RICHARD.
Recuerdo mi primer año en el ejército, estaba pasando por un terrible momento y los marines fueron una opción. Necesitaban elementos y fui enviado por primera vez al desierto. No tardé mucho en tener las manos llenas de sangre, recuerdo haberme asustado, tenía varios impactos y yo un poco ingenuo y novato intentaba parar el sangrado con mis manos.
Llevo casi dos décadas de experiencia y ahora estoy más asustado que nunca, me miro las manos y nos quiera puedo ver el color de mi piel.
- ¡hazte a un lado!– Pável me empuja tirándome al pasto, en shock lo veo quitarse la camisa.
- ¿se...se va a morir?– Samael cuestiona tocándole la cara preocupado, la voz le tiembla– Se va a morir–
- Ella...—
- ¡lárgate de aquí!– El ruso ruge interrumpiendo a Eric—
- Los Ivanovic vienen en camino– Oliver anuncia—
- ¿vas a quedarte ahí?— Los ojos azules del ruso me miran furioso– ¡despierta, pedazo de inútil!–
Asiento quitándome la camisa para presionar su otra herida. Samael hace lo mismo.
- Hay que llevarla, los alcanzaremos—
- El auto tiene las llantas estropeadas– Serkan anuncia–
- Dejé el auto a unos 300 metros– Eric intenta ayudar, pero el odio que ahora siento por él comienza a nublar mi juicio.
La escolta llega con un botiquín, con el cual puedo reducir la hemorragia gracias a lo aprendido en el ejercito, Pável hace lo mismo pero no tiene tanto éxito, las vendas se empapan rápido.
Por suerte la llegada de una camioneta anuncia la presencia de los Ivanovic. Hedeon es una cara conocida entre los otros tres hombres. Nos quitan, ni siquiera puedo ver lo que hacen.
- ¡se detuvo!– grita uno–
- ¡Listo!— el otro–
- ¡andando!– Hedeon la toma en brazos— ¡pulso débil!—
Ni siquiera preguntamos, vamos tras de ellos, están lo suficiente ocupados para percatarse que nos subimos.
Hablan en un ruso bastante rápido que no logro entender, además que no puedo concentrarme, estoy mareado, solo escucho mi corazón latir, lo siento en mi pecho tratando de salir.
- Oliver– Susurro- Oliver— lo busco y él no ha subido.
- Está con Serkan y la escolta – Pável me tranquiliza–
El hospital aparece, nos movilizamos en segundos.
Hedeon se nos atraviesa deteniéndonos mientras se llevan a niña linda.
- Busquen a Oliver, deben estar preparados–
- No te atrevas a dar a mi esposa por muerta– Samael espeta– sálvala–
- Se muere, y tú la acompañas– Pavel suelta en ruso–
- Hagan lo que les digo–nos mira con recelo antes de correr. No hacemos nada, nos quedamos como estupidos en el pasillo, al parecer lo hacemos por mucho tiempo, pues Oliver se nos une, se abraza a Samael. mi amigo se pone a su altura y lo consuela.
Su respiración es agitada, los pequeños sus sollozos me recuerda que aún es un niño.
Un par de enfermeras nos llevan al piso donde una vez estuve yo con ella en esa solitaria sala de estar.
Pasan las horas, preguntamos por ella y no hay información. Alex está con nosotros, y a él también le niegan información. Su desesperación de padre lo hace caminar y caminar.
- Cálmate, Alexander– Su esposo lo reprende, Alex se detiene y lo mira– Estás puliendo el piso–
- No estoy para tus estúpidas bromas– Espeta– Mi hija está agonizante y yo no puedo hacer nada. ¡no pude hacer nada por ella!– Vocifera. Su lenguaje corporal es agresivo.
- Solo cálmate un poco, no resuelves nada así– Henry intenta tocarlo pero Alexander lo empuja–
- Vete de aquí, ya he tenido suficiente de ti–
- Alex–
- ¡que te largues!–
Veo pararse a Sam, se pasa el torso de la mano en la frente, está tan cansado como todos, camina a recepción ignorando la partida de Henry.
Lo sigo cuando se ha perdido en una de las puertas. Entro al cuarto de baño. Se lava las manos desesperado tratando de quitar toda la sangre.
Tal vez no estemos en los mejores términos, pero es mi mejor amigo.
- No va a morir–
- Tú no sabes eso– Se restriega las manos– No lo sabes– sigue limpiando sus manos con fuerza, . Me acerco pero me quita.
- solo cálmate– gruño luchando con él hasta que lo tomo de los brazos con fuerza– ¡no lo haré!–
- ¡no lo sabes! Voy a quedar solo–
- No digas estupideces– lo consuelo– Tienes a tus hijos– No me dice nada, solo mira sus zapatos – Y a mí, lo sabes, idiota– lo abrazo con el temor que no corresponda, pero lo hace, es más alto que yo, sin embargo lleva su rostro a mi pecho. Es el consuelo que ambos necesitamos, en silencio sintiendo el apoyo de ambos. Pareciera que me necesita más que yo a él, pero también necesitaba estar con alguien que sintiera mi mismos pesar.
- Ey– abre la puerta el ruso, Samael se aleja dándose la media vuelta y yo me volteo para mirar al hombre, por primera vez no se burla o nos juzga, ni siquiera sé qué puede estar sintiendo– Melvin Aretva quiere llevarse a Oliver– Dice rápido, salimos tras de él apresurados. Alexander se pelea con el ruso mientras Oliver se le amarra a la cintura. El ruso viene con dos hombres más pero se mantienen a distancia-
- ¿qué está pasando?– Samael cuestiona, Oliver deja la protección de su abuelo para buscarla en su padre.
- El cachorro debe ser llevado a un lugar seguro– Asegura– Nos preparamos para un nuevo gobernante y eso significa también preparar al heredero–
- Oliver tiene solo nueve años– Gruño– No decides sobre él–
- Las leyes son claras. El cachorro debe ser puesto a salvo, y prepararle—
- ¿por qué supones que mi esposa morirá?– Samael indaga– Conocías a esa mujer, ¿estás involucrado?–
- Deberíamos considerarte un traidor– añado– Tan solo en pensar en la muerte de tu jefe–
- Yo soy fiel a Isabell, y en mi trabajo, en algún momento, debo pensar en la muerte de mi pakhan para proteger al nuevo– explica irritado– Oliver debe venir conmigo a Rusia, y estar con su familia—
- ¿su familia?– me acerco— ¿qué crees que somos nosotros?—
- No te vamos a entregar al niño. Si quieres seguir vivo, es mejor que te largues ahora mismo— Pável lo amenaza– Estará mejor con sus padres que con cualquier Volkov–
- Somos su familia- Samael asegura-
- Han pasado el tiempo suficiente aquí, para no saber que ustedes solo sirven para dar hijos, no más– eso me ofende, me hierve la sangre, le suelto un puñetazo pero lo esquiva empujándome-
- Hay protocolos, el cachorro viene con nosotros – ordena, los hombres que vienen con él al parecer reciben algún tipo de orden, se nos acercan con las intenciones de quitarnos de su camino.
- Toca a mis padres , y serás el primero en morir— Oliver sale de entre la seguridad de nosotros – Será mi primera orden como Pakhan ¡hazlo!–
Los hombres se detienen y miran a Melvin Aretva.
- Nece...– Se corta cuando escuchamos gritos de dolor, son fuertes porque se escuchan en donde estamos con claridad.
Niña linda está sufriendo. Se movilizan enfermeras y la hermana de rey .
Escucho mi corazón en mis orejas y mis latidos los siento en el pecho, no tardo en aproximarme al pasillo, noto que no soy el único cuando intentan detenernos los enfermeros, los hacemos a un lado a empujones hasta que logramos seguir.
Empujo la puerta del quirófano, la busco entre tantos doctores, la encuentro peleando con ellos del dolor.
- ¡sosténganla!– gritan en ruso–¡ustedes trío de estúpidos!–
El insulto me despierta por un momento, he visto a este, es un Ivanovic pero no recuerdo su nombre.
Hacemos caso librando las manos de los cirujanos. El olor a látex y a sangre me revuelven el estómago recordando el odio que cargo en las venas.
- ¡voy a matar a la muy perra!– Grita con odio en su idioma entre el dolor de sus heridas—
- ¡entonces quédate quiete o te mueres!– Hedeon le grita y recibe un puñetazo.
- ¡maldita loca!– tira una jeringa– ahora te aguantas por perra—
Uno de los doctores se sube a horcajadas y empieza a suturar la herida, deja de luchar, me asusto.
- El monitor– Dice Hedeon— Vamos, salgamos de aquí—
- ¿ella va estar bien?– Pável cuestiona en tanto nos alejamos–
- Nosotros hacemos todo acá, pero a ella le toca salvarse, así es esto– nos alienta a sacarnos– Aveces Dios no está con nosotros–
- ¿esas son tus palabras de aliento?– le reclamo una vez salimos–
- son mis palabras para que se ubiquen donde están parados– nos señala a los tres– ¿qué si se muere? ¿Se van a poner a llorar? ¿O a matar gente a lo estúpido?— mira a Pável— Si Isabell se muere hoy, ustedes deberán tomar el mando, proteger al Pakhan, porque si no, los matan a todos y ellos ganan—
- ¿por qué todos asumen que se va a morir?— espeta Samael–
- Porque esa mujer le dio a matar, es un milagro que haya despertado, pero todo puede pasar–
- ¿cómo es que...esa esté viva?– Pável cambia de tema—
- No lo sé, se supone que ella misma se mató frente a Eric, según me enteré. Ustedes por ahora dejen por un momento de ser unos inútiles y pónganse bien los huevos, que no es momento de llorar–
- Eres el peor médico de la historia– Samael niega–
- Soy realista. Una vez se sepa que murió, A Oliver se lo llevan, y el regente se aprovechará de eso hasta que Lio tenga edad suficiente, y sí, se pueden pasar por el trasero que tú seas el papá– Señala a Sam– Los más cercanos a Isabell son Arseni, Tatiana y yo. Si eso sucede trataré que quede con alguno de nosotros dos–
- ¿y por qué no nosotros?– cuestiono– ¿qué hay de malo que esté con nosotros?
- Comúnmente a los papás no se les dejan. Tengo entendido que a Eric le dieron ese beneficio por venir de buena familia–
- ¿y los otros niños?– Pável pregunta– Ellos tienen más hijos–
- Los reemplazos suelen quedarse con sus papás o abuelos- se encoge de hombros– Vayan a casa a vestirse, a ver a sus hijos, cuidaremos de ella– se va después de confundirnos e insultarnos como tres veces.
Pável se da la media vuelta para largarse.
- ¿a dónde vas?–
- Ya lo escucharon, nos vemos en cuatro horas–
Se larga, nos reunimos con los demás dando la explicación que Hedeon nos dio respecto a niña linda. Alex se queda y nosotros nos vamos al palacio confiando en él.
El piso está custodiado por hombres de Alexander, puedo saber que son de él por el porte. Al llegar al lobby hay más y en la calle también.
Franco y James se mantienen profesionales, sin embargo los cinco años que han estado con Isabell no les permiten ser indiferentes. Nos miran por el espejo cada que pueden.
La escolta nos sigue de muy cerca.
El olor a sangre vuelve a darme náuseas.
- ¿está bien señor?– Franco cuestiona–
- No, detén el auto–
Obedece y me bajo lo antes posible vomitando en el pasto. Estoy harto que no pueda haber paz en esta familia. Regreso y volvemos al camino. No decimos nada, lo único que se escucha es el aire acondicionado.
El silencio de minutos se acaba cuando los sollozos de Oliver aparecen.
- ¡Quiero ir con mami!– Por un momento veo al niño de cinco años que conocí, y la pena me inunda cuando quiero abrazarle y no me deja– ¡quiero a mami!–
- ¡cállate!— Samael truena y el niño respinga aguantando el llanto– Ya no eres un maldito bebé, así que cállate—
- No tienes que hablarle así–
- Tú también cállate–
Me mira furioso y no me queda de otra que hacer caso.
Oliver se niega a estar conmigo, así que una vez llegamos al palacio se marcha con su escolta. Me aseguro que sus tíos estén con él y me marcho como Samael lo hizo.
Me ducho, visto y salgo al balcón, Isabell no puede morir, esto es solo una prueba, un susto que pronto pasará, lo sé. Puedo sentirlo.
Puedo ver a unos guardias conversar, no puedo escucharlos pero lo que sucedió debe estar en boca de los empleados.
Salgo de mi habitación y a paso firme me meto a la de Samael, no lo veo, así que me voy al vestidor, se está terminando de vestir. Se ve adolorido.
- Sí, pasa– me dice—
- Estaba pensando que deberíamos de hacer algo–
- ¿en serio? Si no te has dado cuenta, nuestro hijo podría estar por encima de nosotros en cualquier momento. Incluso sus órdenes podrían matarnos– niega– no hay mucho por hacer–
- Isabell nos ha dejado muy claro que debemos proteger a nuestros hijos, no vamos a permitir que se lleven a Oliver ¿o si?–
Me mira
- Samael– se gira para ponerse el reloj, me acerco– ¿no lo estarás pensando o sí?–
- Lo pensé un momento–
- Pero...–
- solo fue un momento– me interrumpe– No lo haría, claro que no, Además...– suspira– si lo descubren, si ellos saben que no lleva la misma sangre...podrían matarlo o yo qué sé—
Aprieto su hombro.
- Si niña linda no sobre vive, debemos ser nosotros quienes cuiden de Lio y de esto—
Asiente.
- Debemos sacar a los franceses de aquí–
- ¿de verdad crees que respeten nuestras órdenes?– Dudo un poco, sí, debemos hacernos cargo, pero no sabemos cuántos nos apoyen—
- Lo harán. Nuestra escolta se encargará de eso–
- Bien, estoy contigo–
Llamamos a nuestra escolta, cuando bajamos ya están en el recibidor, la privada está dos pasos al frente del resto.
- A sus órdenes, señor– Wilson hace un saludo militar–
- Señor– la Escolta de Samael es aún más formal–
- ¿tenemos calabozos?– Samael cuestiona al aire–
- Según los planos que nos entregó la señora...hay un sótano bastante...feo, a un lado de la armería– Explica la escolta– Una parte son desagües–
- Quiero que lleven a todo hombre del clan francés, si no es suficiente ese sótano , busquen donde–
- Pero, el señor Eric...—
- ¿él es tu señor?– Espeta Samael–
El hombre baja la mirada.
- Míralo al maricón– Wilson espeta– está viendo que casi matan a la patrona y se pone a pensarle–
- Nos hubieran llevado, nosotros sí nos los cargamos– Habla mi otra escolta–
- Nosotros por poco morimos– La escolta se defiende– Estuvimos ahí–
- Pues para esos estamos, para defender a los patrones, pendejo– Wilson parece molesto– Si tú no lo haces, lo hacemos nosotros, que a nosotros nos sobran huevos–
- Yo recibo y cumplo órdenes de mi señor– La escolta se Samael asiente–
- Bien, al que se resista, le dan un tiro–
- Los Parisi no tienen permitido el acceso a la propiedad– Digo– Y esto no es guerra–
- Aún no– Samael me mira y con un moviendo de cabeza hace que la escolta se vaya–
Supervisamos un momento el movimiento el balcón que da vista al patio central.
Los franceses obedecen sin entender porqué nuestros hombres los tratan como criminales, pero si su jefe es el culpable que Niña Linda esté luchando por su vida, todos deben ser tratados como posibles traidores. Eric lo es, es un maldito traidor.
- ¿puedes jurarme algo?– miro a mi amigo–
- ¿qué?– no me voltea a ver–
- Si niña linda no sobre vive, júrame que seguiremos siendo amigos–
Me mira.
- Está bien, supongo que necesitaremos de esa amistad– palmea mi hombro — ¿qué sabes de esa mujer? De la madre de Isabell—
- Creo que lo mismo que tú. Solo la vi en esas viejas fotografías–
- La loca que nos secuestró dijo que la condenaron ¿no? Así que no fue un suicidio– se talla la sien– Hubo un testigo, Eric, él dijo que la vio hacerlo–
- ¿cómo diablos fingió un tiro en la cabeza?–
- ¿qué si no es ella?–
- Eric la defendió, claro que es ella– Afirma– Una vez Isabell nos contó que los exiliaban ¿no?–
- Ah esta la exiliaron se supone al infierno, y mírala a la muy perra- me cruzo de brazos –
- Pues entonces quién sabe cómo mierda le hizo, pero aquí está–
Con esa duda regresamos al hospital junto con Oliver, sin antes calmar a los preocupados trillizos.
La escolta de Isabell nos mantienen informados, por ahora no hay nada nuevo.
Nadie debería conocer lo que sucede, sin embargo, la posible muerte de Isabell debe estar comunicada hasta en Rusia.
Alex puede controlar los medios, pero no la boca del clan.
En el estacionamiento nos encontramos con Pável y su escolta, se detiene a esperarnos y nos subimos al elevador los cuatro.
- Eric no se está escondiendo– habla–
- Pues debería– Susurra Samael.
- ¿cómo lo sabes?– Cuestiono –
- Porque lo mandé a traer para matarlo y lo encontraron fácil– dice sin más– Pero se cargó a mis hombres. Creo que lo tendré que hacer yo mismo–
- ¿y si niña linda no quiere que lo hagas?– Vuelvo a cuestionar–
- Se va a tener que aguantar. En lo que respecta a la mujer, es como un maldito fantasma. Pregunté en Siberia y solo hay registro de su locura en el poder, y de su suicidio, pero nada más. Nadie sabe más de ella, ni las personas que conozco–
- ¿locura?– Samael lo mira– ¿qué hizo?—
- Lo que haría un niño si le dan el poder suficiente. Mataba por berrinches y por gusto–
- En la academia hay fotos de la mamá de mami– Oliver comenta– Bueno, no muchas—
- ¿estudian a pesar de casarse?– Samael cuestiona–
- Por su puesto— Oliver dice obvio–
- ¿entonces quién era esa mujer?¿cómo se supone que está viva?– me estresa no saber nada y no poder hacer nada–
- Ninnet era la mujer más egoísta, ambiciosa, envidiosa, arrogante, caprichosa y hermosa de Siberia– miramos al ruso– De eso se aprovechaba y mucho—
- ¿la conociste?– Oliver lo interroga–
Niega
- no realmente, Mi padre me prohibió acercarme a ella, pero una vez coincidimos–
Se calla
- Pues dinos que te dijo que ya vamos a llegar– Lo codeo–
- ¿tú y ella...?–
- por su puesto que no– Interrumpe a Samael con una mueca– Los Saitzev no hacemos eso hasta casarnos– se ofende–
- ajá– giro los ojos–
-Solo estuvimos en la mesa por unos veinte minutos. Ni siquiera me tomó en cuenta. En ese años una niña de catorce años tenía un grado más alto que yo –
- Ya estaba casada con Eric– Samael apunta–
- Eso creo– El elevador se abre, Oliver carga el bolso con ropa y otros productos de su madre.
Serkan se levanta de la silla cuando nos ve.
- El señor Alex está en la habitación con Mamá– avisa– ¿puedo ir?–
Asiento cuando su padre no le responde.
Cuando entramos a la habitación, Alex está al teléfono gritándole a quien sabe que. Cuando cuando nos ve.
- Estoy sacando todo de las redes, pero está siendo difícil con cada pendejo grabando en las calles– Está furioso– Van a morirse por estúpidos–
Oliver lo abraza, Alex le palmea la espalda controlándose.
- Los doctores dicen que despertará en un par de horas–
- Puedes irte, nosotros nos quedamos, Henry debe estar preocupado– sugiero pero parece que lo insulté con la cara que me pone– o si quieres no–
Me acerco a niña linda, está lastimada de su rostro. Le acaricio un mechón de cabello, me da pena mirarla así. Solo pensar que me deje me parte el corazón. Me apoyo en la cama para poder besarle la mejilla con todo el cuidado de no tocar algún cable.
Samael no se queda atrás, demuestra su angustia.
- Voy por agua ¿quieren algo?– Alex cuestiona y todos negamos– Bien–
Desaparece.
el rubio se sienta en el sofá con los codos en las piernas y se tapa la cara.
- ¿qué haces?¿estás rezando?– me burlo–
- Sí, dudo me escuche, pero lo intentaré– susurra—
Samael y yo nos miramos. De Samael lo creo, hasta de mi, ¿pero de este?—
- ¿ella está bien?– La rabia me incendia las venas cuando escucho ese acento. Todos nos levantamos cuando le miramos–
- Tus malditos hombres no me permitían venir– le reclama al ruso– ¿qué pretendías hacer?—
- Matarte como el maldito que eres– Pável se pone a la defensiva– pero lo haré yo–
Samael se aproxima y yo me apresuro a detenerlo, no solo a él, si no también al ruso.
- Cálmate— Lo empujo, ni siquiera me ve, mira al padre de Niña Linda con los ojos negros— No hagamos estupideces– Señalo al rubio que tiene la misma expresión.
Sé que matarlo no es lo correcto, yo deseo hacerlo, pero no es lo correcto.
- Vete de aquí– Le ordeno–
- No, es mi hija...–
- Maldito imbécil–
Samael espeta pasándome a un lado, lo vuelvo a detener pero ya tiene la fuerza bruta activada.
- ¡ya cálmate!– exijo abrazándole con fuerza–
- ¡¿tú hija?!¡maldito desgraciado!—
Pável se adelanta, lo voy a detener pero Samael se va contra el francés.
No puedo con los dos.
El ruso saca su navaja del bolsillo mostrando la hoja brillosa. Eric se protege de Samael y yo detengo a Pável.
- Es mejor que te apartes, tú y tu puta moral–
Asiento.
- Mejor para mi que niña linda te odie— lo suelto–
Pienso que va a cambiar de opinion pero no. Me voy contra Samael porque el otro es imposible.
- ¡BASTA!–
Suelto a Samael y él a Eric.
- ¿qué rayos haces aquí?– Alexander trae consigo una botella de agua que no duda en tirársela al francés, quien la esquiva.
- Alex–
- Alex tu puta madre, lárgate de aquí–
- Solo quiero estar con ella– Eric pide, ¿está pidiendo?–
- Yo no te quiero aquí ¡quiero que te largues!– Enfurece tomándole de la camisa y sometiendolo contra la pared, el francés no se defiende– ¡mira lo que le hiciste!– lo obliga a mirar– ¡mírala!¡debías de cuidarla!
- Yo no creí...–
- ¡tú no creíste!– Lo avienta al mueble, Eric no puede incorporarse, ya lo tiene encima propinándole un puñetazo, Eric solo hace espacio con su mano pero Alex quiere más, lo manotea y lo hace mirarlo– ¿en serio no lo creíste?– se le quiebra la voz– ¡mírame!–
- Lo siento–
- No, no lo haces. Jamás lo hiciste, ¡jamás!¡siempre elegiste a esa perra!– le da otro puñetazo–
- ¡ella es mi esposa!–
- ¡y ella nuestra hija!– Alex grita atormentado, toma aire y se aleja– Casi matas a mi hija por un fantasma. Eso no te lo voy a perdonar nunca–
- Ella ni siquiera es tuya–
- Lo es, completamente mía. Es mía y de nadie más– recoge la botella– Si ella no sobrevive, date por muerto. Si ella vive, haré todo lo posible para que te corte la cabeza–
- Si tan solo me dejaras explicarte, pero eres...–
- Yo contigo no tengo que hablar más. Así que lárgate ya, y no vuelvas a acercarte a mi hija, ni a mis nietos. Te prohíbo acercarte a mi familia–
- Alexander...
- ¡qué te largues!–
Eric nos mira y se va.
- A nadie se le ocurra matarlo, eso me toca a mí– nos amenaza, de la rabia le tiembla la mano, lo noto en la botella que toca sus labios–
La noche llega y niña linda no despierta. Nos comenzamos a preocupar, pero Hedeon dice que la dejemos descansar.
A la tarde siguiente pedimos más informes y recibimos la misma respuesta. Dejarla descansar.
Sentando en el sofá miro la foto que está dentro de mi sombrero. Esta familia es una locura, pero aún así la adoro, con peleas y malos entendidos.
Pável me irrita con sus llamadas de trabajo, se le nota lo estresado a pesar que intenta ocultarlo.
- ¿por qué no te callas?– Samael lo regaña sin dejar de mirar el libro que lee –
El ruso apaga el teléfono.
- ni siquiera me entiendes, sigue con tu libro–
- Por lo mismo, eres solo una caja de ruido insoportable–
- mejor cállense los dos– me duele la cabeza–
- Tengo trabajo, ¿qué hay de ustedes?–
- Mi esposa es rica, me mantiene– Samael hace una mueca–
- si tanto trabajo tienes, ¿por qué no te vas?– lo miro–
La discusión llena de estrés aparece, nos insultamos y levantamos la voz como si alguno de nuestros argumentos tuviera razón o sentido alguno.
- Auch– Nos callamos de golpe, me levanto cuando vemos a niña linda removerse con dolor–
- llama a un doctor– Pável me obedece y grita desde la puerta, nos acercamos para auxiliarla–
- Tranquila, debe dolerte mucho– Samael la consuela mientras la ayudamos a sentarse–
No nos mira, pero no importa. Le llenamos de cariño demostrando lo alegre que nos encontramos.
- ¿te sientes bien?– Cuestiono pero no hay respuesta–
- Conejita–
- Quiero a mi papá- el nudo en su garganta en notorio– ¿dónde está?–
- Iremos por él, está en la cafetería con Oliver– El ruso informa, sale y entra un Ivanovic. Sigue sin hablar, ni siquiera nos mira.
Enseguida aparece Alex, nos quita a todos para abrazar a su hija.
Ella tal vez nos ame, pero jamás podremos competir con Alexander.
- Tal vez debamos dejarlos solos, les explicaré algunas cosas– Con eso, el doctor nos saca al pasillo. Puedo escuchar los sollozos de niña linda y susurros que no logro comprender.
Nos explica los tratamientos, estudios que le deben de hacer, cuidados y que debería irse del hospital quizá hasta mañana.
- Nuestra tecnología es avanzaba, sin embargo, Isabell ha sobrevivido por su cuenta y porque ustedes ayudaron. La persona que la atacó sabía lo que hacía– asiente– Hablen a alguna enfermera si necesitan algo—
Asentimos y se va.
Me asomo a la habitación junto a los otros dos, Alex está acostado junto con ella abrazándola mientras ella se le esconde en el pecho. Niña linda podrá tener 40 años y Alex seguirá viéndola como su niña.
Me da pena pensar que Eric no pueda amarla de esa manera ¿por qué no puede hacerlo? ¿Qué tanto le cuesta amarla al menos un poco de lo que Alex la adora? Es su hija. Mi enojo ahora es pena, tristeza. El francés prefirió la vida de una persona muerta a la de su hija, no, prefirió todo en lugar de su hija.
Que imbécil.