de hablar– Se cruza de brazos– Ellos piensan...
- Lo creo de Samael, del otro lo dudo mucho–
- No se te olvide que tenemos algo pendiente– Me dice el americano en ruso–
- Que miedo–
- Ellos piensan que tal vez los tres deban estar en el siguiente evento benéfico de la familia– explica–
- Realmente ella lo pensó y nos está obligando – aclara Samael. Richard le roba el Whisky que tenía en las manos y se medio sienta en el escritorio—
- Ojalá no vayas– Me reta estando tan cerca de mi, bebé del vaso y lo deja a su lado.
- ¿dé que trata?– lo ignoro, Isabel me señala el aparato, rodeo el escritorio poniéndome a su lado, noto como Samael prende un cigarrillo–
- Bueno, no es de la fundación Oliver, esta se dedica a las familias de bajos recursos– hago una mueca–
- ¿de verdad hiciste una mueca? Me regaña– Samael abre la ventana, me volteo por tanto movimiento, se sienta en la orilla de la ventana apoyándose en un pie–
- No me apetece ser criticado por los medios, no soy hipócrita–
- Pável — me regaña– y tampoco ser un esposo trofeo al que envías lejos a tareas –
- A mi tampoco me gustan los pobres—
Miro a Samael, Isabell también lo hace.
- ¿qué? Fui uno de esos, no quiero volver. Me casé con una mujer que tiene castillos–
Niego apoyándome en la mesa al notar una luz verde parpadear en el centro de notificaciones del aparato, alguien tuvo acceso a la propiedad.
Isabell revisa rápido su móvil.
- Solo tienen que convivir un par de horas– debe ser alguien de la casa– Nada del otro mundo—
- ¿y vas a ir tú?– Samael cuestiona–
- No, tengo...–
- No voy– Sentencio–
- Iré con ustedes pero me quedaré en el hotel– gira los ojos– No me gustan las cámaras. Habrán solo un par de representantes de comunidades, el resto son políticos importantes, el verdadero negocio. Uno de ellos es cliente frecuente de nuestros clubes. Sean lindos–
- Sabes que yo solo soy lindo contigo, niña linda– Richard la mira como imbécil–
- Eres patético– le digo porque lo es–
- No más que tú– niego dándole mi atención a Isabell y no a estupideces–
- Tatiana–
Miro al frente cuando Isabell se levanta. Una mujer alta, blanca, con los cabellos y ojos tan negros, el porte indica de qué familia pertenece.
- ¿ya me extrañabas?–
- Ya quisiera un ser humano recibir ese sentimiento de mi parte– Sí, un Volkov Que sabe muy bien quién es y que tan grande es. Se sienta incomodándonos, yo me enderezo y Richard rodea el escritorio –
- Ya me había cansado de vernos en esos hoyos a donde me citas- vuelve a sentarse. Ahora me doy cuenta del hombre que está atrás de ella– Gusto en verte, Boris—
- Señora– El hombre hace un pequeña reverencia–
- Siéntate donde te plazca–
- Él está bien ¿cierto, Boris?–
- sí, mi señora– ¿qué le pasa? Debe ser la escolta de la mujer, aunque Isabel no trata de esa forma al personal.
La mujer es hermosa, pero es demasiado...grosera.
- ¿ves?–
- ¿y qué tal el viaje? Supongo no llegaste hoy–
La mujer niega acomodándose el cabello que sorprende lo negro que es–
- Debiste avisarme, podía mandar por ustedes y hospedarse aquí. De hecho, no me has dicho porqué de tu inesperada visita- Isabell recoge un par de carpetas y cierra el iPad–
- ¿no puedo visitar a mi mojigata prima?–
Isabel ríe.
- Gracias por insultarme en mi casa—
- Es confidencial– noto como sus ojos están sobre Samael– Antes sírveme un trago–
El escocés no dice nada, pero su cara lo dice todo– Whisky, y no te tardes– ordena como si aún creyera que Samael lo hará.
Richard se pone a la defensiva cuando Samael busca explicación en él. Yo puedo tratar mal a estos dos imbéciles, pero alguien extraño no
- ¿eres sordo?– espeta como si fuera un criado–
Me llevo la mano a la bolsa pero Isabel me detiene con disimulo.
- Tatiana– Isabell llama su atención– Él no es un sirviente– le aclara pero la mujer no parece querer esa respuesta–
- Entonces alguno de estos dos pero ahora– exige–
- Yo lo hago, mi señora – El hombre se apresura a decir como si la felicidad de esa mujer fuese su vida, Tatiana...claro Tatiana, ese nombre lo he escuchado. Alza la mano deteniendo las acciones del tipo–
- Soy invitada–
- Me ha sorprendido tanto tu visita que he pasado por alto el presentarte a mis Esposos- Tal vez nuestro matrimonio no esté en los mejores términos, pero al menos me considera como si esposoá
- ¿y? ¿Cuál es la diferencia? Con título o sin título, son solo eso, sirvientes- Isabell niega con lo que dice su prima-
- No en esta casa- suena molesta– Él es Samael- señala a Samael poniéndose de pie-
- Mucho gusto- Samael deja su lugar y apaga el cigarrillo no dándole mucho interés, cuando nos presenta a nosotros no le damos importancia, no me agrada como trata a Isabell y como quiso tratarnos a nosotros-
- Sí, Como sea, ¿y el whisky?- no me agrada en absoluto–
- Si dijeras " por favor" sería más fácil - Isabell trata de ser amable y me da rabia, camina al bar–
-Yo lo haré- el sujeto es bastante sumiso, casi se maneja con miedo, es extraño o esta es igual a la loca que conocí en cautiverio–
- No te molestes- Isabell le sonríe al hombre amable-¿por qué no van a tomar una cerveza los cuatro?— la miro servir Whisky, se está deshaciendo de nosotros, típico, solo falta que nos de una nalgada antes de salir-
- Solo tienes que decir que nos larguemos- Richard espeta acomodándose el sombrero.
Isabell me advierte con una simple mirada que me tranquilice–
Vamos a la siguiente habitación, cierro ambas puertas. Al girarme Samael se sienta en el sofá larga.
- ¿no deberían estar en Escocia?– Richard cuestiona–
- Mi amigo llegará mañana, hoy ya no pudo ¿y a ti qué te importa?–
- A ti qué te importa que pregunte–
El sujeto sigue ahí parado.
- Siéntate– Lo invito, lo hace, se ve incómodo. – ¿hablas inglés?–
- Sí, mi señora me lo solicita–
- para ser una escolta no viste como uno– Richard le mira–
- Mi señora me viste como desea– Es retrasado–
- ¿o eres su novio?– Samael se atreve a cuestionar–
- A cómo nos comía con la mirada, lo dudo mucho– Richard camina para llegar tras Samael, el comentario lo incomoda más–
- No, no lo soy–
- Pero no eres su escolta– Frunzo el ceño–
- ¿su amante?- Samael indaga–
- Algo así– susurra–
- Pues es una perra– Richard espeta–
- No te permito que te refieras así de mi señora— El hombre se molesta–
- Tranquilízate– Samael se levanta imponiéndose– La nuestra también es una perra–
- No lo parece– El tipo lo sigue con la mirada– Ella no los ve como sirvientes–
- Pero sí como sus estúpidos– Richard se quita el sombrero dejándose caer en el sofá individual, Samael lo mira y niega, va a la puerta apoyándose en el marco.
- No deberías espiar a tu señora– El tipo suena asustado–
- Mi señora me pidió un tiempo, la voy a espiar si quiero– Samael lo mira despectivo —Aunque no entiendo ruso—
Voltea a verme, ruedo los ojos, no voy a admitir que quiero escuchar.
- Lo que hacen está mal, es una conversación privada. Mi señora puede matarme si se entera que escuché–
- Pues no escuches—espeto. Hablan bastante bajo.
- Obligada pero lo hice. Pero te acostumbras por el bien de tu casa. No viniste por consejo, así que habla, Tatiana-
¿Qué hizo obligada?
- ¿qué dice?– Richard cuestiona–
- Tania no quiere casarse y bla bla bla–
- ¿puedes dejar que termine? Yo también fui obligada por mis padres a casarme- La escucho decir irritada, miro a Samael, se supone que con él se casó primero–
- ¿qué?– niego restando importancia, realmente...debería decirle– ¿qué dice?–
- Nada interesante, solo convence a la otra para que se case– Respondo– Y dice que si ella pudiera mataría a Richard–
- Eso no dijo ella– El americano se acerca donde estoy—
- Pues tendrás que joderte- Espeta–Están matándonos y tú quieres contribuir en eso? Si nos extinguimos no habrá poder por el cuál luchar-
- Me enferma decirlo, pero tienes razón-
- No te quitarán tu ejercito, tomate tu tiempo para conseguir un esposo- Ordena, la mujer acepta a regañadientes–
Mencionan al alemán volviendo la conversación más personal.
- ¿con él si se anda exhibiendo?– Richard se enfada–
- ¿de qué hablan?– Samael exige–
- Conoce al alemán y a nosotros no– Se sigue quejando–
- A mi también me obligaron, Tatiana. Acepté al final porque era una estúpida niña de. Y porque creía estar enamorada—
- Me interesa saber cuál de los tres Te ha convertido en esto- la mujer se ríe - Pero estás bienprendida a él porque no lo has matado-
- Ya te lo dije, son útiles y aún no me aburro de ellos-
Eso hasta a mí me ofende a pesar de saber que solo soy un objeto para ella.
- Yo si me aburro fácilmente-
- No parece ser Boris -
Se ríen entre ellas, me alejo de la puerta cuando Richard y Samael se quejan y se ofenden. Son unos imbéciles. Los matrimonios arreglados son comunes en nuestra sociedad.
- Creí que tomaríamos algo– El tal Boris habla–
- Yo creí que mi esposa me quería– Richard gruñe–
- La señora Isabel es una excelente mujer, pero eso no la hace menos Volkov, además, deberían estar agradecidos del trato que les da– ¿nos está regañando?, le miramos sin decir nada– De poder llamarla esposa y que no viven con el temor de un día ser reemplazados por otro–
Nos miramos entre los tres, en cualquier momento podemos ser reemplazados —
- ¿no venían tus amigos al juego?– Samael cambia de tema –
- sí, les dije después de la cena, que suerte que ya no tendrán esa cita, que cuidan de los niños–
- sí, que suerte– la tensión de esos dos es lo más homosexual que puede existir, si no conociera a Richard, podría pensar que se cogen entre sí.
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La cena pasa rápido e incómoda por la presencia de la altanera mujer, Isabell muy pocas veces se comporta así, no niego que tenga esa actitud, la tiene, lo he visto, pero es opacado por todo lo que Alexander le ha enseñado...aveces.
El primero en retirarse es Richard cuando sus amigos comienzan a llegar, los siguientes son la pareja y en poco tiempo estoy en otro incómodo escenario cuando Isabell y Samael entran al salón donde me encuentro trabajando.
- ¿no te di un estudio?– me mira Isabell–
- me gusta aquí–
- Bueno ya salte—
- ¿por qué eres tan grosero?– Isabell reprende a Samael– ¿qué te sucede?–
- ¿ahora le defiendes?– reclama, no estoy entendiendo nada, la verdad no me importa entender— Te pone los cuernos y aún así te quieres preñar de él–
- ¿no tengo dos hijos contigo? ¡Y tú me los pusiste primero!–
Me levanto, Samael es un hombre agresivo, y su postura ahora mismo no me agrada.
- ¿y?¿es tu venganza?¿tener hijos con otros hombres que no sea yo?—
- Déjame en paz, ¿quieres? ¿Estamos dándonos un tiempo no? ¡Puedo hacer lo que se me pegue en gana!–
- ¡claro que no!¡se supone que eres mi esposa!–
- ¡y también es la mía!– Enfurezco cuando en mi presencia le toma del brazo– Voy a pedir que la sueltes ahora mismo– Lo encaro, sus cinco centímetros más alto que yo no me intimidan–
- ¿o si no qué?– me reta–
- Solo suéltala– insisto, podría matarlo ahora mismo, enterrarle mi navaja en la garganta o hacer que se trague los dedos que lastiman a mi muñeca. El olor a su sangre de pobretón me llega a la fosas nasales.
- Sam ya se va– Se interpone entre nosotros, pero su estatura no va a impedir que haga lo que deseo, pero la respeto, aún más que él.
- ¿me corres a mi?– Samael destila odio–
- Tú decidiste esto, no yo– la mira– nos vemos mañana–
No dice nada, me mira con las mismas ganas que tengo de matarlo y se larga. No sé que carajos le vio a un huérfano inestable, y encima con un hijo igual huérfano. No puedo creer que un hijo de quien sabe qué será por muchos años nuestro pakhan.
- ¿qué rayos te pasa?— Me empuja pero no me mueve, solo llama mi atención–
- ¿a mi? Nada–
- te vi pensar en matarlo– me reclama–
- Genial, ahora sabes lo que pienso ¿dime en qué pienso ahora?– me cruzo de brazos–
- Te conozco. Si le haces algo...–
- ¿vas a matarme?–
- Además de eso, estarías arruinando una alianza con el jefe de la mafia escocesa–
- ¿qué tiene que ver Samael con ese sujeto?– Se aleja de mí–
- Es amigo de Samael, y fue él el que me consiguió una cena con ese sujeto–
- ¿y no que tu contacto en Escocia es el pandillero?–
- No...–
- ¿entonces para que hablas con él?¿0 es otro de tus amantes?– hace una mueca–
- ¿por qué estoy hablando contigo?–
Se cruza de brazos, me gira los ojos y comienza a caminar. Siempre juré no ser como Richard y Samael, pero antes de poder pensarlo ya me le puse enfrente caminando de espaldas.
- ¿por qué no me dijiste?–
- A ti ya no te importa nada respecto a mis negocios. Hazte a un lado–
- ¿en serio?–
Detiene su paso.
- ¡sí!– se irrita–
- yo no confiaría en alguien que me cancela las citas teniendo su territorio con enemigos—
Duda un poco– Que sea amigo de Samael no te exime de una muerte a traición—
- ¿en serio crees que soy tan estúpida?– me pellizca justamente en el pezón–
- ¡auch!– Me tallo– Yo no dije eso—
- ¿crees que aceptaría sus órdenes?– Camina hacia mi y yo hacia atrás – ¿sin saber al menos su posición?– Me señala–
- No lo sé– la molesto–
- sé muy bien a dónde está ese tipo ahora mismo, yo sé dónde está todo el mundo todo el tiempo– me está acorralando un mujer del tamaño de un niño de 12 años– las 24 horas del día, los siete días de la semana y los 365 días del año–
Tropiezo con un mueble, voy a tirar una lámpara pero antes que pueda suceder me volteo un poco para tomarla quedando apoyando en el mueble.
- Todo el tiempo– entre cierra los ojos—
- Si fuera cierto sabrías de todas mis mujeres– La molesto–
Me mira de abajo hacia arriba, los ojos de bambi que casi siempre carga se vuelven malvados.
Apoya la mano en la poca madera que hay entre mis piernas rozándome el pantalón, me estoy calentando y no sé si es la lámpara o ella.
- Tal vez tú eres muy bueno ocultando cosas o tal vez no me interesa dónde y con quien estés–
- Si no te interesara no estarías tan enfada conmigo—
- Si tienes muchas, ¿por qué te importa tanto mi enfado?–
- No me importa que estés enfada conmigo, a mí me da igual– le resto importancia– jamás voy a cumplirte los caprichos de niña mimada, lo sabes– niego, no voy a caer en sus manipulaciones. Dejo la lámpara tras de mí para largarme– mantente furiosa conmigo tanto como quieras–
- Bien– Se apoya en mis muslos y se pone de puntillas para besarme el moretón que me hizo– porque no sabes lo tanto que te detesto– trago en seco, me jala de la camisa llevándome a su rostro— Sé que lo único que te agrada de mí es mi apellido. Me lo dejaste claro cuando nos conocimos—
- ¿y qué? ¿Acaso a ti no solo te importa mi material genético?–
- Eres un asqueroso infiel, dile al menos semen— me suelta— No te hagas el santo conmigo, eres igual de vulgar que Richard–
- ¿cómo te atreves a compararme con ese imbécil?–
- lo he hecho todo este tiempo– se encoge de hombros– Eres solo la versión rusa y rubia de Richard–
Me ofende.
- si soy tan igual, entonces perdóname como a él–
Se cruza de brazos.
- ¿no que no te importa mi enfado? Estoy haciendo mucho cogiendo contigo a pesar que verte me de tanta rabia– Espeta— y yo no he perdonado a nadie– asegura–
- lo haces, y ya sé porqué a mí no me perdonas— la jalo del brazo y no la dejo ir sosteniéndola de la cintura– porque conmigo no te casaste obligada y con ellos sí–
- No fue obligado pero sí arreglado– me contradice
- por nosotros– Los dedos me queman con tan poco movimiento– Con Samael te casaste porque debías hacerlo, necesitabas un esposo para tus 20s, y Richard, no ibas a permitir que tu primer hijo fuera un bastardo–
Me mira con rabia, sabe que tengo razón.
- Yo me arrodillé después de planear una familia juntos. Nuestro matrimonio es el más deseado de los tres–
Me mira y me mira
- La universidad no tomará de importante la fotografía — me cambia de tema—
- Creí que no lo ayudarías —
- Suficiente tendrá con las lenguas chismosas. Tuve su edad, me casé con un hombre que casi me dobla la edad– niega — ve con él a buscar un empleo –
- ¿por qué yo ? – me quejo–
- mañana después de la universidad, por favor –
- ¿qué hay de nuestro tiempo de concebir?–
Gira los ojos llevando su mano a la mía que en su cintura –
- Dile a otra de tus mujeres– me aleja, la suelto a cómo ordena– una que sí te guste– me pellizca de nuevo el pezón—
- ¡mierda ! Que tino —